
Una viñeta de 'Deep It', de Marc-Antoine Mathieu (Salamandra Graphic, 2025)
'Deep It', el devastador cómic que imagina una inteligencia artificial completamente sola en un planeta muerto
Experimental y filosófico, Marc-Antoine Mathieu explora la cuestión del transhumanismo en una novela gráfica capaz de conmover al lector poniéndole en la piel de la IA.
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De vez en cuando aparecen autores que experimentan con el lenguaje del cómic y logran sorprendernos con sus hallazgos. Es el caso de Aquí, de Richard McGuire, una historia contada con un plano fijo apuntando siempre a la misma esquina de una habitación a lo largo de miles de años. O el de los 99 ejercicios de estilo en los que Matt Maden narra visualmente una misma secuencia de otras tantas maneras diferentes; o el de El color de las cosas, de Martin Panchaud, una emotiva historia contada a vista de pájaro y con personajes que son puntos de colores, como fichas de parchís.
En este grupo de historietistas aventureros se encuentra Marc-Antoine Mathieu (Antony, Francia, 1959), autor consagrado en su país con más de 20 títulos publicados, de los que solo unos cuantos han llegado a España. En 3 segundos (Sins Entido, 2012), Mathieu contaba una historia muda de suspense siguiendo la trayectoria de la luz que va propulsándose y rebotando sin cesar en espejos y otras superficies. En Dios en persona (Salamandra Graphic, 2021), la experimentación era temática, especulando con qué pasaría si de repente Dios bajase a la Tierra en forma humana.
Ahora, con unos meses de diferencia (entre septiembre de 2024 y febrero de 2025) y también a través de Salamandra Graphic, nos ha llegado el díptico formado por Deep Me y Deep It, donde se exploran ideas como la consciencia, la identidad, la inteligencia artificial, el transhumanismo y el futuro del planeta Tierra.

Viñetas de 'Deep Me', de Marc-Antoine Mathieu (Salamandra Graphic, 2024)
Deep Me es un cómic sorprendente. La mayoría de sus viñetas están en negro. Narrado en primera persona, el autor nos introduce en la mente de un paciente en coma. No puede moverse, ver ni sentir nada, pero sí oír. Lo oye todo. Él responde a lo que oye, trata de comunicarse, pero no consigue emitir sonido alguno. La experiencia de la lectura es realmente angustiosa y claustrofóbica, como si nos hubiesen enterrado vivos y no pudiésemos escapar.
Pero bien avanzado el cómic, tanto el protagonista como el lector descubren que todo lo anterior era una ilusión, y que la realidad es aún más desconcertante, dejando plantadas las bases para el segundo libro, Deep It, que es el que acaba de ver la luz.

Viñetas de 'Deep Me', de Marc-Antoine Mathieu (Salamandra Graphic, 2025)
“La idea de partida era una experiencia puramente formal, intentando poner a prueba ese dispositivo de un entorno negro con una intriga y un personaje, pero luego me di cuenta de que podía llevar la historia más allá", reconoce Mathieu a El Cultural. "El artista es como un científico. Este investiga en un laboratorio con una vaga idea de lo que busca, pero el resultado de su experimento puede ser sorprendente, como ha ocurrido tantas veces en la historia de la ciencia. En el arte ocurre lo mismo, encuentras cosas dentro de ti que no te imaginabas que existieran en un principio. Deep Me y Deep It han funcionado así".
En el segundo libro —que apuesta por el blanco en vez del negro como color principal—, el protagonista es Adán, la inteligencia artificial más sofisticada que podamos imaginar, y viaja dentro de una cápsula por el fondo de un océano muerto.

Viñetas de 'Deep It', de Marc-Antoine Mathieu (Salamandra Graphic, 2025)
La vida en la Tierra ha desaparecido tras “el gran luto”, un apocalipsis del que Mathieu no nos da detalle alguno. “Puede ocurrir en un futuro más o menos cercano o remotísimo, eso no tiene importancia”, afirma el autor. Tampoco especifica la causa: “Cada cual puede imaginar su propio fin del mundo: una epidemia, una guerra generalizada, un desmoronamiento de las mentes… Hoy nos acechan numerosos peligros, y uno de ellos es que ya no conseguimos escucharnos, respetarnos. Hoy oigo a mucha gente hablar de enemigos, y crear esa distancia entre las personas es el preámbulo de la guerra”, dice Mathieu.
Adán, encerrado en una pequeña cápsula que contiene los elementos químicos básicos a partir de los cuales se originó la vida hace casi 4.000 millones de años, tiene la misión de encontrar una fumarola en el fondo marino cuyos gases proporcionen las condiciones óptimas que tenía el caldo primigenio para que la vida vuelva a brotar. Pero ¿qué tipo de vida? Eso solo se nos revelará en la última página.

