La ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

La ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Efe

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El Gobierno no desmiente la salida de la jefa del CNI ni la autoría de Marruecos en el espionaje a Sánchez

Moncloa elimina la "transparencia" y no da más información del 'caso Pegasus'. La portavoz evita responder "futuribles" sobre el CNI o el Sáhara.

3 mayo, 2022 14:51

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Moncloa no desmiente la inminente salida de la directora del CNI, Paz Esteban, ni que sospeche de Marruecos en el espionaje "constatado" a los móviles de Pedro Sánchez y Margarita Robles. Curiosamente, lo más noticioso de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros es lo que el Gobierno quiso no decir.

Sólo 24 horas después de ofrecer "un ejercicio de transparencia" y rodeada de carteles con la leyenda España responde, Isabel Rodríguez exhibía todo lo contrario: una sucesión de evasivas, hasta 21 respuestas sin enjundia y más de un disparo contra el Partido Popular, el que "martilleaba ordenadores", y su presidente, Alberto Núñez Feijóo, que "habrá decepcionado a todo aquél que esperara altura de miras y visión de Estado". Eso sí lo quiso decir, un par de veces además.

Y como a perro flaco todo son pulgas, la portavoz ha comparecido ante la prensa tras el Consejo de Ministros en el que se esperaba poder vender la solución al precio de la factura eléctrica. Pero tampoco ha podido ser, y Teresa Ribera se ha debido de embarrar en "cuestiones técnicas" que impiden que Bruselas acepte el expediente que debía aprobar este martes el Ejecutivo.

Así, Rodríguez hizo una exposición breve de acuerdos menores en la sesión del Ejecutivo, antes de someterse al bombardeo de las diversas maneras que hallaron los reporteros de los únicos seis medios a los que dio la palabra... para que Moncloa continuara con la "transparencia".

Lo que abonan los silencios

Empezó pasando por encima de la primera pregunta -"¿han hablado los ministros de esto, hay tensión interna en el Gobierno?"-. Y al final sólo pudimos saber que sí se ha empezado a explorar el móvil de otros miembros del Gobierno. Pero no de cuáles ni el resultado: "Ya se lo contaremos".

Tampoco logramos averiguar si es que acaso se ha adquirido algún nuevo software en el Centro Criptológico Nacional (CCN) que haya permitido, 11 meses después de la intrusión, saber que a Sánchez y a Robles se les violó el dispositivo móvil oficial. Ni por qué no se tenía en los servicios del Estado antes. Ni si se tenía, por qué no se utilizó. O si se hizo mal.

Sí sabemos que hasta la madrugada del viernes al sábado la ministra de Defensa no supo que la habían espiado. Que al conocerlo, llamó a Sánchez y que, al día siguiente, el CCN se llevó el teléfono del presidente, lo clonó, lo revisó y certificó el robo de 2,7 gigas de información en dos intrusiones distintas, ambas en mayo de 2021. Pero eso ya lo sabíamos de antes.

Y todo este oscurantismo sólo abonó la veracidad de la información publicada este lunes por EL ESPAÑOL de que la directora del CNI, Paz Esteban, durará poco más que el tiempo que le queda para comparecer ante la comisión de secretos oficiales.

"No hagamos futuribles", repetía Rodríguez hasta en cuatro ocasiones. "Estamos en la fase de averiguar qué ha pasado, y cuando lo sepamos podremos ver qué responsabilidades hay y qué medidas son las mejores para que no vuelva a ocurrir".

Aunque, curiosamente, qué ha pasado es lo único que se sabe. Lo que no se sabe es quién lo ha hecho, para qué, para quién, ni siquiera cómo.

"Porque Pegasus es un virus que tal como entra, sale", explicaba un portavoz de Moncloa intentando responder a cómo es posible que hayamos tardado 11 meses en saber que alguien le robó casi tres gigas de información al móvil del presidente del Gobierno. "Sabemos que eso ocurrió, y también que no ha vuelto a ocurrir", insistía esta fuente oficial.

La imagen de España

Pero tampoco pudimos saber si se ha vuelto a intentar o si Moncloa ha contactado con los jefes de Estado y de Gobierno que hablaron o se mensajearon con Sánchez en el mes de mayo de 2021 para advertirles de que su intimidad y los secretos de sus comunicaciones han quedado comprometidos... y pocos no serían, precisamente en las fechas en las que Marruecos alentó el asalto de 10.000 personas a Ceuta y el Gobierno se vio obligado a defenderse desplegando todas sus redes diplomáticas con los socios de la UE y los aliados de la OTAN.

¿La imagen de España ante Occidente? "Somos el cuarto país del mundo y el segundo de Europa en ciberseguridad", repetía Rodríguez. "Nosotros no tenemos nada que ocultar, por eso denunciamos y se lo contamos a la prensa", decía para tratar de defender la solvencia de la seguridad del Estado. "A otros gobiernos también se les ha espiado, y yo no hablo por ellos, pero aquí somos transparentes".

La portavoz llevaba una carpeta llena de notas que iba consultando ante cada pregunta, pues los periodistas las llenaban de matices intencionados, a la vista de que la transparencia se acabó el lunes en la rueda de prensa de las 9.30 horas.

Por eso quedó claro que sólo contestaba explícitamente si debía hacerlo y tenía un esquema previo de con qué. Y por eso fue evidente cuando tampoco desmintió que Marruecos esté detrás del espionaje. O al menos, de las sospechas que más abona Moncloa.

"Eso es también un futurible", respondió. La pregunta, muy concreta, había sido que si se demuestra esa posibilidad, España podría revertir su viraje respecto al Sáhara Occidental, ahora favorable a la solución autonómica de Marruecos. "No anticipemos las posibles consecuencias de lo que podría pasar en caso de que sepamos quién ha estado de tras, si es que llegamos a saberlo".

Eso sí, a la misma hora se filtraba que el espionaje a Sánchez tuvo lugar tras su viaje a Ceuta y a Melilla en plena crisis territorial con el régimen de Mohamed VI.

Sánchez al Congreso

Han pasado ya más de 24 horas y el Gobierno sigue en convulsión por el llamado caso Pegasus. El presunto espionaje a más de 60 políticos, líderes y activistas independentistas ha derivado en una brecha "grave" en la seguridad del Estado, según el diagnóstico del propio ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. El teléfono oficial del presidente, Pedro Sánchez, fue violado hace 11 meses en dos ocasiones, le robaron casi tres gigas de información. Y nadie sabe cómo, ni qué, ni quién.

Por ahora, sólo se sabe que tendrá que ir al Congreso a dar explicaciones, forzado por las exigencias de toda la oposición -y hasta de sus socios de coalición-. Pero a saber cuáles da, ya que la Audiencia Nacional le ve "escaso recorrido" a la denuncia presentada por la Abogacía del Estado. Y porque las fuentes consultadas en Moncloa admiten que "será muy poco probable" que logren responder a esas preguntas.

Y en caso de que en algún momento se pueda y se sepa qué información fue robada y por quién, tal vez sea peor la explicación que el silencio. Sobre todo por la fiabilidad del mismo Estado, tras los 11 meses de ignorancia y a menos de dos de la cumbre de la OTAN de Madrid, que recibirá a los 30 jefes de Estado y de Gobierno, junto a sus ministros de Defensa y Exteriores.