Isabel Rábago acaba de publicar 'La cortesana fiel' (Espasa, 2022).

Isabel Rábago acaba de publicar 'La cortesana fiel' (Espasa, 2022). Sara Fernández

Política ENTREVISTA

Isabel Rábago, 'feminismo de derechas': "No soporto el adoctrinamiento de Irene Montero"

La conocida periodista y abogada se lanza a la novela con 'La cortesana fiel', donde aborda asuntos como el sexo, el poder y el propio periodismo.

16 abril, 2022 04:30

Noticias relacionadas

“¡La Rábago! ¡La Rábago!”. Y “La Rábago” corre por la calle Serrano río arriba. Así la llaman los que la ven por la tele. Sube también corriendo, con buena zancada, las escaleras del “Torcuato”, el restaurante que un día fue la redacción de ABC. Ella sabe cómo es un lugar así porque ejerce como periodista desde hace más de veinte años. 

Sin embargo, hemos quedado aquí porque al lado está el despacho en el que hace sus prácticas como abogada penalista. Combina su trabajo en Telecinco con el Derecho… y con la escritura. Hemos venido a hablar de sexo, de prostitución, de arte, de televisión, de infidelidades, de partidos políticos… De todo eso va La cortesana fiel, su primera novela, recién publicada por Espasa.

Las ficciones que funcionan suelen hacerlo por su verosimilitud. Viven mejor las historias que palpitan verdad. Y Rábago conoció, muy de cerca, aquellos “intereses creados” de los que solía hablar Jacinto Benavente. Las relaciones interesadas que configuran la política actual.

Entrevista a Isabel Rábago Sara Fernández

Enmascarada en “Sara”, la asesora de un candidato, revela cómo la atracción, los deslices, el ego y la ambición condicionan la voluntad de los representantes públicos. Lo supo a través de su trabajo en la primera planta de Génova, adonde llegó de la mano de Isabel Díaz Ayuso.

Con su tocaya, entonces íntima amiga, estuvo el día en que fue nombrada candidata. Con su tocaya estuvo la noche en que ganó las primeras elecciones. Ahora, sus caminos –lo dice de manera algo críptica– “se han separado”. Pero Rábago sigue siendo una de las fuentes más recomendables de donde beber la esencia de Ayuso, la persona antes que el personaje.

Verónica Franco –cortesana en la Venecia del siglo XVI– es la otra protagonista de esta historia que trenza presente y pasado. Rábago ya conocía el Congreso, la televisión y las sedes políticas. Pero le faltaba empaparse de Venecia. Lo hizo por partida doble, con acqua alta incluida.

–Me llevé un susto cuando encontré tu libro en la redacción. No vi las comillas de la frase con la que comenzaba la dedicatoria y… “Confieso que soy la puta más honesta, deseada y envidiada de Venecia”.

–Oye, pues no ves muy bien, ¡las comillas eran considerables! Creo que la mejor carta de presentación de la novela es la propia Verónica Franco. El discurso que ella da ante la Santa Inquisición, que la acusa de brujería, la define mucho como mujer.

Isabel Rábago, con su libro recién publicado.

Isabel Rábago, con su libro recién publicado. Sara Fernández

La novela es un buen punto de partida para reflexionar sobre la prostitución en España. Un debate que el Congreso suele abordar con más ruido que política. Las distintas formaciones han marcado sus posturas, pero no ha habido avances legislativos reseñables.

“Las cortesanas de aquella Venecia no eran prostitutas, eran otra cosa: mujeres que, para acceder al poder y a la cultura, tenían que dar algo a cambio. En este caso el sexo”, introduce Rábago ya dando vueltas a la cucharilla dentro de su café.

–Pero eso es precisamente…

–Sí, sí, ya sé que me vas a decir que eso es una forma de prostitución. Me refería a que las prostitutas del barrio rojo de Venecia eran pobres y maltratadas. Se accedía a ellas por muy poco dinero. Las cortesanas, en cambio, elegían. Tenían cierto poder de decisión. Hablaban de tú a tú con los hombres y tenían acceso a la cultura.

–De tu libro se desprende, y de tu respuesta, que no eres abolicionista. 

–No, no soy abolicionista. Creo que debe regularse la prostitución en España. Lógicamente, hablo de los casos en los que se ejerza libremente. En Venecia, las cortesanas cumplían, por ejemplo, con sus obligaciones tributarias.

–PSOE y Podemos son abolicionistas, pero también el PP, que fue tu partido. Ciudadanos es la única fuerza que apuesta por la regulación.

–Yo también apuesto por esa regulación. Cotización y pago de impuestos.

Rábago, en un momento de la entrevista.

Rábago, en un momento de la entrevista. Sara Fernández

Le hemos mentado muy rápido al Partido Popular. Lo hemos hecho en pasado. Desde que rompió con Ayuso, Rábago no milita de manera activa, no utiliza sus redes para apoyar a la organización. Sin embargo, por si acaso preguntamos: “¿Es o fue tu partido?”. Responde de esta manera: “Yo soy de derechas, nada más”.

Las tesis abolicionistas de hoy podrían sintetizarse de la siguiente manera: una mujer verdaderamente libre nunca tendría sexo a cambio de dinero. Preguntada al respecto, mientras pica un par de almendras, Rábago rebate: “Una mujer no debe decir a otra qué tiene que hacer con su vida. Si una mujer decide ser prostituta libremente, ¿por qué otra va a tener derecho a decirle que no?”.

El Ministerio de Igualdad

Hemos llegado a Irene Montero, una de las dianas preferidas de Rábago. No hay día que no lance una estocada a la ministra de Igualdad: “Es que no entiendo a esa ministra ni a ese ministerio. No entiendo sus campañas, sus gastos, su gran cantidad de asesores… Todo eso de encapsular el feminismo en una cuestión lingüística…”. 