Viñetas de 'Deep It', de Marc-Antoine Mathieu (Salamandra Graphic, 2025)
Pregunta. En su libro, la inteligencia artificial ha alcanzado eso que asusta a tanta gente: la consciencia. ¿Estaremos cerca de que eso ocurra en la vida real?
Respuesta. No sé si llegará pronto o no. La conciencia humana surgió de la complejidad de la organización de la materia. Como dijo el astrofísico Hubert Reeves, parece que el universo sea una máquina que fabrica consciencia. Yo prolongo esa idea, proponiendo que quizá lo humano es una máquina que fabrica metaconsciencia".
Pregunta. Sus cómics están cargados de filosofía. Hay cuestiones ontológicas y metafísicas muy importantes. ¿En qué autores o ideas se inspiró para Deep Me y Deep It?

Marc-Antoine Mathieu. Foto: Olivier Roller
Respuesta. Pico en muchas cosas muy diferentes: ciencia, astrofísica, biología, neurobiología, genética... Y me interesa más la ontología que la historia, preguntas como ¿por qué hay algo en lugar de nada? En filosofía me inspiro en gente como Nietzsche, Spinoza y Clément Rosset. En literatura, en Kafka, Beckett, Ionesco, Borges... Todo eso me aporta un fermento de cuestionamiento, más que un paisaje de respuestas. Yo soy heredero de todo ese saber, lo único que hago es prolongar ese cuestionamiento que me ha sido legado.
P. La filosofía sin duda ha vuelto con fuerza. ¿La necesitamos más que nunca en un mundo cada vez más complejo y ahora que el ser humano tiene miedo de desaparecer o ser superado por la inteligencia artificial?
R. Sí, y además es normal, En cada giro de la humanidad, en cada gran transformación, se recurre necesariamente a la filosofía. En un momento de Deep It, un deadbot [bots que simulan la personalidad de los muertos para aliviar el duelo de sus seres queridos] explica que con la llegada del "gran luto" todo el mundo se ha puesto a leer, los que ya leían se han puesto a leer filosofía y los que ya leían filosofía han empezado a leer poesía. Es algo normal.
»En el caso de la irrupción de la IA, veo un miedo a que nuestra mente humana ya no sea la cúspide del universo. así como en un momento dado se descubrió que la Tierra no era el centro del universo, quizá descubramos que la conciencia humana puede ser superada. Eso puede provocar una herida narcisista, algo tan fuerte como descubrir que Dios ha muerto. Pero quizá estamos creado otro dios: la inteligencia artificial. Si esta es capaz de leer todo lo que se ha escrito sobre un tema concreto, puede dar una respuesta mucho más exacta que la que pueda dar un ser humano, sin sesgo cognitivo. Será la respuesta de un dios, y eso sí que puede trastornar enormemente la conciencia humana.

Viñetas de 'Deep It', de Marc-Antoine Mathieu (Salamandra Graphic, 2025)
P. Deep Me es una obra angustiosa, con un giro sorprendente igualmente angustioso. Deep It, su continuación, resulta desoladora por la soledad en la que se encuentra Adán, pero también conmovedora, por el cariño con el que habla de una humanidad ya desaparecida. Eso se ve especialmente en el momento en que descubre una colección de copos de nieve en las fotos de un smartphone (recordemos que Adán contiene dentro de sí todos los datos acumulados por la humanidad) y decide continuar la colección generando nuevos copos virtuales mediante un algoritmo.
R. Sí, ese es el poder de la poesía. Imagino que algo absolutamente frío y exacto puede acercarse al otro y llegar a tener empatía y verse perturbada por toda esa memoria de la humanidad que lleva incorporada, turbada por su imperfección, por su ingenuidad. A todos nos conmueve el perro que se esconde detrás de un macetero pensando que no le vas a ver. De ese mismo modo, a la IA podría conmoverle el ser humano, que es un poco ciego ante su destino. Esa IA quizá incluso lamente saberlo todo, porque eso debe de ser terrible.

