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Política

Feijóo y Sánchez, en la 'foto finish' por Moncloa: los 'trackings' de este sábado avivan el suspense

El PP parte como favorito y Sánchez se arriesga a ser el presidente elegido más breve de la democracia y el segundo que pierde desde la Moncloa.

23 julio, 2023 02:34

España elige este domingo entre un Gobierno presidido por Pedro Sánchez, en coalición con Yolanda Díaz y con apoyo de partidos nacionalistas e independentistas, o un Gobierno presidido por Alberto Núñez Feijóo que, previsiblemente, necesitará de alguna manera el respaldo de Santiago Abascal.

La larga campaña electoral, que vino precedida de unas elecciones autonómicas y municipales, dejaron al PSOE y, sobre todo, a Sánchez malheridos. Feijóo era entonces el favorito para ganar las generales, con amplia ventaja y con posibilidades de sumar con Vox muy por encima de los 176 de la mayoría absoluta.

Sánchez estaba acorralado y lo tenía todo perdido, por eso convocó elecciones a la desesperada y arrancó una larga y extraña campaña en la que, aparentemente, ha acortado distancias. Las empresas de encuestas que trabajan para los medios y para los partidos aseguran que ese gesto desesperado ha logrado que se llegue a la jornada electoral con incertidumbre sobre las opciones del PP para formar Gobierno. Se ha pasado de la derrota incontestable a la foto finish que mantiene a España en vilo.  

[La mayoría pende de un hilo: los tracking acercan a Sánchez y todos sus socios posibles a los 175 escaños]

Ninguna encuesta da ganador al PSOE, pero todas las consultadas barajan con los últimos trackings horquillas que van de los 172 a los 180 para PP y Vox. Depende de pocos votos en los restos de una veintena de circunscripciones y de factores como el llamado voto útil que opera entre los dos grandes partidos de los dos bloques PSOE y PP y los dos complementarios, es decir, Sumar y Vox.

En el primer tramo de esas horquillas sería muy difícil un Gobierno de la derecha y la extrema derecha, porque sólo pueden aspirar a sumar escaños de partidos pequeños como Coalición Canaria, UPN o alguna formación de la llamada España vaciada, si es que tienen representación.

En ese caso, Sánchez tendría que reunir a todos los demás partidos, además de Sumar, es decir, ERC, PNV, Bildu, BNG y CUP.

En el tramo más alto, el que va de los 175 a los 180, Feijóo podría gobernar con apoyo de Vox.

De los trackings de este sábado hay un bloque que otorga un resultado más favorable al Gobierno, con una ventaja del PP sobre el PSOE de unos 10 escaños y sin sumar 176 con Vox; otro con horquillas que incluyen las dos opciones de Gobierno y el bloque de las encuestas que claramente dan mayoría absoluta a la derecha con unos 180 escaños, una cifra que casi han mantenido desde la convocatoria electoral.

En ese caso, el más probable, según las encuestas durante la campaña, el candidato del PP será el ganador de las elecciones generales y estará en condiciones de intentar una mayoría suficiente para llegar a la Moncloa.

Si fuera así, Sánchez, pese a ser caracterizado siempre como un resistente, sería el presidente del Gobierno elegido que menos años ha estado en el cargo algo más de cinco años. Sería el primero que pierde unas elecciones desde la Moncloa. El único precedente es el de 1996, cuando Felipe González perdió frente a José María Aznar, pero llevaba gobernando entonces 14 años.

Feijóo, por su parte, sería el tercer presidente del Gobierno del PP, tras José María Aznar y Mariano Rajoy, y el segundo que llega al cargo al primer intento, tras José Luis Rodríguez Zapatero en 2004.

El líder del PP se la juega porque ha asegurado que renunciará si pierde las elecciones. Y en el lado contrario del hemiciclo, el futuro de Sánchez al frente del PSOE sería muy complicado si pierde el poder, tras las derrotas en las municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo. Empezaría un ciclo político diferente en España con nuevos cambios en sus protagonistas.

Sin embargo, salvo que el PP dé una sorpresa mayúscula y alcance los 176 escaños de la mayoría absoluta, necesitará pactar para poder afrontar una investidura. La única posibilidad real es llegar a un acuerdo con Vox para ser investido presidente. Puede ser un acuerdo de investidura, de coalición o, simplemente, una abstención para facilitar el relevo en la Moncloa.

Su problema es que el partido de la extrema derecha ha asegurado reiteradamente que no aceptará más acuerdo que el de un Gobierno de coalición, es decir, que quiere tener ministros en un Ejecutivo presidido por Feijóo, como ha hecho en autonomías como Extremadura, Comunidad Valenciana y Castilla y León.

Para conjurar esa presión, el líder del PP habla de "mayoría suficiente", un número de escaños tan importante como que Vox tenga imposible permitir el cambio de Gobierno. El equipo de Feijóo sitúa esa cifra por encima de los 160 escaños.

