Pere Aragonès, coordinador general de ERC, durante un mitin en Badalona, en una imagen de archivo.

Pere Aragonès, coordinador general de ERC, durante un mitin en Badalona, en una imagen de archivo. Reuters

Política 23-J

Las malas expectativas electorales llevan a ERC a endurecer su posición soberanista tras el 23-J

PSOE y PP coinciden en que habrá un rearme del independentismo y que Cataluña volverá a estar entre los problemas de la legislatura. 

18 junio, 2023 03:37

Ocurra lo que ocurra en las elecciones generales del 23 de julio Cataluña volverá a estar en la lista de asuntos principales de la legislatura que arrancará entonces, según admiten fuentes del PSOE, del PP y de los partidos independentistas. Sea Pedro Sánchez o sea Alberto Núñez Feijóo quien presida el Gobierno tras el 23 de julio una de sus principales tareas sea en diferente medida y posición lidiar con un independentismo catalán que necesita radicalizarse.

Ahí se jugará gran parte de la próxima legislatura y también el futuro de esos partidos que, probablemente, tendrán que afrontar en 2024 unas elecciones autonómicas en Cataluña en las que se juegan su futuro. ERC y Junts se sienten obligados a reforzar sus posiciones independentistas, tras sus malos resultados en municipales y la pérdida del emblemático ayuntamiento de Barcelona. Con la alcaldía para el socalista Juame Collboni se refuerza la imagen de frente independentista, frente al "constitucionalismo".

Si gobierna Alberto Núñez Feijóo, con o sin Vox, tendrá de nuevo un pulso con los partidos independentistas y si Pedro Sánchez puede formar Gobierno necesitará con seguridad los votos de esas formaciones. En este último caso, la diferencia con esta legislatura es que es muy posible que no necesite sólo los votos de ERC, sino también los de Junts, el partido de Carles Puigdemont, para completar una mayoría suficiente en el Congreso.

El contexto que hace difícil la situación es el del castigo electoral a ERC por su política de pactos con el Gobierno de Pedro Sánchez.

El partido de Pere Aragonés y Oriol Junqueras ha tenido que hacer frente en los últimos años a acusaciones de traición por parte del independentismo más radical por su apuesta por el diálogo con el Gobierno de Sánchez. Incluso, no pudo participar normalmente en la Diada de septiembre de 2022 como consecuencia de ese rechazo.

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En las elecciones municipales del 28 de mayo, ERC, que gobierna en solitario la Generalitat, pasó a ser la tercera fuerza política, por detrás del PSC y de Junts. Perdió más de 300.000 votos y mucho poder municipal.

En el proceso de autocrítica interna, el independentismo entiende que el pacto con Pedro Sánchez les ha perjudicado, y que haber conseguido los indultos de los condenados del procés, la reforma de los delitos de sedición y malversación y un papel relevante en las leyes de la legislatura no sólo no les ha beneficiado, sino que les ha penalizado.

De hecho, ERC no ha valorado siquiera la opción de un tripartito de izquierdas en el Ayuntamiento de Barcelona con PSC y los Comunes y ha preferido reforzar el eje independentista, para evitar que Junts les gane por ese frente.

La hegemonía independentista

Al replantearse su estrategia pensando en las autonómicas de 2024, fuentes de este partido entienden que debe endurecer su posición para disputar a Junts la hegemonía en el espacio independentista.

Si gobierna Pedro Sánchez, fuentes de la dirección de ERC explican que el siguiente paso en sus reivindicaciones tiene que ver con el derecho a decidir, es decir, a la celebración de un referéndum de autodeterminación. Tanto que ese asunto puede ser condición para un nuevo acuerdo de legislatura.

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Explican que hace un año cerraron acuerdos con el PSOE en la mesa de diálogo que no han podido concretarse en su totalidad. Por ejemplo, la reforma penal para favorecer a los imputados y condenados por el procés y también medidas para favorecer el uso del catalán en distintos ámbitos.

La primera parte se hizo, pero la segunda aún estaba por desarrollar. De hecho, la disolución de las Cortes ha impedido que se apruebe en el Senado la ampliación del uso de las lenguas cooficiales, tras una larga negociación que ya estaba muy avanzada.

Si Feijóo llega a gobernar, partidos como ERC y Bildu dejarán de tener papel alguno en el Congreso o, al menos, no el de negociar para pactar medidas o leyes concretas. "Pasarán a la oposición" y, en el caso de ERC, los populares prevén un endurecimiento de sus reivindicaciones independentistas.

El pasado 28 de mayo también estaba en juego la hoja de ruta de Sánchez para Cataluña y ha triunfado su estrategia para situar a Jaume Collboni al frente del Ayuntamiento de Barcelona, aunque sea gracias al PP. Se medía también su política de apagar el fuego de la política catalana. Su siguiente apuesta será intentar que el socialista Salvador Illa sea presidente de la Generalitat. 

Frente a esa posibilidad de que Illa siga los pasos de Collboni, el independentismo se rearmará de cara a las próximas elecciones autonómicas en Cataluña.

Este cambio de tendencia se observa claramente en los sondeos. Hace apenas un año, a ERC se le proyectaban 13 escaños, cinco más que a Junts, pero mucho ha pasado desde entonces. Por primera vez en la legislatura, y después del descalabro del 28-M, los de Pere Aragonés van por detrás.

En la formación entienden que la dinámica de pactos con el PSOE de Pedro Sánchez y el PSC de Salvador Illa les separa en gran medida de su electorado potencial, menos centrado en la agenda social y más en la nacionalista, que Junts está volviendo a capitalizar.

Paradójicamente, las concesiones del Gobierno del Estado a lo largo del último año y su peso privilegiado en el Congreso de los Diputados parecen haberles perjudicado de puertas adentro, que es donde se ganan las elecciones.