Sánchez, el miércoles, antes de recibir al presidente de Palestina, Abbas, en el Palacio de la Moncloa.

Sánchez, el miércoles, antes de recibir al presidente de Palestina, Abbas, en el Palacio de la Moncloa. Jesús Hellín Europa Press

Política

En el PSOE ya hablan de "fin de ciclo" y temen un calvario largo y dramático mientras Sánchez finge normalidad en Moncloa

La acumulación de resoluciones judiciales y policiales hunde al Gobierno en vísperas del inicio del ciclo electoral: "Va a ser la muerte a pellizcos".

Más información: Detenido Antxon Alonso, socio de Santos Cerdán, mientras la UCO registra el piso de Diego de León, la SEPI y Forestalia

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Las claves

En el PSOE crece el temor a un "fin de ciclo" y se prevé un periodo largo y difícil marcado por escándalos y pérdida de apoyo interno.

Pedro Sánchez intenta mantener la normalidad y asegura que la legislatura sigue hasta 2027, pese a la acumulación de reveses y tensiones con sus socios.

Las recientes detenciones de figuras clave como Ábalos, Koldo García, Leire Díez y Vicente Fernández agravan la crisis y refuerzan la imagen de corrupción sistémica.

El Gobierno enfrenta dificultades para aprobar medidas y controlar la agenda, mientras surgen nuevas denuncias y dimisiones relacionadas con escándalos de acoso sexual y corrupción.

"Va a ser la muerte a pellizcos". De esta forma gráfica describe un veterano diputado del PSOE lo que se le viene encima al partido y al Gobierno, y el estado de ánimo con el que lo afrontan.

Se hacen a la idea de que el calvario va a ser largo porque el mensaje que emite la Moncloa sigue siendo que Pedro Sánchez está dispuesto a seguir con el horizonte de 2027. Como si no pasara nada.

El presidente, según explican, considera que no hay motivos para poner fin a la legislatura y transmite la consigna de que todos los escándalos giran alrededor del trío que forman José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García.

Y, por supuesto, intentan a duras penas poner distancia con Leire Díez y Vicente Fernández, aunque cada vez les resulte más difícil.

"No he tenido ningún contacto con este señor desde que salió de la SEPI", dijo María Jesús Montero este jueves sobre quien fue su estrecho colaborador en la presidencia de ese organismo.

Sánchez sigue creyendo, añaden, que los socios parlamentarios no se revolverán contra él porque ninguno quiere ser responsable de la llegada a la Moncloa de una coalición de PP y Vox.

Y así continúa adelante la legislatura con acumulación de reveses que erosionan al Gobierno, incomodan a los socios, llenan la agenda política e impiden la aprobación de medidas que justifiquen la resistencia.

Están agotadas en las crónicas las expresiones como "Sánchez, cercado", "el PSOE en estado de shock" o "el Gobierno bloqueado" ante la resistencia de Sánchez, pero pellizco a pellizco cunde la desesperanza y aumenta el desgaste.

Ahora ya se habla abiertamente de "fin de ciclo", aunque ese final no llegue inmediatamente, sino que sea preciso atravesar antes un duro viacrucis en el que, además, no hay control sobre los acontecimientos. Se vive al día y esperando la explosión de las minas ocultas.

Cada vez hay más pesimistas en el Gobierno y en el PSOE que ven con desconfianza el propósito de Sánchez.

En pocos días Ábalos y Koldo García han sido encarcelados y se ha confirmado su procesamiento; ha sido condenado el fiscal general del Estado; ha trascendido que se protegió durante meses al asesor de Sánchez, Paco Salazar, acusado de abusos sexuales; y han sido detenidos la llamada fontanera del PSOE, Leire Díez, y Vicente Fernández, expresidente de la matriz de todas las empresas participadas por el Estado.

Ni un respiro

En el final del jueves se ha conocido un informe de la UCO sobre la trama de hidrocarburos, que se investiga en otro sumario, con supuestos sobornos.

Se dice que existen "bastantes" indicios sobre su "posible penetración" a "niveles directivos" de tres ministerios diferentes: el de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana; el de Industria, Comercio y Turismo; y el de Transición Ecológica y Reto Demográfico.

Y se ha rematado el día con la dimisión del secretario de Estudios y programas de la Ejecutiva del PSOE y senador, Javier Izquierdo, al parecer en relación a una nueva denuncia de acoso sexual.

Así es un día en la vida del Gobierno y el PSOE de Pedro Sánchez: ni un momento de respiro.

Todo eso ha pasado con el presidente del Gobierno mostrando su debilidad política extrema con un acto de contrición extremo ante Carles Puigdemont para lograr de nuevo sus favores y perdiendo votaciones sobre la senda de déficit, lo que anticipa que no habrá Presupuestos Generales del Estado en toda la legislatura.

Dirigentes y mandos intermedios del partido en las comunidades sienten pánico por cómo les puede afectar el campo de minas que quiere atravesar el presidente del Gobierno. Y comprueban que lo peor les está llegando en el momento en el que se constata la inacción de la dirección del partido, el vacío en la sede central del PSOE.

La prueba, según explican, es la campaña de las elecciones extremeñas, en la que el PSOE, es decir, Sánchez, no logra colocar ni un solo mensaje.

Más detenciones

Las dos últimas detenciones han sembrado el desánimo entre los socialistas. Primero porque afectan a un motor tan sensible del Estado como la SEPI, la matriz de todas las empresas públicas en las que se firman miles de contratos y adjudicaciones cada año.

Segundo, porque afecta a la número dos del Gobierno y el partido, que será candidata en un feudo tan difícil y decisivo como Andalucía. Montero, además, ya es cuestionada internamente por la gestión de las denuncias contra Salazar.

Y tercero, porque conecta diferentes tramas superpuestas que esbozan un panorama de corrupción sistémica. Se dibuja un esquema en el que cuadran las piezas de Ábalos, Koldo, Cerdán, Leire Díez, Vicente Fernández y Antxon, sin que se vea por ahora el final del asunto.

Sánchez va teniendo complicado cambiar el paso con giros de guion como la memoria democrática, el cambio de hora o las medidas sociales.

Su baza hoy es intentar bajar el balón y esperar a que en febrero se abra de nuevo el Congreso.

Aseguran que siguen adelante con el calendario que incluye presentar los Presupuestos en el Congreso en febrero. Por el momento, el lunes comparecerá el presidente en la rueda de prensa de balance del semestre, pero no puede controlar los acontecimientos.

Sigue agarrado a la crítica al PP por la gestión de los servicios públicos en las comunidades y los buenos datos macroeconómicos.

Pero hasta en eso tiene dificultades, porque su socio parlamentario Gabriel Rufián (ERC) ha empezado a atacar por el flanco de la microeconomía y de las dificultades de las clases bajas para llenar la nevera y llegar a fin de mes.