Jonathan Franzen y Chris Ware / Fotos: Larry D. Moore y Janet Fine.

Jonathan Franzen y Chris Ware / Fotos: Larry D. Moore y Janet Fine.

Jardines colgantes La tribuna

¿Es la IA un peligro para la literatura?

Puedo escribir los versos más tristes... sin la ayuda de una máquina. No nos hagamos los dignos: el lenguaje es, en sí, una especie de IA. 

23 octubre, 2023 01:10

El escritor francés Pascal Quignard cree que la Inteligencia Artificial “nada cambiará de nuestro dolor y de la belleza de nuestro dolor”. En una entrevista con Alejandro Luque (Jot Down), el último Premio Formentor asegura que “los humanos seguiremos componiendo elegías más tristes que las que pueda concebir una máquina”.

Jonathan Franzen incluso ha visto cómo sus libros “han sido usados para alimentar el modelo de lenguaje de la inteligencia artificial”. El escritor estadounidense opina en una conversación con Silvina Friera (Página/12) que se trata de un lenguaje “completamente estúpido, no es nada inteligente porque solo adivina las palabras usando el lenguaje con el que lo alimentaron; sin ese robo no puede adivinar”. El autor de Las correcciones no se siente “amenazado por la inteligencia artificial, porque es imitación y escribir bien es lo contrario de la imitación”.

El historietista Chris Ware, creador del clásico Jimmy Corrigan, el chico más listo del mundo, asegura que “cualquier artista intenta aprender y ver lo que otros artistas han hecho, e inconscientemente absorbe su influencia”. En una entrevista con Javier Villuendas (ABC), dice que lo mismo ocurre con el lenguaje. “Todos usamos palabras que alguien antes pensó. Muy raramente usamos una palabra que hemos inventado nosotros. Así que creo que el lenguaje es en sí una especie de IA”.

“La IA es imitación y escribir bien es lo contrario de la imitación”, Jonathan Franzen

Antonio Muñoz Molina conversa con Daniel Arjona (Zenda), pendiente de las alubias que está cocinando (“me da miedo que se agarren”). El autor de No te veré morir está muy preocupado por la actualidad, que califica de ”terrible”: “Veo a la gente por la calle pegada a la pantalla de su móvil, trabajando para los dueños de las redes sociales, para esos forajidos que están destruyendo las mentes humanas”. Pero finalmente se impone el optimismo: “Con todo, cada vez veo una mayor resistencia y creo que la literatura prevalecerá”.

Las redes también preocupan a Olga Tokarczuk. “Me he convertido en una escritora mucho más cautelosa –confiesa la Nobel polaca a Winston Manrique Sabogal (WMagazín)–. El malentendido es el gran problema que tenemos hoy. Utilizar fragmentos de una frase sacados de contexto es una actividad que está de moda en internet. Ahora voy con mucho cuidado con lo que escribo. ¿Eso es autocensura? Pues no lo sé”.

A Laura Fernández lo que le preocupan son los personajes. “Uno se hace escritor porque está solo o se siente solo –cuenta la autora de Damas, caballeros y planetas a Clara Ferrer (Última Hora)–, pero en realidad estamos acompañados por toda la gente que llevamos dentro. Como bien dijo Thomas Pynchon: ‘Todos somos una sala llena de gente’. Cuando leemos, nos llenamos de gente e historias y eso nos da muchas herramientas para estar en el mundo desde diferentes perspectivas, no con una visión única”.

“Usamos palabras que alguien pensó antes. El lenguaje es en sí una especie de IA”, Chris Ware

Sobre la lectura se manifiesta también Peter Orner. “No puedo hablar de literatura, no puedo hablar de la lectura, sin hablar de lo que la lectura hace por mí, que es hacerme recordar cosas –confiesa el escritor norteamericano a Aloma Rodríguez (Letras Libres)–. Sin embargo, se supone que debes estar aprendiendo. A veces, especialmente los hombres, necesitan aprender algo, por eso leen no ficción (...). Pero no hablamos lo bastante de que leemos para recordar”.

A Eduardo Sacheri, como lector, le molesta “sentir que el autor me está señalando el bien, y una manera de hacerlo es a través de personajes chatos, sin volumen, complejidad, matices”. Y, como escritor, busca “personas, no estereotipos, independientemente de lo bien o mal que me caigan”, cuenta a Ángel Peña (The Objective) el novelista argentino, que acaba de publicar Nosotros dos en la tormenta.

P. S. Irene Vallejo acaba de publicar La leyenda de las mareas mansas, basada en Las Metamorfosis de Ovidio. “Es una reflexión sobre el cambio –explica a Tino Pertierra (La Nueva España)–. Nos trata de llevar de la mano hacia una convivencia con el cambio, con la transformación, no como una experiencia traumática, sino como parte consustancial de la vida. Este mundo muchas veces nos asusta porque lo vemos tan cambiante, tan impredecible... Y Ovidio nos recuerda que aquello que no cambia es lo que está estancado, como las aguas pantanosas, mientras que los ríos que están limpios tienen que correr (...) Esa imagen de la transformación como parte esencial de nuestro recorrido humano es muy actual y muy vital”. 

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