Imagen de archivo de una persona fatigada sola en una oficina.

Imagen de archivo de una persona fatigada sola en una oficina. iStock

Historias

Cómo saber si eres un 'workaholic' o solamente te importa mucho tu trabajo

La psicóloga Olga Merino, especialista en Salud Laboral, explica que “los jefes deben dar ejemplo y no enviar un correo a las 11 o 12 de la noche". 

26 diciembre, 2022 03:01

"¿Qué planes tienes para el fin de semana?”, le pregunta Vicente a María, su compañera de trabajo. “Pues tengo que terminar una auditoria para un cliente”, responde. María es una persona adicta al trabajo. Según las cifras más recientes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en España, un 6% de los trabajadores, trabajaron 49 o más horas

En la actualidad, trabajar demasiado está socialmente aceptado e incluso es aplaudido. En este sentido, cuando un jefe observa que un trabajador se queda más tiempo del que debería, se va generando una mayor confianza y estima hacia él o ella. 

Uno de los objetivos a la vista de cualquier organización es que sus trabajadores estén comprometidos y realizados con el trabajo que desempeñan. El engagement es considerado un elemento clave para lograr el éxito empresarial.

Pero es muy fina la línea que separa a los empleados comprometidos y a los adictos al trabajo o workaholics. Ambos comparten un elemento de absorción, pero su motivación es diferente. El trabajador comprometido está absorto debido a una motivación intrínseca, mientras que el workaholic queda atrapado debido a un estímulo interno que no puede resistir.

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La diferencia más significativa es que el trabajador engaged es feliz tanto dentro como fuera del trabajo y tiene un estado de realización positivo. Mientras que el workaholic está obsesionado con el trabajo y no es feliz ni en el trabajo ni con su vida.

Adicción sin sustancia

De esta manera, explica el psicólogo y presidente de la Fundación Psicología Sin Fronteras, Guillermo Fouce, el workalcoholism presenta características idénticas a cualquier otra adicción. El criterio para considerarlo una adicción es el básico: “que incida en nuestra vida de manera que la haga disfuncional, que se genere un malestar en la persona y luego una incidencia en su vida”, explica el especialista.

La adicción al trabajo no está reconocida por la Organización Mundial para la Salud (OMS) como un trastorno. La única condición relacionada con el trabajo reconocida por la institución es el síndrome de desgaste profesional, o burnout, listada como fenómeno ocupacional en la 11.ª edición de la Clasificación internacional de enfermedades (CIE-11).

“Hay una cierta polémica o debate sobre cómo o hasta dónde considerar a la adicción al trabajo un trastorno”, señala Fouce. Si se conocen extensamente las adicciones con sustancia, como la cocaína o la heroína, o el tabaco y el alcohol, las adicciones sin sustancia, como la ludopatía, la ciberadicción o workalcoholism, pasan muchas veces inadvertidas.

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Por esta razón, si las raíces del problema se pasan por alto o hasta se promueven, es inevitable resignarse al fatalismo al constatar sus consecuencias en el ámbito personal.

¿Workaholic o trabajador ejemplar?

Para diferenciar a un adicto al trabajo de un trabajador ejemplar es muy sencillo. La conducta de workaholic se desarrolla cuando el trabajo se apodera de todos los espacios de su vida. El afectado no puede equilibrar entre el mundo del trabajo y del ocio y lo personal.

Se dedican muchas más horas de lo normal al trabajo. “La persona no es capaz de desconectar, provocando que aumenten los niveles de estrés y tensión”, describe Fouce.

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Por lo general, se pueden identificar tres características en los adictos al trabajo: tienden a pasar mucho tiempo en actividades laborales; piensan en el trabajo cuando no están en el trabajo; y tienden a trabajar más allá de la organización, las necesidades, las demandas y las expectativas monetarias.

Además, sienten culpabilidad o ansiedad cuando no se están dedicando a la actividad laboral. Tienen una serie de emociones negativas como culpabilidad y ansiedad cuando estos no se están dedicando a actividades laborales. El trabajo excesivo y la compulsión por trabajar son los dos aspectos que caracterizan al workaholic.

Triángulo físico-psicológico-social

Para trabajar en el diagnóstico de una persona adicta al trabajo, se utilizan el mismo parámetro que con cualquier otra adicción. Uno de los síntomas que comparten es que se producen traumas que pueden dificultar la conciliación del sueño y generar estés.

“Todo va conectado e interconectado. Es un triángulo entre lo social, el aislamiento y todo lo relacionado con lo psicológico (sentirse mal, baja autoestima…) y lo físico” advierte el psicólogo.“Se generan problemas somáticos, desde infartos, dolores de tripa, hipertensión…”, añade.

Otros síntomas son: dificultad de conciliación del sueño, irritación con la incapacidad de descanso y dolores, cefaleas, migrañas tensionales, y otras consecuencias relacionadas con el exceso de actividad cognitiva.

Uno de los métodos que se utilizan en psicología clínica para evaluar si una persona sufre de esta condición es el Work Addiction Risk Test (WART), creado por el psicoterapeuta Bryan E. Robinson en 1989. Esta prueba mide la adicción al trabajo como un tipo de comportamiento en vez de una adicción. 

¿Cómo se puede evitar?

La clave está en ponerse límites y horarios. Fouce explica que una de las cosas que han propiciado la aparición del workalcoholism es la hiperconectividad. Esto es, "estar las 24 horas al día con un móvil de empresa o de trabajo". Ponerse límites y ponerse horarios.

Los psicólogos recomiendan la jornada de 6 horas: seis horas para descansar, seis horas para trabajar y seis horas para el ocio. Cuando se trata con un workaholic, los especialistas trabajan el aspecto interno que se la he ido de control. Pero, especifica el doctor, “también influye su entorno”.

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Pero no todo es responsabilidad del afectado por la adicción. La psicóloga, coordinadora Regional de Prevención FREMAP y co-responsable del Grupo de Salud Laboral del Colegio de la Psicología de Madrid, Olga Merino Suárez, señala que es una responsabilidad compartida.

“Hay una normativa en política de desconexión digital y no solo digital, sino de desconexión y de facilitación de tiempos de descanso, de respeto al tiempo, de descanso a la intimidad. Las empresas deben acatar la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales”, explica.

Esto también tiene que ver con los propios trabajadores y el liderazgo de las personas: “Los equipos y los jefes deben hacer magisterio por el ejemplo, evitando enviar un correo a las 11 o 12 de la noche un domingo”, añade. Cuando esto sucede, se obliga de alguna manera a la persona que lo recibe a tener la sensación de necesidad de contestar.

Otra de las recomendaciones de los psicólogos es realizar las terapias mindfulness para poder centrarnos en el presente y ser capaces de evitar los pensamientos automáticos que llevan a las rumiaciones y a todo aquello que hemos dejado pendiente en la oficina.