
El exvicepresidente del Gobierno y fundador de Podemos, Pablo Iglesias, este martes en Madrid. Europa Press
Moncloa teme que Podemos rompa la unidad de la izquierda y le afea sus "constantes faltas de respeto" a Sumar
En el PSOE creen que está intentando crecer en su espacio para negociar en una posición de mayor fuerza, aunque el pacto está lejos.
Más información: La foto con los Reyes separa aún más a Yolanda Díaz de la izquierda radical y alimenta la guerra Podemos-Sumar
La guerra abierta entre Podemos y Sumar ya empieza a incomodar al ala socialista del Gobierno. En Moncloa aseguran que no entienden las "constantes faltas de respeto" de los morados a su socio de coalición y, aunque entienden que hay una estrategia deliberada, temen que las ganas de Podemos de imponerse a Sumar pongan en peligro la unidad.
El PSOE tiene las cuentas claras: el espacio a su izquierda debe "reorganizarse" para concurrir de forma unida a las elecciones, sean cuando sean. Si no, aunque se mantenga el nivel de votos, se estarán regalando escaños a los partidos de la derecha y se reducirán las posibilidades de continuidad del Gobierno.
El problema es que el ambiente entre Sumar y Podemos es irrespirable. "Ya estuvieron juntos y se separaron. Se comportan como una pareja, y en las parejas es mucho más difícil volver a unirse tras una separación", asegura una fuente del Gobierno, que comenta con resignación que desde el PSOE no puede hacerse nada para facilitarles el camino.
Sumar concluyó hace dos semanas su segunda asamblea tendiendo la mano a Podemos y asegurando que la gente quería que volvieran a caminar juntos, igual que hicieron el 23-J.
Si antes de ese momento Podemos ya estaba intentando desmarcarse del eje PSOE-Sumar del Gobierno de coalición, el gesto de Yolanda Díaz se interpretó como "una debilidad" y los ataques han sido constantes desde entonces.
No sólo se rechazó la mano tendida, sino que este martes Irene Montero llegó a decir que Sumar debería integrarse en el PSOE, en vez de confluir con Podemos, y Pablo Iglesias también vaticinó la desaparición de la coalición fucsia. Sobre todo de su líder, contra quien concentra la mayoría de sus críticas.
Estos días, además, Iglesias está promocionando un libro titulado Enemigos íntimos en el que dedica todo un capítulo a Yolanda Díaz.
En el libro la llama hipócrita y narcisista y subraya que "se enamoró de la fama, cambió su forma de actuar, su imagen y su tono de voz por una personalidad forzada" para obtener un rédito político que, según él, no ha conseguido.
Iglesias describe a Díaz como una persona que, intentando llegar a lo más alto de la política, tomó malas decisiones, y que acabará en nada, pidiendo trabajo a Comisiones Obreras o al PSOE. Independientemente de la precisión de su análisis, es muy difícil imaginar a ambos haciendo campaña juntos tras esto.
Una posición de fuerza
"Para nosotros es un honor que se hable de que se integren en el PSOE, pero entendemos que Sumar interpreta eso como una falta de respeto", reconoce un miembro del Consejo de Ministros. "Podemos salta cada vez que desde Sumar se llama a la unidad y es una evidente estrategia política", añade.
Según analizan en Moncloa, Podemos está haciendo todo lo posible para diferenciarse de Sumar y el PSOE para crecer en torno al electorado de izquierdas que pueda estar descontento con la acción del Gobierno o que considere que la influencia de Sumar sobre el PSOE es débil.
De ahí, explican que Ione Belarra llama a Pedro Sánchez "señor de la guerra", que se registren proposiciones de ley para eximir al SMI de pagar IRPF, que se muestren reacios a apoyar el real decreto con medidas para mitigar el impacto de los aranceles y un largo etcétera.
"Podemos está en lo que está, en esa política para ser diferentes y por eso defienden siempre una posición que discrepa. El problema es que a veces esas discrepancias son exageradas", comenta la misma fuente.
Las diferencias entre ambos incluso llegan a puntos sobre los que deberían estar de acuerdo. El Congreso está tramitando una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para regularizar a 500.000 migrantes y desde Sumar acusan a Podemos de estar boicoteando las negociaciones por tener una posición demasiado dura sobre quién debería ser regularizado, que ha provocado que otros partidos no se sumen al posible acuerdo.
Hay voces que defienden que Podemos quiere ir a elecciones, que haya un Gobierno del Partido Popular y que eso les permita crecer en la oposición. Sin embargo, en Moncloa no creen que eso sea así, sino que Podemos busca confrontar con Sumar ahora para que, cuando haya elecciones, se sienten a negociar desde una posición de mayor fortaleza.
Pero si se estira demasiado el chicle, la situación puede ser insostenible. Y en Moncloa esta es una preocupación cada vez mayor. "Es difícil que esa unión se pueda producir", reconocen.