John Boyne. Foto: Rich Gilligan.

John Boyne. Foto: Rich Gilligan.

Novela

John Boyne, autor de ‘El niño con el pijama de rayas’, vuelve a descender a los infiernos de la literatura

En 'Una escalera hacia el cielo', el autor irlandés retrata a un escritor-vampiro que se alimenta de talento ajeno, en un 'thriller' con ecos del 'Ripley' de Patricia Highsmith.

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Es casi imposible hablar de John Boyne (Dublín, 1971) sin mencionar el increíble éxito literario-cinematográfico que supuso su El niño con el pijama de rayas.

Una escalera hacia el cielo

John Boyne

Traducción de Eduardo Hojman. Salamandra, 2025. 432 páginas. 21, 85 €

En esta ocasión, Una escalera hacia el cielo nos cuenta la vida de un escritor británico, Maurice Swift, obsesionado por lograr el éxito y la fama a toda costa desde su juventud, cuando es un atractivo joven que, antes de la caída del Muro, en el 88, trabaja en el Berlín Occidental como camarero en el café del hotel Savoy.

Si hubiese que formular una pregunta que sintetice el tema principal del libro, sería: ¿hasta dónde está dispuesto a llegar un escritor con tal de conseguir la publicación y el reconocimiento del mundo literario?

En el caso del protagonista, Swift, Boyne despliega una compleja y vibrante trama (no son de extrañar las comparaciones con el Ripley de Highsmith) para responder a esta cuestión.

Swift, un escritor-vampiro, sin talento para la invención o la creación de peripecias, utiliza su belleza y su aparente candidez para acercarse a escritores consagrados, preferiblemente homosexuales como Erich Ackermann o Dash Hardy, dejándose querer en calidad de protegido o asistente personal, con tal de lograr los contactos apropiados y seguir trepando por esa escalera hacia el cielo que menciona el título.

Muchas son las víctimas que deja en el camino a lo largo de estas más de 400 páginas ambientadas en diferentes ciudades europeas y norteamericanas.

La traición, el plagio e incluso el asesinato son armas que no se desdeñan en aras de la gloria a lo largo de la trayectoria del psicópata Swift, una vida que Boyne nos cuenta al detalle, a través de una lograda y ambiciosa trama de tres partes y dos interludios.

Tan solo algunas figuras poderosas como Gore Vidal, retirado en su villa de la costa amalfitana, es capaz de verlo venir de lejos, reconocer sus intenciones y desenmascararlo, quizá porque ya había conocido y tratado a demasiados y previsibles Swifts.

La traición, el plagio e incluso el asesinato son armas que el protagonista no desdeña en aras de la gloria

Los diálogos con Vidal, uno de los momentos altos del libro, son realmente brillantes, naturales y verosímiles, buen retrato del ingenio y el uso de la ironía que le eran tan característicos.

Las historias de otros (orales o escritas) pasan a ser historias propias en la cabeza de un protagonista capaz de revelar viejos y dolorosos secretos ajenos aunque con ello acabe con la vida o la carrera de sus antiguos mentores. Después de todo, esta es la historia de supervivencia de un canalla.

Particularmente entonado y terrible es el relato de la amistad de Erich Ackermann y Oskar Gött en el peligroso Berlín de 1939. Una presencia muy lograda y especialmente bien definida es esa figura trágica que representa Edith, esposa de Swift, también escritora y profesora.

Aunque los monstruos no se encuentran solo en el mundo editorial, también en la vida cotidiana aparecen personajes como Rebecca, capaz de cualquier cosa con tal de hundir a su marido y tener la custodia de sus hijos para poder rehacer su vida con un actor joven en Estados Unidos.

Boyne nos cuenta cómo se van fraguando cada uno de los taimados engaños de Maurice Swift (realmente ya desde sus años de colegio y su relación homosexual con un compañero de clase) y nos reserva un buen giro final, inteligente y explosivo, introduciendo al personaje de Theo Field, joven investigador veinteañero, que se acerca al ladrón incansable de ideas ajenas cuando éste, ya mayor, se encuentra de regreso en Inglaterra, en horas bajas y bastante alcohólicas y desposeído del aura de su belleza y de su juventud.