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Poesía

Raúl Zurita gana el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana

El autor chileno ha obtenido el máximo galardón de la poesía en español y portugués como reconocimiento a su obra, "un ejemplo de cómo sobreponerse al dolor"

8 septiembre, 2020 19:35

El poeta chileno Raúl Zurita (Santiago, 1950) ha ganado el XXIX Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el galardón más importante de su ámbito, concedido anualmente por Patrimonio Nacional en colaboración con la Universidad de Salamanca. El anuncio del fallo del jurado lo ha anunciado, desde el Palacio Real de Madrid, Llanos Castellanos, presidenta de Patrimonio Nacional.

La elección del jurado, que se ha reunido de manera telemática debido a la pandemia de Covid-19, es un reconocimiento a la obra de Zurita y "a su ejemplo poético de sobreponerse al dolor con versos con palabras comprometidas con la vida, la libertad y la naturaleza", ha señalado Castellanos en el acto, retransmitido por Internet. "Ojalá en estos tiempos en estos meses que estamos viviendo sea un ejemplo de como sobreponernos a tanto dolor y a tanto pesar", ha señalado la presidenta de Patrimonio Nacional.

Por su parte, el poeta Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, también ha elogiado la figura de Zurita. "El Premio Reina Sofía es un referente decisivo para la poesía iberoamericana, y el ganador de este año es precisamente eso, un referente decisivo de la poesía iberoamericana desde los años 70. Su primer libro, Purgatorio, se convirtió en un referente de las vocaciones poéticas con un lenguaje libre, arrebatado y ajustado, una obra que fue convirtiéndose en emblema de la gran tradición de la poesía chilena". Una tradición que ensancharon durante el siglo XX otros grandes poetas compatriotas como Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Gonzalo de Rojas o Nicanor Parra, los dos últimos reconocidos también con el Premio Reina Sofía.

"Libros como Anteparaíso o La vida nueva —continuaba García Montero— demuestran que se puede defender, frente al miedo y a la represión, la voluntad de la palabra poética como dignidad de los seres humanos. Eso es la figura de Raúl Zurita: un mar abierto capaz de enferntarse y golpear a las rocas. Su voz une a toda la comunidad iberoamericana, cuando uno tiene la oportunidad de hablar de poesía en España, Colombia, México, Argentina o Chile, siempre aparece el nombre de Raúl".

El Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana tiene como objetivo reconocer el conjunto de la obra de un autor vivo que por su valor literario constituye una aportación relevante al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España, y es el galardón más importante en poesía en español y portugués.

La dotación económica del premio asciende a 42.100 euros, a los que se añade la edición de un poemario antológico del galardonado, con el estudio y notas a cargo de un destacado profesor de literatura de la Universidad de Salamanca, además de unas jornadas académicas sobre el poeta premiado.

En los últimos años han sido galardonados con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana el poeta catalán Joan Margarit, Premio Cervantes 2019, la poeta Ida Vitale, Premio Cervantes 2018, o, entre otros, María Victoria Atencia, Antonio Colinas, Claribel Alegría y Rafael Cadenas.

Amor por 'La divina comedia'

Zurita es hijo de un chileno y una italiana. Su padre murió cuando él solo tenía dos años de edad. Su madre tuvo que buscarse un trabajo para sacar adelante a sus hijos, Raúl y su hermana menor Ana María, que quedaron a cargo de su abuela, una nostálgica de Italia que inculcó a sus nietos el amor por la cultura de su país y en especial por La divina comedia de Dante.

Durante sus años de estudiante, Zurita ingresó en el Partido Comunista. Tras el golpe de estado de Pinochet, fue detenido y torturado en la bodega de un barco usado como centro de detención. Posteriormente fue puesto en libertad y sobrevivió robando libros para luego venderlos. Cuando publicó su primer libro, Purgatorio, lo veía a través del escaparate de las librerías, pero no podía entrar en ellas, porque estaba fichado en todas las librerías de Santiago, anécdota que cuenta en Verás un mas de piedras (Fondo de Cultura Económica, 2017). Con un lenguaje desquiciado, aquel poemario era, en palabras del crítico Túa Blesa, "por una parte, el discurso que surge en el Chile de Pinochet y desde la voz de quien había sido detenido y torturado y, por otra, la palabra de un sujeto que ha abrazado la locura".

La alegoría política se universaliza en la obra del chileno a través del canto a los desiertos, las cordilleras y las playas de Chile como testigos de un camino en busca de la redención. Esta versificación telúrica busca contrarrestar en su pureza a la extensión vacía del horror. Experiencia límite de un país en ruinas que configura todo el itinerario poético de Zurita y que se basa, para ello, en el tono mítico y en las grandes estructuras de la Divina Comedia, La Biblia o el Popol Vuh maya.

El poeta siguió escribiendo y publicando, probando también otras formas de expresión como la performance artística, con el cuerpo como frecuente protagonista de sus más que singulares acciones y como integrante del grupo CADA (Colectivo de Acciones de Arte) junto con Diamela Eltit, Lotty Rosenfeld o Fernando Castillo. En 1982, mandó escribir con aviones en el cielo de Nueva York, y también sobre el desierto de Atacama, las frases que componían su poema La vida nueva. Aquella acción se convirtió en uno de los hitos de su carrera e inspiró a Roberto Bolaño para su novela Estrella distante. "Ojalá en estos tiempos nos sobrevuele aquel de sus versos que escribió en el cielo de Manhattan y en Atacama: ni pena ni miedo”, ha dicho la presidenta de Patrimonio Nacional durante el anuncio del premio.

Autor de una treintena de libros, Zurita cuenta en su haber con otros numerosos galardones, entre los que destacan el Premio Nacional de Literatura de Chile y el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, que obtuvo en 2016. Ha sido profesor en varias universidades y es doctor honoris causa por la Universidad de Alicante, entre otras.

Tal como han señalado Llanos Castellanos y García Montero, la poesía ha sido para Zurita una manera de sobreponerse al dolor, tanto personal como colectivo. Lo dijo el autor en su última entrevista para El Cultural: "El lenguaje es la forma que tenemos de convivir con los muertos, con los muertos de todo un país".