Image: Estructuras disipativas

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Poesía

Estructuras disipativas

Clara Janés

27 abril, 2018 02:00

Clara Janés

Tusquets. Barcelona, 2018. 128 páginas, 13 €

Académica, ensayista, traductora, novelista, Clara Janés (Barcelona, 1940) ha publicado una treintena de libros de versos. Con (Psi) o el jardín de las delicias fusionó poesía y nociones científicas. Sin encerrarse en el lenguaje de los especialistas, logró unir las reflexiones filosóficas y la física cuántica. Continúa caminando literariamente por vías poco frecuentadas.

Estructuras disipativas es un concepto del ruso-belga Ilya Prigogine, premio Nobel de Química en 1977. Los experimentos numéricos de Prigogine dan un fruto: descifrar el mecanismo que le permite a la materia pasar del orden al desorden, adquiriendo nuevas características. Clara Janés divide en cinco secciones su poemario. En la primera de ellas, la escritora ensambla cifras, plantas, incertidumbres, cenizas. Describe la agonía de un pequeño animal. La vida huye escoltada por un grito. En medio de tantos elementos conectados, la soledad humana: "El hombre calla, / ladrón que a plena luz / roba a través del silencio // y se desvanece / como medusa blanca // en el mar inmenso".

Los cinco textos del segundo apartado llevan el mismo título: "Movimiento". La poeta menciona un juego de reflejos y las letras de varias palabras crean imágenes. En la tercera parte, las esculturas de Adriana Veyrat y Martín Chirino inspiran a la escritora. Ésta esquiva los espejos. La lógica del poema "Vórtice" desemboca en una nueva pregunta. La sección cuarta, cuyo título coincide con el de la obra, constata despedidas, porque "las formas son ya sólo / personificaciones / de los ausentes". Janés identifica a su padre con un olivo moribundo, ambos "con dos ramas nuevas / de relucientes hojas: / la voluntad de vida / y de palabra". En el apartado último se recuerda a amigos que fallecieron. Dos poetas, el palestino Mahmud Darwish y el turco Ilhan Berk, y Rafael Martínez Nadal son evocados con versos emotivos. La figura y una frase de Rosa Chacel viven en la memoria de Clara Janés.

Estructuras disipativas acaba con "Hierba", uno de los poemas más intensos del libro. El texto está dedicado al cineasta iraní Reza Allamehzadeh. Clara Janés lo escribió tras ver una película que Cooper, Schoedsack y Harrison rodaron en 1925. A pesar de la aridez, de sus desiertos y barrancos íntimos, una muchedumbre avanza con energía. Descalzos en la nieve, hombres y mujeres superan escarpaduras, sombras, tempestades. Siguen su marcha en silencio. Es el final apropiado para una obra profunda.

@FJIrazoki