Una persona intenta limpiar de nieve para poder sacar su vehículo de una calle de la localidad de Espinal.

Una persona intenta limpiar de nieve para poder sacar su vehículo de una calle de la localidad de Espinal. Jesús Diges EFE

Noticias

¿Es más probable morir de frío o de calor? El impacto de las temperaturas extremas en la salud

Son varias las provincias que están en alerta roja por las temperaturas extremas, pero ¿qué es más letal?

17 enero, 2023 14:12

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha alertado de la llegada de un episodio de frío y nieve a la península. Ya se ha dado la alerta roja por temporal extremo en algunas provincias. Se estima que este miércoles y jueves serán los más fríos. Este latigazo polar, como sucedió con las olas de calor en verano, provoca que estemos alerta y seamos cautos antes de ponernos los zapatos para salir a la calle. Pero ¿cuál de estas dos es la más letal, frío o calor?

Según un estudio de la Asociación Americana del Corazón, las olas de frío y calor aumentan el riesgo de muerte en personas con problemas cardiovasculares, ictus o insuficiencia cardíaca y arritmias. De cada 1.000 muertes por enfermedades cardiovasculares, 2 se relacionan con el calor extremo y 9 con el frío extremo. 

“Una de cada 100 muertes cardiovasculares puede atribuirse a los días de temperaturas extremas, y los efectos de la temperatura fueron más pronunciados cuando se analizaron las muertes por insuficiencia cardiaca”, explica Haitham Khraishah, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Maryland, Baltimore.

[Asfixiados y quemados por el cambio climático: el verano que se nos cayó la venda (I).]

Se analizaron los datos de más de 32 millones de muertes cardiovasculares en 567 ciudades de 27 países de todos los continentes. Pero no abarca suficientes datos de Asia, Oriente Medio y África, por lo que no se pueden hacer estimaciones globales precisas.

Frío y calor, en perspectiva

Uno de los hallazgos del estudio es que, por lo general, las tasas de mortalidad desde la década de los sesenta, se han reducido. Esto es porque se han podido identificar y tratar los factores de riesgo individuales, como el tabaco, la inactividad física, la diabetes tipo 2 o la hipertensión arterial. 

La enfermedad más sensible al frío extremo es la isquémica del corazón. Es la que más muertes provoca (12 muertes). Tras esta, le siguen el ictus (11), la insuficiencia cardíaca (8) y la arritmia cardíaca (10). 

Según la Cruz Roja, las temperaturas bajas extremas favorecen la aparición de enfermedades respiratorias, como resfriados, gripe, bronquitis o neumonía. Por eso es importante protegerse. Así lo recuerdan con su nueva campaña Yo me protejo, dirigida a mejorar los hábitos saludables y evitar conductas de riesgo en la población vulnerable relacionados con el impacto negativo de las bajas temperaturas.

[Copernicus alerta: el último año fue el quinto más cálido en el mundo y el segundo más extremo en Europa]

Las personas más vulnerables al frío excesivo son los niños, los mayores de 65 años, las embarazadas y aquellas personas con enfermedades de tipo respiratorio (pulmonar obstructiva, por ejemplo), de tipo circulatorio (enfermedad crónica cardíaca, hipertensión…) o de tipo renal (insuficiencia renal).

El nivel socioeconómico o las condiciones laborales también influyen. Dentro de las personas sanas, las personas sin hogar y los hogares con recursos escasos son los dos grupos más afectados por las olas de frío. 

En el caso del calor extremo, las condiciones más afectadas son los ictus (4), seguida de la enfermedad isquémica del corazón (4). 

Durante las olas de calor, existe un riesgo de sufrir golpes. Suceden rápidamente y en un periodo corto de tiempo. Asimismo, la mortalidad, incluso en el caso de las personas sanas, sigue siendo un riesgo.

Pero en declaraciones previas a ENCLAVE ODS, Cristina Linares, codirectora de la Unidad de Referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III, advertía que las personas con enfermedades crónicas son más vulnerables a estos golpes.

[El año más cálido del siglo y sin previsión de Navidades blancas: qué invierno nos espera en España]

Los que podrían verse más afectados por el calor excesivo son prácticamente los mismos que en el caso del frío: niños, mayores de 65, mujeres embarazadas y personas con patologías crónicas, donde también se incluyen aquellas con enfermedades de tipo neurológico (párkinson, alzhéimer, demencia…).

También hay factores sociales que influyen en la exposición al calor extremo. En este sentido, las personas que trabajan al aire libre y las expuestas al sol, como agricultores, barrenderos o trabajadores de la construcción, tienen más probabilidades de sufrirlos. 

Según un estudio, publicado como parte del libro Urban Overheating: Heat Mitigation and the Impact on Health, publicado hace unos días, entre 1999 y 2018 se han contabilizado 791 decesos por altas temperaturas (el 62% de ellos, en personas de más de 65 años).

Salud y medio ambiente

En esta investigación, la mayor base de datos que correlaciona las temperaturas extremas y la mortalidad cardiovascular, se exhorta a que las políticas públicas orientadas a la salud pública también aborden la cuestión medioambiental.

“Ahora, el reto es el medio ambiente y lo que el cambio climático puede depararnos”, asevera Barrak Alahmad, de la Universidad de Harvard (Boston). El investigador hace un llamamiento a las organizaciones profesionales de cardiología para emitir directrices y declaraciones que aseveren la relación entre las temperaturas extremas y la salud cardiovascular: “Tenemos que estar al tanto de las exposiciones ambientales emergentes".

Los investigadores recomiendan que se pongan en marcha sistemas de alerta y consejos específicos para las personas que sufren dolencias cardiovasculares, para prevenir así las muertes durante fenómenos climáticos extremos.