
Imagen ilustrativa de la piel de una mujer.
Carmen Mas, experta en belleza: "Usar bases de alta cobertura a partir de los 40 años acentúa las arrugas"
Aunque en un primer momento queden impecables, estos productos tienden a asentarse en las líneas de expresión, pliegues y arrugas naturales del rostro.
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Las bases de alta cobertura son, aparentemente, el producto perfecto. Con poca cantidad no solo podemos unificar el tono del rostro, sino que podemos tapar todas las imperfecciones que nos preocupan: acné, manchas del sol, rojeces e, incluso, las temidas arrugas. Especialmente a partir de los 35 años, cuando estas líneas de expresión van acentuándose más.
Sin embargo, y a pesar de que en la teoría todo tenga sentido, la realidad es que este tipo de bases no favorecen a las pieles maduras. Con el paso de los años, nuestra piel pierde elasticidad e hidratación. Si a esto le añadimos productos pesados, acentuaremos más este problema, provocando sensación de acartonamiento y deshidratación, además de tonos artificiales.
En lugar de suavizar el aspecto general, las bases muy cubrientes en pieles maduras tienden a enfatizar lo que ya existe, añadiendo años en lugar de restarlos. No es culpa del tipo de piel, sino que este tipo de producto suele estar diseñado para una cobertura más completa, lo que significa que están repletas de pigmento que con el tiempo puede cuartearse y acumularse en diferentes zonas, como las arrugas.
Los inconvenientes de las bases de alta cobertura
Las bases de maquillaje son productos cosméticos ideales para aplicar sobre el rostro limpio y tapar con ellos las impurezas que pudiera haber antes de hacer uso de otros productos. Podría decirse que sirven como correctores, unifican la tez y le aportan brillo y suavidad. Tienen un potencial increíble y, debido a ello, es importante saber que es muy fácil equivocarse.
A pesar de todos sus beneficios, elegir la base perfecta no es fácil. No solo debemos tener en cuenta el tono y el subtono, sino que es fundamental escoger aquella que sea acorde a nuestro tipo de piel: hidratante, mate, pieles grasas, mixtas, ligeras o cubrientes. Aunque esta última característica sea crucial, la realidad es que no sienta igual en todas las etapas de la vida.
Todos queremos una base de maquillaje que haga su función, que sea capaz de cubrir eficazmente manchas, imperfecciones y de proporcionar una apariencia uniforme en el rostro; sin embargo, esta característica puede volverse en contra en el caso de pieles maduras, y es que con el paso de las horas, las bases densas tienden a asentarse en las líneas de expresión, pliegues y arrugas naturales del rostro, acentuándolas y haciéndolas más visibles.
Por este motivo, lo ideal es optar por fórmulas ligeras e hidratantes, como es el caso de las BB creams, CC creams o sérums con color. Estos productos unifican el tono sin saturar la piel, permitiendo que esta respire y mantenga un brillo saludable durante el día. Además, tienen la ventaja de incluir tratamientos adicionales como protección solar, antioxidantes o ingredientes antiedad que complementan la rutina de cuidado de la piel.
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Además, la elección de una fórmula hidratante también puede marcar una gran diferencia. La hidratación adecuada ayuda a preservar la elasticidad de la piel, permitiendo que se estire y vuelva a su forma sin causar daños. Una piel bien hidratada puede manejar mejor los movimientos y tensiones diarias, reduciendo la aparición de líneas finas y arrugas.
Más allá de la base de maquillaje, el uso del corrector es otro aspecto al que debemos prestar atención en las pieles maduras. La zona de las ojeras es particularmente fina y propensa a resecarse o arrugarse: aplicar corrector sobre todo el área puede resultar contraproducente, ya que tiende a marcar más las líneas conocidas como patas de gallo.
Lo recomendable es usar una técnica de aplicación más precisa: depositar apenas unos puntos de corrector en la zona más interna, cerca del lagrimal, y difuminar suavemente hacia abajo. Esto ayuda a iluminar y disimular la oscuridad sin enfatizar las arrugas o patas de gallo.
Para que este paso sea aún más efectivo, el tipo de corrector que se utilice debe ser hidratante, al igual que la base. Las fórmulas cremosas y enriquecidas con ingredientes humectantes no solo evitan que el producto se cuartee, sino que también aportan un extra de frescura a la mirada, algo esencial para mantener la vitalidad del rostro.