Imagen de archivo de un examen en la Universidad de Málaga.

Imagen de archivo de un examen en la Universidad de Málaga.

Málaga

Exámenes orales y a boli y más reflexión del alumno: herramientas de la UMA para 'convivir' con el ChatGPT

La irrupción de esta herramienta de inteligencia artificial abre un reto considerable para la institución educativa, que desde hace meses viene advirtiendo a sus profesores.

16 octubre, 2023 05:00

Noticias relacionadas

La irrupción del ChatGPT está obligando a una revisión mayúscula de los modelos tradicionales de enseñanza y formación. Al tiempo que genera oportunidades valiosas para potenciar las capacidades del alumnado, abre una puerta gigantesca a su uso con fines más fraudulentos. Y de ello son conscientes en la Universidad de Málaga, donde ya a finales del curso pasado detectaron la entrega de trabajos fabricados directamente mediante esta herramienta.

EL ESPAÑOL de Málaga ha conversado sobre este asunto con Juan José Ortega, director del Servicio de Apoyo Tecnológico a la Docencia de la UMA, para conocer hasta qué punto supone un reto para la institución. La realidad, admite el experto, es que es muy complicado poner puertas al campo y controlar de manera infalible el empleo del sistema para realizar trabajos sin esfuerzo alguno.

Desde hace años, la institución dispone de herramientas antiplagio con las que desenmascarar a quienes copian en la elaboración de sus trabajos. Si ya en la etapa previa al ChatGPT se trataba de un sistema vulnerable, incapaz de confirmar al 100% la existencia de un plagio, ahora el escenario se complica aún más.

De hecho, confirma que la empresa contratada para realizar esta labor de inspección y vigilancia, con el fin de detectar plagios, no dispone aún de patrones para la lengua castellana. E incluso en ese supuesto, para el responsable del Servicio de Apoyo Tecnológico a la Docencia sigue siendo clave la labor de evaluación que haga el profesor para confirmar si se trata de una copia o es un trabajo hecho por una máquina.

"Hay profesores que ya lo han detectado; se dan cuenta de que la estructura que se plantea en el trabajo no puede hacerla el alumno; incluso aparecen contenido que no se han explicado en clase", apunta a modo de ejemplo, y añade por su experiencia como profesor: "Cuando mandas un trabajo sabes que antes te lo copiaba, pero es que ahora te lo fusilan directamente".

 Pese a ello, Ortega trata de ver el lado bueno del ChatGPT, incidiendo en que es una herramienta que puede elevar la curiosidad del alumnado por aprender más. Desde su punto de vista, dentro del proceso de formación, si se logra este objetivo será "positivo". "Siempre que los estudiantes entiendan que es una herramienta a la que le puedes hacer todas las preguntas o disponer de determinadas fuentes será bueno", valora.

Aunque matiza al momento: "Otra cosa es la evaluación". Y en esta fase en la que se produce el principal conflicto. Lejos de los tiempos en los que todos los exámenes se hacían a mano por escrito, son muchas las materias de la UMA en la que se emplean los ordenadores para realizar estos exámenes. 

Y eso abre una puerta al engaño. Para evitarlo, la UMA dispone del Safe Exam Browser, "un navegador seguro" que fuerza al alumno a activar el examen desde el navegador, sin permitirles la opción de acceder a otras herramientas. "El problema que tiene estas cosas es que si le haces la pregunta directamente al ChatGPT, te hace el examen", apunta.

La realidad es que más allá del empleo de herramientas antiplagio u otros instrumentos tecnológicos, Ortega coincide con la necesidad de aprovechar lo que está sucediendo ahora para reformular el modelo de formación y evaluación.

"Hay que pasar a un modelo más presencial y no preguntar a un alumno, por ejemplo, si se sabe una determinada ley, sino el modo en que aplicaría esa ley; hay que apostar más porque el estudiante emita sus reflexiones sobre un determinado asunto, por exámenes orales y que sea capaz de defender la materia", subraya.