Menos mal que ha llegado Karmento para poner color y alegría en el gris oscuro casi negro del ruido ambiental. Albaceteña maravillosa, luz de La Mancha. Divina. Quiero y duelo. Una emoción, una magia. No he podido despegarme en bucle de su preciosa actuación del otro día en el Festival de Benidorm, una joya tan cosida a la tierra y universal a la vez, tan bonita y tan especial, tan inmensa como el ruido de las olas, tan impresionante que me tiene encandilada y rota de ilusión. Ardiendo en mi interior. El increíble loroló, tres minutos de genio y locura, de embrujo, tocando el cielo azul inmenso, ese baile, esos colores, esa albaceteña con el corazón encendido y tal fuerza que arrolla. El viento la está llamando. Karmento, gloria y fuga, no representará a España en Eurovisión, ellos se lo pierden, pero ya está en el latido de tanto españoles, de todos nosotros, que adoramos el suelo donde vivimos y nos vemos en el espejo de ese cuerpo de olas salvajes, embistiendo versos y emociones, rompiendo malecones y géneros. Fascinación. Hoguera que no se apaga. Qué bonita es. Qué garra. Qué fuerza. Karmento, adorable tormento de nuestros sentidos, te queremos y te llevamos adentro con nosotros.

En fin, que me muero de pasión. A propósito del Benidorm Fest, otro castellano-manchego que deslumbra es el toledano Alejandro de Miguel, el diseñador de los famosos, el modisto de la nueva elegancia, el genio de los trazos de terciopelo. Puntadas de hechizo con hilos de oro. Como Karmento, pero en otro plano, también ha triunfado en Benidorm. De Miguel es ahora mismo el hombre más buscado en el famoseo nacional y no por casualidad: vive su gran momento de creatividad e inspiración y me parece tan sencillo y sutil que para mí sería un sueño entrar en su mundo de fantasía y dejarme llevar por esa magia. La última estrella de su constelación ha sido la gran Mónica Naranjo, presentadora del festival, pero en su agenda están subrayados también los nombres de Cruz Sánchez de Lara y su gloria del Corpus de Toledo, Ana Obregón, Mariló Leal, Anne Igartiburu, Virginia Riezu o Cristina Pardo, por citar sólo a algunas de sus musas. El diseño festivalero de la Naranjo, tan potente y espectacular como ella, es una joya brillantísima y perfecta de alto voltaje e impactante color de luna. Y el vértigo de ese escote, sirena en alta mar.

Ay, cómo me gusta soñar, pero de pronto tenemos que bajar al barro. Zas, pelotazo y caída del caballo. Ya no queda ni una sola encuesta en la que Alberto Núñez Feijóo no le pegue un barrido por el mediocentro a Pedro Sánchez, ese hombre, pero yo sigo muy desconfiada y no tengo claro un ticket ganador, sobre todo por las artes del “como sea” que se gasta el genio de la Moncloa y su evidentísima intención de resistencia hasta el tiempo de descuento. Ojo al dato y que Feijóo no se confíe. En Castilla-La Mancha me ha llamado la atención el muy reciente estudio de Lorente y Cuenca publicado por El Español que por ahora lo deja todo en el aire y no apunta a un claro ganador en las autonómicas de mayo: ni Emiliano García-Page ni Paco Núñez, todo abierto, todo en el aire, el Palacio de Fuensalida en un tris. De ahí la intensidad de la pelea en los cuatro meses que quedan por delante y la pegada con la que tanto Page como Núñez están afrontando estas elecciones, como si se jugaran el todo por el todo. Que se lo juegan.

Y voy cerrando el chiringuito de este lunes. Sólo una cosa más. Una efusiva felicitación a los restaurantes Sánchez-Beato de Toledo y Maralba de Almansa, en Albacete, por su inclusión en la plataforma TheFork dentro de los cinco mejores de España. Todo un lujo para los maravillosos cocineros Víctor Sánchez-Beato y Fran Martínez, dos genios que también ha dado nuestra tierra y de los que tan orgullosos estamos. No se lo pierdan. A seguir bien y ¡venga otra ronda!