Image: Dream police

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Poesía

Dream police

Dennis Cooper

27 febrero, 2002 01:00

Traducción de Jesús Llorente. Acuarela. Madrid, 2002. 155 páginas, 12 euros

A Dennis Cooper (californiano de 1953) lo conocemos en España por sus relatos y novelas, con las que empezó en 1989. Creo que pocos saben que se inició como poeta y que esa fue su actividad literaria, desde su primer libro, The Terror of Earrings (1973) hasta He cried en 1985... Justamente lo que Jesús Llorente traduce y prologa hoy -con acierto en general- es una antología de su poesía toda aparecida en inglés en 1995: The Dream Police. Dividida en tres partes que no casualmente se titulan Mudo, Sordo y Ciego, la antología parece trazar el retrato de un autor en plurales personajes, que se corresponderían con el talante de lo que se dio en llamar (pero se pensaba en la prosa) generación X. Adolescentes drogadictos y promiscuos desde el colegio, nihilistas sin vocación, con sueños de crimen y nada, que se van haciendo rockeros, chaperos, marchantes de arte, ejecutivos, ídolos musicales... En realidad nada cambia. Sigue el vacío, el sexo (aquí homoerótico siempre) el crimen como realidad o sueño inmotivado, o quizá como metáfora inversa de la intensidad del deseo, de la plenitud no conseguida. A caballo entre un coloquialismo bien hecho (que puede recordar la poesía de Carver) y esa etiqueta, no del todo cumplidora, de realismo sucio, Cooper -tenido como uno de los transgresores más activos en la actual literatura norteamericana, nada políticamente correcto- nos presenta lo que llama en un poema Blanck Generation o generación en blanco. Muchachos -casi siempte muchachos- ricos o pobres que sueñan con el culo de sus compañeros, compran y venden sexo y están llenos de morbo y de pastillas, hasta que parece no quedar nada... Jesús Llorente da en el prólogo -siguiendo o no a Edmund Whitw- su versión de esa generación, que acaso sigue existiendo con menos etiquetas, y que parece moverse entre la ternura de los lobos -que dice un título de Cooper- y un mundo que no saca de nada moralejas, quizá porque sólo la que no ha salido (sólo la humanidad que hemos sido incapaces de practicar o enseñar) merecería la pena...

Hay en la antología de Cooper poemas directos, simples, desgarradores o llanamente tremendistas. Hay algún fragmento de prosa novelesca (para mí lo menos interesante) y unos poemas finales que, sin cambiar de registro, parecen querer adensarse, complicarse, buscar. La diferencia que digo puede estar entre los poemas de la serie "Chicos a los que he deseado" y "Mi camino", el poema que abre la última parte. En medio, algún crimen sórdido e inútil. Pero sobre todo sexo, brutalidad, belleza adolescente, vacío. ¿Genet, Burroughs, Bataille? Quizá, pero sin teorías, sin explicaciones intelectuales o sociales o psicológicas. Aquí el poema dice sustancialmente, con la rara emoción de lo plano: "Estoy tumbado en la cama/después de follar drogado./Así empieza todo lo que trato de escribir".

Ya he dicho que Jesús Llorente (editor y poeta) ha hecho una buena traducción. Lástima sólo (dice que el propio Cooper pidió que la edición no fuese bilingöe) que entonces no traduzca el título: ¿No suena bien La policía del sueño, tan freudiano?


La catedral de Winchester
[...] Al intentar retratarle por medio de este poema
procuro hacerlo tan ligero y lleno de luz
como los sentimientos que se forman en su vigilia.
Del mismo modo en que un montón de negros
acarrearon piedras en su espalda día y noche
para construir esa iglesia allá en el horizonte,
yo he cargado con estas palabras durante algún tiempo,
las he lanzado cual arroz nupcial cuando él entra.
Un brillo mecánico que proviene de mi escritura
está cambiando de cielo a infierno
gracias al amor que ha coloreado mis versos.
Brian Winchester, vuelve a casa. Ahora parece una catedral.