Política LAS CLAVES DE LA NEGOCIACIÓN (I)

Aragonès pedirá a Sánchez una negociación sobre "garantías verificables" antes de reunir la mesa

El 'president' reclamará en su cita en Moncloa que sus equipos acuerden temas, calendario y una "monitorización" de los acuerdos.

15 junio, 2021 03:02

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Antes de que se reúna la "mesa del reencuentro", y Pere Aragonès tenga una foto triunfal en Barcelona recibiendo a Pedro Sánchez y a su delegación, el president catalán reclamará una negociación previa para "reforzar las condiciones" y las "garantías verificables del proceso" que se retoma tras la pandemia y la crisis de gobernabilidad en Cataluña. Así lo ha podido confirmar este periódico en fuentes de ERC, el partido que encabeza la Generalitat.

Desde Junts, el otro partido que gobierna en coalición la Comunidad Autónoma, afirman, de hecho, que "lo de la mesa va para largo" porque sobre los detalles previos, "de momento, no hay nada". Y es que será el día en que Sánchez reciba a Aragonès en Moncloa cuando el president le plantee estas salvedades al presidente.

Esa cita "de cortesía", según Moncloa, está prevista para antes de que termine el mes de junio. Y teniendo en cuenta que Moncloa quiere haber aprobado los indultos antes de que se celebre el encuentro mano a mano -y que "queda poco mes", recuerdan en Esquerra-, el calendario se aprieta. 

"Están cerca"

Este periódico ya informó de que Sánchez ha urgido a Juan Carlos Campo, ministro de Justicia, para que tenga listos los expedientes de cada uno de los 12 condenados que se va a indultar "lo antes posible". La idea es aprobarlos cuanto antes, y la fecha que se manejaba en el entorno del presidente era la del Consejo de Ministros del día 22 de junio.

...pero este domingo Carmen Calvo, quien reúne a la comisión de secretarios cada jueves para decidir qué temas van cada martes a la reunión del Gobierno, dijo que "los indultos están cerca". Si los visó el pasado día 10, podrían estar tan "cerca" como para este mismo martes.

El caso es que el calendario se aprieta y son muchos los hitos que descontar antes de la primera cita de la mesa tras la pandemia. Entretanto, Aragonès tiene que sujetar a los consejeros de Junts, porque el partido no cree en las posibilidades de la negociación con el Gobierno de Sánchez.

Pacto ERC-Junts

De hecho, la inestabilidad del Govern no es sólo un rumor nacido de los meses que se tardó en lograr el  de Carles Puigdemont para investir al candidato, casi sobre la bocina -tres días más y se cerraba el Parlament de nuevo camino de las urnas-. Es una realidad que se palpa cuando uno trata con los actores de Esquerra, por un lado, y lo de JxCat, por el otro.

Y que se lee en el mismo acuerdo firmado el pasado 17 de mayo. En él, para empezar queda claro que la mesa no se llama ni "del reencuentro", como sostiene Moncloa, ni "de gobiernos", como defiende públicamente la Generalitat: su nombre oficial es Mesa de Diálogo, Negociación y Acuerdo entre Cataluña y el Estado.

También se puede leer que "ERC apuesta por seguir explorando al máximo" la mesa "como expresión de la negociación con el Estado, con el objetivo de construir una solución política" y que los republicanos "se comprometen a no dilatarla innecesariamente". 

Pero que Junts, mucho más descreída, sólo "asume dar una oportunidad a este espacio para que se convierta en un punto real de negociación". De hecho, el documento aclara que el partido de Puigdemont expresa su "escepticismo y sus dudas sobre los resultados" de la mesa, aunque esto "no será un impedimento para trabajar lealmente en el proceso de diálogo y negociación" con el Gobierno.   

Desconfianza con la mesa

La realidad es que el partido republicano preside la Generalitat por primera vez desde hace 80 años -como recordaba Oriol Junqueras en su carta del lunes pasado- y quiere que se le vea. Y el enésimo heredero de la vieja Convergència rabia por haber perdido la primacía nacionalista por primera vez en democracia. 

Pedro Sánchez saluda a Pere Aragonès en el acto del 250 aniversario de Foment del Traball, en Barcelona.

Pedro Sánchez saluda a Pere Aragonès en el acto del 250 aniversario de Foment del Traball, en Barcelona. Moncloa

Y por eso, ERC trabaja por la foto de los dos presidentes en Moncloa -de ahí, la llamada publicitada de hace 10 días-, por que lleguen los indultos de inmediato -por eso, la carta de Oriol Junqueras de hace una semana- y por que se reúna "la mesa de gobiernos antes del verano".

Ambas formaciones tienen inhabilitados a sus líderes reales: uno en prisión, Junqueras; el otro huido, Puigdemont. Y ambos han tratado de "tutelar" a sus segundos. Primero lo hizo, desde Waterloo, el expresident con Quim Torra. Y ahora lo hace, desde Lledoners, el exvicepresident con Aragonès.

Porque la desconfianza no es sólo con la mesa y con el Ejecutivo de España, sino entre ambas partes de la coalición que gobierna Cataluña. Por eso, las mismas exigencias de "garantías" que llevará Aragonès a su cita en Moncloa, también quedaron por escrito en el acuerdo: "La preparación, ejecución, orientación y resultados alcanzados en la mesa", explica el texto, "estarán sometidos a una monitorización con objetivos verificables".

Ambos partidos, uno por desconfianza con todas las partes y con el método, y el otro para asegurarse la continuidad "al menos, por dos años" del Govern, quieren arrancar estas "garantías de funcionamiento", explican las fuentes, del presidente del Gobierno.

Así, antes de cerrar una fecha para retomar el diálogo esta vez en Barcelona, Sánchez debe acordar con Aragonès los temas que se van a tratar, el calendario para cada uno de ellos y un método para "poner en funcionamiento los acuerdos" que, eventualmente, se puedan alcanzar.