Soldados ucranianos caminan sobre las calles mojadas de la ciudad de Yarova, en Donetsk.

Soldados ucranianos caminan sobre las calles mojadas de la ciudad de Yarova, en Donetsk. Reuters

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El frío amenaza con frenar la contraofensiva ucraniana: el frente se congelará en 15 días

De las 58 jornadas de nieve que se esperan en la 'zona de combate', 47 se concentrarán durante los próximos cuatro meses.

16 octubre, 2022 03:31

Zelenski tiene que acelerar el paso. El gélido invierno continental amenaza con socavar bajo sus mantos blancos la contraofensiva de Kiev sobre los territorios ocupados por las fuerzas rusas. En concreto, el Ejército ucraniano tiene 15 días hasta que el frío se convierta en otro enemigo contra el que combatir. 

De las 58 jornadas de media que nieva al año en las regiones donde, en estos momentos, se encuentra la línea del frente, como es el caso de Zaporiyia, 47 se concentran durante los meses de noviembre, diciembre, enero y febrero.

También caerán los termómetros y las temperaturas registrarán valores cercanos a los 20 grados bajo cero. En Jersón, donde los rusos ya preparan la evacuación de civiles ante el avance de los soldados ucranianos, el mercurio desciende en invierno hasta los 23 grados bajo cero. Además, a las 16:30 será de noche; por lo que las horas de luz quedarán reducidas a tan sólo 10. Durante el verano, contaban con 15. 

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Especialmente duras se antojan las noches en las zonas de combate, donde los soldados ucranianos, desprovistos en ocasiones del equipamiento necesario para resguardarse de estas temperaturas, ya hacen acopio de algunas provisiones para poder calentarse cuando apriete el frío, según informan medios locales. Durante las primeras etapas de la guerra, además de material ofensivo, Ucrania requirió del envío de botas y abrigos para poder vestir a sus soldados durante los últimos meses del último invierno. 

La combinación de nieve y hielo también amenaza con reducir la efectividad en parte de las líneas de suministros que comunican la retaguardia con el frente. Al hecho de que las infraestructuras en las regiones anexas a las zonas de combate se encuentran muy mermadas, con puentes, líneas ferroviarias y autopistas destruidas total o parcialmente, lo que dificulta en gran medida el transporte se suma ahora el el mal estado del firme a causa de las bajas temperaturas y las acumulaciones de nieve. 

La guerra de la energía

Ante un frente que parece, puede enquistarse, Rusia pretende agudizar su guerra energética contra Ucrania. Solo desde el inicio del conflicto, Moscú ha destruido el 30% de la capacidad de Ucrania para generar energía, poniendo en peligro importantes centros de generación, como es el caso de la central nuclear de Zaporiyia. En este sentido, una importante cantidad de los ataques de precisión que esta semana ha realizado el ejército ruso tenía como blanco este tipo de instalaciones. 

Gran parte de la capital estuvo a oscuras durante este lunes debido a los citados bombardeos. En Leópolis, Poltava, Sumy, Jarkov y Ternopil también se han registrado cortes de energía e internet a lo largo de esta semana. El Ejecutivo de Volodimir Zelenski está "preocupado" ante los posibles cortes de suministros que tenga que acometer durante el invierno. "nuestro objetivo debe ser ahorrar una cuarta parte de la electricidad precisamente durante estas horas pico", apuntilló Zelenski este pasado martes. 

Según ha asegurado el diario norteamericano The New York Times, la situación es especialmente crítica en las regiones que han sido víctima de los bombardeos. Kiev tiene problemas para encontrar el vidrio suficiente como para reparar todas las ventanas y que este haga de aislante contra el frío. 

A Hitler también le frenó el frío 

La operación Barbarroja también padeció las inclemencias derivadas del duro invierno continental. El plan de Hitler para invadir la extinta Unión Soviética fracasó estrepitosamente con la llegada de la nieve y el lodo; sus tanques quedaron atrapados y sus caballos congelados.

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Son muchas las voces que, todavía en 2022, aseguran que los nazis podrían haber llegado a Moscú si no se hubieran demorado tanto a la hora de comenzar la ofensiva. De los 3,8 millones de hombres que Alemania envió al frente, cerca de 180.000 murieron y 600.000 resultaron heridos.  

Desprovisto de sus divisiones panzer e incapaz de vencer puerta por puerta en las ciudades rusas, el ejército alemán terminó por claudicar en una campaña que marcó el devenir de la Segunda Guerra Mundial. De aquella derrota hasta el final de la propia guerra, los nazis se batieron en retirada hasta la caída de Berlín en 1945.