A ojos de Rábago, Montero y sus equipos están “muy lejos” de los “problemas de las mujeres”: “Y no soporto que digan a las demás cómo debe ser una mujer para formar parte del feminismo. Sólo escucho ese adoctrinamiento en su boca. Y no lo soporto, no puedo con ello”.

–¿Tienes la sensación de que el debate público lo empeora todo? Quiero decir: si ella estuviera aquí, ¿estaríais a gusto tomando un café?

–Claro. Tener una ideología distinta no me impide mantener una buena relación. De hecho, me gusta más hablar con quienes piensan distinto. Por supuesto que me sentaría con Irene Montero. Seguro que alcanzaríamos algunos puntos en común, habría otros en los que estaríamos en desacuerdo. Me gusta que me cuenten y me expliquen lo que no comprendo.

El sexo en la política

Al poco de comenzar la novela de Rábago, una asesora entra en su despacho del Congreso. La está esperando su jefe, que también es su amante. Le tapa los ojos por sorpresa. Comienzan a desnudarse. A hacer el amor.

La infidelidad –y la fidelidad– entre personas, a los principios, conforma uno de los hilos narrativos de La cortesana fiel. Rábago confiesa que, muchas veces, la infidelidad amorosa entraña una fidelidad política; pero también al revés. En esa tensión, en esos distintos tipos de relaciones, va creciendo la trama.

–¿Tanto sexo hay en la política?

–Eso me lo podrías decir tú, que pasas más tiempo en el Congreso que yo. Esto es una novela. Lo que sí explico son las relaciones interesadas, como por ejemplo las que se fraguan entre periodistas y políticos. Hablo mucho de las fidelidades y de las infidelidades. A las personas y a los principios.

–El sexo como llave para abrir determinadas puertas en los circuitos del poder.

–Exacto. Es algo esencial. Mis protagonistas se mueven en ese mundo conscientes de que la seducción abre esa puerta. Son relaciones de conveniencia.

–Entonces, crees que el sexo condiciona en buena medida, directa o indirectamente, las decisiones políticas de nuestros gobernantes. 

–Sí. Y eso no ha cambiado desde el siglo XVI.

Isabel Rábago es uno de los rostros más conocidos de Telecinco.

Isabel Rábago es uno de los rostros más conocidos de Telecinco. Sara Fernández

Isabel Díaz Ayuso

Sobre esas relaciones de conveniencia, Rábago puede hablar con conocimiento de causa. Su etapa en Génova, de la mano de Ayuso, fue muy intensa: “Cuando llega el momento de formar las listas, ¿qué pasa con todos esos que son talentosos y trabajadores pero que no tienen una relación personal estrecha con el líder? Ése es el cáncer de los partidos”.

Le cansa hablar de Ayuso, pero no rehúye el tema. Se ha comprometido –ella es periodista– a afrontar la charla sin vetos. ¿Se esperaba Rábago que aquella amiga suya a la que nadie conocía se convirtiera en un fenómeno mediático? “Yo confié en ella cuando nadie lo hizo, cuando nadie daba un duro por ella. Pero cuando vi aparecer a Miguel Ángel Rodríguez por la puerta…”.

Ahí se produjo, según Rábago, un punto de inflexión. Tiene buenas palabras para el jefe de gabinete de la presidenta, con el que dice mantener buen trato y del que “aprendió mucho”. Sin embargo, lo sitúa como el hacedor de un “fenómeno fan que no conviene ni a ella ni a ningún político”.

–¿A qué te refieres?

–Isa se ha convertido en alguien que necesita estar todos los días en los medios de comunicación. Es como si el fenómeno hubiera trascendido la política. Y eso no es positivo. Un político debe tener límites. Si no, se desvirtúa su trabajo. Cuando vi aparecer a Miguel Ángel Rodríguez, supe que esto pasaría. Esa necesidad diaria de estar en los medios.

–¿Te fuiste por eso del PP?

–No. Aquello tenía que acabar. Estaba en la tele a todas horas y al mismo tiempo estudiaba mi último año de Derecho, una carrera que cursé a distancia. Mi colaboración con el PP era gratuita y me exigía muchos sacrificios. Al final, prioricé. No le doy más vueltas.

Rábago, en el restaurante Torcuato de Madrid.

Rábago, en el restaurante Torcuato de Madrid. Sara Fernández

Cuando Rábago trabajaba en Génova, veía cómo algunos líderes pedían a los integrantes del PP que hablaran de un “giro al centro”. A ella le incomodaba. “Claro que me incomodaba. Se lo decía a Teodoro. Que no, que yo no soy de centro, ¡que yo soy de derechas! ¿Qué necesidad tengo de decir que soy de centro?”, señala.

Ahora, precisamente, Alberto Núñez Feijóo está orquestando ese “giro al centro”. Ya ha comenzado a dibujar un PP dispuesto al pacto, interesado en armar algunos consensos con el gobierno de Pedro Sánchez. “Reconozco la valía política de Feijóo, por supuesto. También su gestión. Pero le queda un largo camino por recorrer. Yo no me identifico con su lenguaje, no sé qué rumbo quiere tomar. El voto del PP ya no es fiel. Hay otra opción que habla mucho más claro y de manera desacomplejada”.

En el libro se traza un retrato sobre los tertulianos de la tele. Se les define, en muchos casos, como presas de un argumentario que les envían los partidos políticos. ¿Hay mucho de cartón piedra en la tele? “¿Tú no sabes qué van a decir determinados tertulianos sobre determinados temas? El mismo argumento en distintas bocas. Negar que se reparten argumentarios es una tontería”, concluye.