Alfons Cervera y Clara Obligado

Alfons Cervera y Clara Obligado

Jardines colgantes

¿La literatura cambia el mundo?

Hay que intentar generar interés por lo eterno, sacudir nuestro espíritu, revelar lo inmortal que hay en nosotros, porque vivimos una época de puritanismo. Todo, por una sobredosis de vida doméstica y... de modernos

13 marzo, 2023 01:53

Irene Vallejo piensa que “hay que escribir como si los libros pudieran tener algún influjo en la sociedad, que es bueno trabajar como si pudiéramos cambiar las cosas, aunque los obstáculos sean enormes”. La autora de El infinito en un junco cuenta a Álvaro Sánchez León (Aceprensa) que intenta “generar interés por lo eterno”. Considera que “en un momento tan agitado en la vida política, en el momento histórico y en las crisis que vivimos”, es importante “cuidar las palabras y utilizarlas como vehículo de las experiencias que compartimos”.

Lo eterno también preocupa a Fernando Savater (The Objective), quien cree que “lo propio del arte literario –de todo arte, en realidad– es sacudir nuestro espíritu, despertar nuestras emociones, revelar lo inmortal que hay en nosotros contra la muerte necesaria”. El filósofo, a propósito de la polémica suscitada por la revisión de los textos de Roald Dahl, está convencido de que “a los niños y adolescentes se les educa de veras enseñándoles a sentir, a gozar y padecer, a burlarse y a admirar, no anestesiándolos para que no levanten la voz y parezcan bien domesticados”.

A propósito de la ola de corrección política, en la misma publicación Clara Obligado le dice a Ariana Basciani que “vivimos en una época de muchas cortapisas, que yo creo que no son buenas para la literatura, no son buenas en absoluto”. “El puritanismo –asegura la escritora hispanoargentina– nos va a llevar a territorios muy incómodos, y no con esto estoy defendiendo la violencia, ni muchísimo menos, pero creo que un libro violento puede hacer reflexionar sobre la violencia. Lolita es una gran novela, digamos lo que digamos, ¿no? Es mi punto de vista y respeto a los otros, pero si a mí se me ocurre Lolita, Lolita escribiré”.

Clara Obligado: “El puritanismo nos va a llevar a territorios muy incómodos”

Por su parte, la escritora y periodista Karina Sainz Borgo estima que “hay una sobrepublicación de literatura con propósito”. “Una literatura que se propone reivindicar, corregir, rehacer –explica a Bruno Bardo Porto (ABC)–. La literatura no corrige, no rehace, no venga, no repara. La literatura imagina, molesta, te pone nervioso”. La autora de La isla del doctor Schubert, también considera que hay un exceso de autoficción. “Estamos enfermos de literalidad, de autorreferencia. Me genera cierto hartazgo también como lectora. Esas sobredosis de vida doméstica”.

Alfons Cervera opina que, “de alguna manera, el testimonio tiene bastante de ficción”, porque “es imposible recordarlo todo y los vacíos los llenamos con lo que inventamos”. “En todo caso –precisa a Bel Carrasco (Zenda)–, no todo vale a la hora de inventar lo que contamos. La ficción no es un cajón sin fondo donde cabe todo. Hay quien echa mano de la ficción para inflarse a contar mentiras”.

Alejandro Gándara va más allá. “Escribir novelas sobre lo que está sucediendo es quedarse corto –asegura a Esther Peñas (ctxt)–, hay que proponer otro tipo de realidades alternativas y creo que esa es la función de la novela ante una actualidad tan desaforada, desbordante e imponente. Escribir es enamorarse de la vida y la actualidad no es eso”.

Alfons Cervera: “Hay quien echa mano de la ficción para inflarse a contar mentiras”

Quien no deja de ser objeto de encendidos debates es Galdós. Entre sus más fieles defensores, se encuentra Antonio Muñoz Molina. “A mí lo que me molesta mucho es la condescendencia con Galdós –confiesa a Angélica Tanarro (Publishers Weekly en Español)–. Vargas Llosa de manera absurda publicó un libro en el que de nuevo se le perdonaba la vida. Dijo que no supo ser moderno, que no supo crear una voz narrativa moderna (...) ¡Vamos a ver! Una cosa que tiene Galdós es (...) precisamente cómo juega con la voz narrativa experimentando. Y entonces llegan estos, que son tan listos, y dicen: ‘está bien, pero no consiguió ser moderno. Yo sí que soy moderno’. Eso me produce risa”.

P. S. El escritor y musicólogo Ramón Andrés explica a Anna María Iglesia (Letra Global) la diferencia entre la música y la pintura: “La música es tiempo fluyente, y la pintura es la pura detención del tiempo. La resonancia de la música nos da referencia del lugar en el que suena; su reverberación es una manera de crear espacio. En cambio, la pintura comprime ese espacio, lo reduce a la proporción de un mundo pequeño, que es el cuadro. Y ese es su valor: ofrecernos un mundo contemplado, estático, pero en movimiento en nuestro interior”.

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