Image: Crónica natural

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Poesía

Crónica natural

Andrés Barba

18 diciembre, 2015 01:00

Andrés Barba. Foto: Eduardo Carrera

Visor. Madrid, 2015. 82 páginas, 10€

Es normal que un narrador tenga un pasado, más o menos lustroso, de poeta. Más raro resulta que un novelista dé a las prensas y a una edad, digamos, avanzada, un libro de poesía. Eso es precisamente lo que ha sucedido con Andrés Barba (Madrid, 1975), quien tras publicar numerosos libros de narrativa, a los cuarenta de su edad, publica su ópera prima poética, accésit del Jaime Gil de Biedma, Crónica natural.

Hablando de presuntas normalidades, su asunto entra dentro de los clásicos: la muerte del padre, y no en sentido metafórico. De ahí la pertinencia del título. Y de ahí, suponemos, el género elegido, por más que Barba comente en "Agradecimientos" que comenzó a escribir estos poemas sin intención de publicarlos, "sólo para ayudarme a hacer el duelo" y "para no olvida"; en un lenguaje que le resultaba "ajeno y lleno de dificultades".

"Como se aprende a leer, / como se aprende un oficio / tú aprendiste a estar enfermo", dice. Ese "tú" marca el tono de la obra, que es un diálogo. Intenso, cómo no, en el que los recuerdos de uno y otro, o de los dos al tiempo (aquel viaje a Bucarest), van orientando una deriva caracterizada por el dolor, pero en la que no faltan momentos de felicidad que la memoria se empeña en rescatar.

La familia (padres y cinco hermanos) y Carmen (la conexión argentina, tan presente: "Palermitana") ayudan al protagonista a contar (esta poesía es indefectiblemente narrativa) lo que sucede. "Hasta que llegó la enfermedad, / entonces ese mundo lo invadió todo".

El lector que haya pasado por parecido trance no podrá por menos que empatizar con Barba en su relato. Acompañarlo en sus evocaciones: la mili del padre en Madrid; las divagaciones del adolecente playero: "Los pinos"; los viajes portugueses: "Vilareal do Santo Antonio", "Portugal", y los otros: Nueva York, Salamanca, Buenos Aires; la ciudad perdida: "Huelva"; las anécdotas más personales (del todo extrapolables): "Amago de infarto", "Operación de rodilla"... No todo es enfermedad aquí, aunque los poemas más hondos tengan que ver con ella. "Impasse", "Experiencia": "Quería estar cerca de ti cuando murieras / en la habitación, / contigo", y el que cierra el volumen y le da título: "ya sabemos cómo va a suceder", leemos, lo que "hemos temido toda la vida".

Como en el epígrafe de Flaubert que el autor menciona, no es que Crónica natural "esté bien", es que "es verdad". Y basta.