Confían en que Vox sufra una caída muy importante, bajando de los 52 escaños de 2019 a menos de 30, y eso les lleve a preferir quedar fuera del Gobierno, controlando y siendo imprescindible para aprobar iniciativas legislativas o presupuestos. No tendrían el coste de la gestión ni la presión del habitual desgaste de los socios minoritarios de las coaliciones, que acaban diluidos y absorbidos por el socio principal.

Si gana Feijóo

Feijóo ha explicado que, si alcanza esa mayoría suficiente, su intención es hablar primero con el PSOE para saber si es posible tener su abstención, como ya hizo en 2016. Es decir, plantearles a los socialistas algo así como "si tan mal les parece que Vox entre en el Gobierno absténganse y déjennos gobernar en solitario".

Sin embargo, los socialistas recuerdan el desgarro interno que les provocó esa decisión y huyen de ella como de la peste. Al menos oficialmente prefieren que el PP se desgaste con un pacto con Vox, además de recordar las comunidades y ayuntamientos en los que Feijóo ha pactado con Abascal, pese a no ser la candidatura más votada.

Los de Feijóo confían en el tsunami interno que se va a producir en el PSOE por otra derrota electoral, incluyendo los movimientos de profundidad y de previsible cambio de líder.

El PP tendría difícil otra combinación, porque no es fácil que sumen con PNV, Coalición Canaria y UPN y porque los nacionalistas vascos ya han dicho que si hay pactos con Vox ellos no entran en la ecuación.

El PP tuvo 89 escaños en 2019 con Pablo Casado como candidato. Entonces concurría Ciudadanos en su mismo espectro político y consiguió 10 diputados. Según todos los estudios, el PP se llevaría prácticamente todos los votos de Ciudadanos.

La otra opción de Gobierno es la de continuidad de la coalición entre PSOE y Sumar, si el PP y Vox no completan los 176 escaños de la mayoría absoluta.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz casi han formado tándem en las elecciones generales, prometiendo que gobernarán juntos y no tendrían apenas que negociar.

Su inconveniente es que es muy difícil que los dos lleguen a los 176 escaños y, por eso, necesitarían probablemente apoyo de todos los demás, incluidos Junts y la CUP, sin que fuera suficiente la abstención de partidos como Bildu. Esos partidos independentistas subirían ahora el precio, porque en 2024 habrá elecciones en el País Vasco y, probablemente, en Cataluña y está en juego la hegemonía en el soberanismo.

Si gana Sánchez

Si pudiera seguir en la Moncloa, Sánchez reforzaría su liderazgo en la izquierda, alimentaría hasta el infinito la leyenda de su resistencia y del malherido que se levanta y golpea. Habría consumado una remontada que parecía imposible tras la debacle del 28 de mayo.

Curiosamente, el castigo al Gobierno de coalición lo habrían sufrido únicamente los presidentes regionales y alcaldes del PSOE, pero no el propio Sánchez.

El PSOE tuvo 120 escaños en 2019 y con eso logró gobernar en coalición con Unidas Podemos gracias a la debilidad de la derecha.

En ese escenario, el líder socialista aspira a presidir una coalición mucho más cómoda con Yolanda Díaz, ajena a los líos y tensiones ventiladas en público de la legislatura que acaba.

Hay una posibilidad más remota: la del bloqueo y repetición de elecciones a finales de año, como ya ocurrió entre 2015 y 2016 y en 2019, por la imposibilidad de formar una mayoría de derechas o una mayoría de izquierdas. En ese caso no habría Gobierno al menos hasta marzo o abril de 2024 y Sánchez seguiría en funciones con poderes limitados.

Sumar, la coalición que encabeza Yolanda Díaz con 15 partidos diferentes a la izquierda del PSOE, es una incógnita en su primera comparecencia electoral. En 2019, Unidas Podemos tuvo 35 diputados, pero hay que añadir los dos de Más País y el de Compromís, más los votos a todos esos partidos de izquierdas que no se tradujeron en escaños. Su objetivo es poder formar parte de un Gobierno de coalición con Sánchez.

Otras incógnitas son las referidas a los partidos nacionalistas, soberanistas e independentistas. Por ejemplo, si Bildu supera al PNV en el País Vasco, tras una legislatura en la que ambos han pugnado en los pactos con PSOE y Unidas Podemos. En 2019, el PNV tuvo seis diputados y Bildu cinco.

En Cataluña, hay una pugna similar entre ERC y Junts por la hegemonía en el independentismo. Los primeros tuvieron 13 diputados en las anteriores generales y los segundos ocho.

Estas batallas tienen mucha trascendencia para el próximo año, cuando puede haber elecciones en Galicia, Cataluña y País Vasco, además de las europeas de mayo.