Casado y Abascal, en sus escaños durante un pleno parlamentario.

Casado y Abascal, en sus escaños durante un pleno parlamentario. EFE

España Congreso de los Diputados

Casado desprecia la moción de censura de Vox y mantiene congeladas sus relaciones con Abascal

El líder de Vox está decidido a presentar una segunda moción contra Sánchez a la vuelta del verano. 

26 junio, 2021 02:43

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Como un particular día de la marmota, el comienzo del próximo curso político que se atisba para después del verano tiene un singular punto de coincidencia con lo ocurrido justo doce meses antes.

Pese a que en el primer semestre de 2021 el tablero político ha experimentado un vuelco total y en buena medida inesperado -la grave crisis de Ciudadanos tras su desaparición en Madrid, el arrollador triunfo de Isabel Díaz Ayuso, así como la retirada de Pablo Iglesias- en otoño podría llegar una nueva moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez. Y eso que ya fracasó estrepitosamente la del pasado octubre, recabando menos apoyos que ninguna de las anteriores mociones de la historia democrática española.

El reglamento del Congreso permite a un mismo grupo presentar de nuevo una moción si es en otro periodo de sesiones, como el que se iniciará en septiembre. 

Santiago Abascal lo dejaba claro esta semana, después de la concesión de los indultos y la salida de la cárcel de Oriol Junqueras y el resto de condenados por sedición. En una entrevista en esRadio el miércoles afirmaba que "nunca ha habido tantos motivos como ahora para presentar una moción de censura" y a la pregunta de si le estaba pidiendo a Pablo Casado que lo hiciera, contestaba tajantemente que "sin ninguna duda".

Cuestionado entonces por si en caso de no hacerlo el PP, volvería a ser Vox quien la presentase, contestaba de nuevo afirmativamente, después de haber dicho que los populares no tuvieron el pasado otoño "ni la valentía de presentarla" ni "la generosidad de apoyarla". 

Casado, aplaudido por la bancada del PP en el Congreso.

Casado, aplaudido por la bancada del PP en el Congreso. EFE

Y ante ese escenario Casado, cuyas relaciones con Abascal siguen congeladas desde entonces (el líder de Vox llegó a expresar en público que aquel encontronazo político supuso el fin de una amistad entre ambos, que se remontaba a cuando compartían militancia en Nuevas Generaciones, la organización juvenil del PP) no cambia de postura.

Moción no, elecciones sí

Fuentes de la dirección nacional del PP aseguran que como dijo su líder el miércoles en la sesión de control al Gobierno, la vía adecuada es pedir la dimisión de Sánchez y la convocatoria anticipada de elecciones.

Consideran un error presentar una moción que, aseguran, está abocada de nuevo al fracaso y que en todo caso el Grupo Popular volverá a rechazar, si bien no especifican si en esta ocasión la abstención podría ser la opción en lugar del no de 2020.

El voto de rechazo expresado entonces fue acompañado de un contundente discurso de Casado que llegó a provocar, incluso, un movimiento estratégico de Sánchez al final del debate. El presidente del Gobierno le ofreció al líder de la oposición desde la tribuna de oradores congelar la reforma del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que barajaba en aquel momento el Ejecutivo para rebajar las mayorías cualificadas con las que elegir a los vocales del órgano de gobierno de los jueces.  

Abascal, en su escaño, junto al portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros.

Abascal, en su escaño, junto al portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros. EFE

El no a la moción no fue una decisión particular o circunscrita coyunturalmente a ese momento. Por el contrario, la estrategia de Casado, como ya contó en su día EL ESPAÑOL, es seguir con la misma relación con Vox.

Eso se traduce en colaboración institucional y acuerdos parlamentarios y de investidura, como el que facilitó el gobierno de Juan Manuel Moreno que puso fin a 40 años de hegemonía socialista en Andalucía. Luego, en 2019, llegaron los acuerdos que hicieron posible los gobiernos autonómicos de Madrid y Murcia, y otros municipales, sin ir más lejos el de la capital de España. Todos ellos en coalición con Ciudadanos y con Vox como respaldo externo. 

Un nuevo escenario 

Naturalmente, y como consencuencia del vuelco en el tablero político descrito, esos Ejecutivos autonómicos y municipales responden a una foto fija política, la de la primavera de 2019, radicalmente distinta a la situación actual.

Baste decir que Ciudadanos, el socio de gobierno, es un partido en claro riesgo de desaparición, como quedó de manifiesto el 4-M en Madrid, y que Vox ha crecido exponencialmente desde entonces, hasta convertirse en la tercera fuerza política del país. 

Aunque los líderes de PP y Vox siguen sin comunicarse, la relación entre ambos partidos, particularmente por lo que se refiere a los grupos parlamentarios, se ha relajado, aun con recelos, en los últimos meses. Fuentes de la dirección del Grupo Popular aseguran que puede haber sintonía en muchas cuestiones, pero critican lo que consideran "excesos" de Vox, tanto en las materias de fondo como en la estrategia. 

"Ellos tienen que darse cuenta de que a largo plazo van a llevar a sus seguidores a la frustración con esta estrategia de movilización permanente. A nosotros nos sorprendía el año pasado que incluso mucha gente por la calle nos preguntaba si la moción tenía posibilidades de salir adelante. Cuando haces política de espaldas a la realidad es lo que ocurre" señalan.

Al mismo tiempo enfatizan que "lo importante" es "crear una alternativa sólida a Sánchez, que ahora es más viable que nunca, pero con inteligencia y sabiendo que aún queda mucho para 2023", comentan esas fuentes populares, en referencia a la fecha de las próximas elecciones generales.

En síntesis, y volviendo a la cita de Antonio Cánovas con la que Casado comenzó su ya célebre discurso de réplica a Abascal, los populares creen que "en política, lo que no es posible es falso".