Pedro Sánchez, este martes, en un acto con dirigentes y militantes del PSOE en Málaga.

Pedro Sánchez, este martes, en un acto con dirigentes y militantes del PSOE en Málaga. Europa Press

Política DOS DE MAYO

Sánchez elude defender a Bolaños tras enviarlo a la guerra del 2 de Mayo con Ayuso en la Puerta del Sol

Había expectación por escuchar al presidente en Málaga, en el acto que cerraba una jornada marcada por el Dos de Mayo. No le dedicó una palabra.

3 mayo, 2023 02:54

El silencio de Pedro Sánchez sobre el encontronazo entre Isabel Díaz Ayuso y Félix Bolaños en el Día de la Comunidad de Madrid apunta a reconocimiento de que en la Moncloa y en el PSOE han detectado que les falló la estrategia en la Puerta del Sol.

Había ayer expectación por escuchar la intervención de Sánchez en el mitin de Málaga, que ponía el broche a una jornada de precampaña marcada por el ruido del Dos de Mayo. Pero de esa guerra, a la que había enviado a su ministro de Presidencia, no dijo ni mu.

Sánchez eludió defender a Bolaños y, sin embargo, sí reactivó el otro frente que los socialistas habían abierto por la mañana: el de la reunión tildada de "clandestina" de Alberto Núñez Feijóo con medio centenar de miembros de la Asociación de Fiscales en un hotel de la capital de España.

[Ayuso impide a Bolaños subir a la tribuna de autoridades durante los actos del 2 de Mayo]

Está claro que Moncloa había diseñado una estrategia en los últimos días para desgastar a Ayuso en su propio terreno a cuenta del protocolo, como ya ocurrió el año pasado, también con Bolaños como protagonista. Pero todo empezó a torcerse cuando la presidenta puso en su sitio al ministro de Presidencia, esto es, fuera del palco de honor dispuesto para el desfile.

Tras el incidente, el plan B de presentar a Bolaños como víctima de la intransigencia de Ayuso se fue disolviendo como un azucarillo. El vídeo de lo ocurrido, igual que sucede en los arbitrajes con VAR, muestra al ministro apartando el cordón de seguridad e intentando colarse astutamente en un lugar preferente en el que no tenía sitio, al no haber sido invitado formalmente al acto. El Gobierno ya estaba representado por Margarita Robles

Para entonces, los expertos en protocolo ya habían dictado sentencia: la razón estaba del lado del Gobierno madrileño. Y, por si fuera poco, salía a la palestra un presidente autonómico del PSOE, nada menos que Javier Lambán, a poner los puntos sobre las íes: "Un ministro no tiene que ser fundamental en un acto autonómico".

La lanza de Patxi

La polémica había alcanzado ya dimensión nacional, para regocijo de Ayuso. Gabriel Rufián decía en un tuit que si el desplante a Bolaños lo hubiera hecho la Generalitat de Cataluña, "cualquiera aquí pide el 155". Pero no eran pocos los que se asomaban a la Red para asegurar, en sentido contrario, que Sánchez nunca lanzaría a un ministro contra Iñigo Urkullu tal y como había hecho con Ayuso.

Se acabó el día y ni el presidente ni ningún otro miembro del Gobierno mencionaron el asunto. Sólo el portavoz parlamentario, Patxi López, rompía una lanza en favor de Bolaños con un mensaje en Twitter minutos antes de que Sánchez se subiera a la tarima en Málaga: "Me indigna ver cómo Ayuso, de manera completamente caciquil y antidemocrática, ha impedido que el Ministro [sic] de la Presidencia de España accediera a la tribuna del desfile del 2 de Mayo. Madrid no se merece una presidenta que crea estar por encima de todo y de todos".

El silencio más elocuente de la jornada fue el de Margarita Robles, que había observado cómo Bolaños se quedaba a los pies de la escalera, interceptado por el servicio de protocolo de la Comunidad de Madrid. La ministra no parpadeó y se colocó en su sitio.

Su actitud fue criticada en privado por dirigentes socialistas, que consideran que debió haberse solidarizado con su compañero. Pero el hecho de que no lo hiciera y que en las preguntas sobre el percance echase balones fuera una y otra vez, indican que estaba segura de que la maniobra de Moncloa no era acertada.

En el entorno de Ayuso estaban eufóricos y convencidos de que la jornada salió perfecta para ella. La reacción de Rocío Monasterio dando a entender que debía de haberse facilitado a Bolaños el acceso al palco de honor, lo dice todo.

La imagen de la presidenta madrileña como azote de Sánchez es la que más voto puede arrastrar de Vox a una candidatura que está tocando con los dedos la mayoría absoluta. Quién sabe si esta guerra del Dos de Mayo le ha dado el último empujón.