Pablo Echenique, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, este sábado en Madrid.

Pablo Echenique, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, este sábado en Madrid. EFE

Política HACIA VISTALEGRE II

Errejón sugiere que el final de las corrientes que pide Iglesias lleva a la "uniformidad" del PP

Pablistas y errejonistas llegan un acuerdo técnico mientras lanzan sus respectivas campañas para controlar Podemos. 

18 diciembre, 2016 02:38

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Todos los dirigentes de Podemos destacaban la unidad, la fraternidad y el consenso al final del Consejo Ciudadano Estatal celebrado este sábado en Madrid. Pero lo cierto es que Pablo Iglesias e Íñigo Errejón solo alcanzaron un acuerdo de aspectos técnicos que no entierra, ni mucho menos, el enfrentamiento entre los diferentes sectores. Prueba de ello es que, horas antes de ese pacto, cuando el secretario general de Podemos reclamó a sus compañeros de filas el final de "las corrientes y los bloques" tras Vistalegre II, su secretario político contestó con un mensaje en Twitter que pedía "construir unidad no desde la uniformidad sino desde el debate y la articulación de lo diverso" y se refería al choque entre "Modelo PP vs. 15-M".

Poco después, cuando el texto empezó a interpretarse en clave de batalla interna, Errejón publicó otro mensaje en Twitter conciliador con Iglesias, donde decía que ambos están de acuerdo en este punto frente al PP. Sin embargo, fuentes cercanas al número dos de Podemos consultadas por EL ESPAÑOL este sábado aseguran que el primer mensaje, cuando Errejón habló de "modelo PP" y de "uniformidad", era una forma -aunque tímida y luego matizada- de expresar su desacuerdo ante esa exigencia de Iglesias de que se acaben las facciones del partido. 

Más allá de la anécdota de Twitter, es innegable que en todos sus mensajes y comparecencias, Errejón y los suyos, agrupados en la corriente "Recuperar la ilusión", no paran de reclamar que Podemos debe ser "más plural" y "más diverso". Sin ir más lejos, antes del inicio del Consejo Ciudadano el propio número dos reclamó que los miembros de la formación de los círculos salgan de Vistalegre II "caminando juntos pese a que tengamos ideas distintas". Y Clara Serra, una de las errejonistas con más peso en el partido, decía que "la unidad se construye en las diferencias y la pluralidad". 

En el seno de Podemos hay quienes no entienden el viraje de Iglesias respecto a "las corrientes" del partido. Durante meses, tanto él como el propio Errejón u otros portavoces como Pablo Echenique o Irene Montero han defendido que no existían dichos bloques en Podemos y han argumentado que era una "simplificación" de los medios de comunicación. Teoría imperante hasta la pasada semana, cuando Iglesias convocó la consulta sobre la votación de Vistalegre II y sí encuadró a Errejón en una "corriente".

Después, Echenique, ubicado en el sector afín al secretario general, dijo que "no existe el pablismo, sino el podemismo"; algo que escoció a los cercanos a Errejón. Ahora, cuando por fin se reconoce que existen estos sectores, el secretario general pide que esa lógica, la de los bandos enfrentados, termine por completo tras la Asamblea Ciudadana que se celebrará entre el 10 y el 12 de febrero. 

Un pacto "técnico" y frágil tras horas de reunión 

Además de las evidentes diferencias sobre aspectos organizativos, en Podemos este sábado hubo acuerdos entre distintos. A priori, los casi 80 miembros de este Consejo Ciudadano, máximo órgano entre congresos de Podemos, tenían tres tareas: ratificar que Vistalegre II se celebrase entre los días 10 y 12 de febrero, coincidiendo con la Convención Nacional del Partido Popular; designar un "equipo técnico" con miembros de las tres corrientes en liza: pablistas, errejonistas y anticapitalistas; y, por último, decidir cuál será el censo que votará en la Asamblea Ciudadana. 

Pues bien, tras horas y horas discusión política a puerta cerrada, incluida una reunión de Errejón e Iglesias en el despacho de este último que se alargó más de hora y media, el resultado es un pacto de carácter técnico, sí, pero que esconde cierta fragilidad.

Precisamente la composición de ese "equipo técnico" es el principal acuerdo alcanzado por Iglesias y Errejón, primero, y ratificado por todo el Consejo Ciudadano, después. Serán siete personas: tres pablistas (entre ellos el propio Echenique), tres errejonistas (entre ellos Sergio Pascual, fulminado en su día por Iglesias) y un anticapitalista (Manuel Garí). La inclusión de Pascual, en particular, y el resultado de la reunión entre los dos líderes, en general, son percibidos por los errejonistas como una victoria. 

El Consejo Ciudadano decidió, además, que el 12 de febrero se anunciará quién se ha impuesto en Vistalegre II, pero, teniendo en cuenta que los inscritos votan por internet, ni siquiera está claro todavía cuándo empezarán y terminarán de votar. Podemos arguye que esta es una tarea que corresponde decidir al "equipo técnico".

La tercera decisión de calado del Consejo -anunciada por Echenique y Serra, miembros de ese equipo- es que el censo de los inscritos permanezca abierto hasta Vistalegre II, tal y como reclama la corriente de Errejón. Es decir, cualquiera podría inscribirse hasta el día anterior al cónclave para participar en el mismo. Sin embargo, esta decisión no es lo que podría parecer, dado que si en la consulta que se celebra la semana que viene, gana la opción de Iglesias, el censo se cerrará 30 días antes de Vistalegre II. ¿Por qué? Porque los inscritos tienen la última palabra y la propuesta de Iglesias incluye esa opción. En otras palabras, si los pablistas ganan la consulta de la semana que viene, la decisión del Consejo Ciudadano respecto al censo quedará anulada.  

Empieza la campaña de la primera pelea

Precisamente la consulta a los inscritos sobre el sistema de votación es la primera pelea electoral interna que enfrenta a los sectores de Iglesias y Errejón. Desde este domingo por la mañana, las bases de Podemos pueden votar por internet para decidir qué sistema de votación se elige para Vistalegre II. Hay tres grandes propuestas: la de los pablistas, preparada por Pablo Echenique y que se encuadra en la campaña "Podemos para todas"; la de los errejonistas, "Recuperar la ilusión"; y la de los anticapitalistas, "Podemos en movimiento". 

Los pablistas y los errejonistas ya han lanzado su campaña para esta contienda electoral. De hecho, los afines a Errejón anunciaban este sábado una serie de actos en diversos puntos de España (Barcelona, Santanteder, Logroño, Granada, Valencia...) para explicar su propuesta a las bases. Y, por su parte, Pablo Iglesias se rodea este domingo de sus más fieles (Juan Carlos Monedero, Irene Montero, Juanma del Olmo y un largo etcétera) en la presentación de su candidatura para ser secretario general y para que el sistema de votación que propone se imponga en el referéndum. 

Errejón no ha dado el paso de anunciar una candidatura para competir contra Iglesias, ni se espera que lo haga, porque parece que hay consenso sobre quién debe ser el líder. Sin embargo, la pelea entre las facciones es evidente. 

Unos y otros no dudan en cruzarse acusaciones, más o menos veladas. Este mismo sábado, en pleno Consejo Ciudadano, los afines a Errejón publicaban un gráfico para demostrar que su sistema de votación es más proporcional que el que propugna Iglesias. Y, por su lado, Echenique respondía en las redes sociales que "algunos optan por hacer campaña en contra de las demás propuestas". Mensajes cruzados que demuestran que, pese al acuerdo de este sábado sobre cómo articular Vistalegre II, el enfrentamiento no ha acabado, ni mucho menos.