Viñetas de 'Deep It', de Marc-Antoine Mathieu (Salamandra Graphic, 2025)
P. ¿Cree que la inteligencia artificial desarrollará sentimientos genuinos, comparables a los humanos? ¿Cómo establecemos la diferencia entre un sentimiento de verdad y un sentimiento algorítmico?
R. Esa es una pregunta muy difícil. El ser humano tiene sentimientos porque está encarnado. Como decía Vladímir Jankélévitch, un autor que reflexionó sobre la conexión entre la mente y el cuerpo, el filósofo también piensa con los dientes, porque si le duelen las muelas no va a ver el mundo igual que si no le dolieran. Y Nietzsche no sería el mismo sin el sufrimiento que padeció en su vida, y podríamos decir lo mismo de Kafka y tantos otros. Por eso la encarnación es tan importante para los sentimientos y la emoción.
»Hay dos posibilidades: o asociamos la IA a algo orgánico, algo que siente físicamente cosas, en cuyo caso podría albergar dudas, dolor y sufrimiento; o bien entendemos que nuestro sufrimiento es completamente cultural y no está vinculado directamente con nuestra dimensión física, sino con información. En este caso, la IA va a recopilar mucha información con muchísima complejidad, y eso quizá pueda llegar a desembocar en una forma de sentimiento, pero ya no será humano, sino metahumano. El autor de ciencia ficción Jean-Michel Truong escribe sobre estas cuestiones, y creo que surgirán muchos relatos sobre este tema. Es el gran interrogante de la IA y aún no hemos llegado al final de la cuestión.
P. La IA generativa está generando mucha polémica en el mundo de la cultura porque puede quitarle el trabajo a ilustradores, escritores o compositores y no solo eso, sino que se ha estado alimentando gratis de su trabajo. ¿Qué opina usted de ella?
R. Es un poco como cuando llegó la fotografía. Los pintores que hacían cuadros de un realismo absolutamente minucioso lo percibieron como una amenaza. Pero otros optaron por representar lo que está más allá de lo real y así surgieron el impresionismo, el surrealismo, el fovismo y tantos otros movimientos pictóricos. Rothko quizá no existiría si no hubiera existido la fotografía. Con la IA puede pasar algo parecido, que estimule a los artistas para crear cosas distintas.
»Con respecto a la cuestión meramente económica, pues sí, no habría que permitir que la IA sustituya la mano del artesano, o al menos no debería suceder demasiado deprisa, porque puede hacer mucho daño a mucha gente. Y en cuanto a que la IA se alimenta del trabajo de artistas anteriores, habría que pensar en un impuesto a las máquinas, que los algoritmos paguen derechos sociales, igual que una empresa paga seguridad social por un trabajador.
P. En España, los autores más importantes de cómic no se dedican solo al cómic. tienen que dedicarse a la ilustración publicitaria o para instituciones, o a la docencia. ¿Cómo es en Francia? ¿Usted vive exclusivamente de hacer cómics?
R. Ahora podría vivir del cómic, porque he publicado unos 20 libros, pero al principio no. La idea de vivir de tu arte es un tema que siempre se ha planteado y se tiene que seguir planteando, pero no creo que tenga que ser automático que el artista se pueda ganar la vida con su arte. Creas porque tienes ganas de crear, no para ganarte el pan.
»Luego hay gente que hace cómics, fotos o música simplemente para participar en el bienestar de la sociedad, es decir, proporcionar un entretenimiento o un bálsamo para el pensamiento. En esos casos sí es una lástima que un artesano no consiga vivir de ello. Pero también tienen que recordar que muchas veces es mejor eso que trabajar en una fábrica.
»Dicho esto, los tres últimos años he participado en la comisión del CNL [Centro Nacional del Libro] que da subvención a los autores. Ahí la misión era distinta: ayudar a autores de los que se sabe que si no se les ayuda nunca sacarán el libro. Eso es distinto, se trata de ayudar a ciertas obras arriesgadas, de investigación.