Sergio Vila San-Sanjuán. Foto: Ana Jiménez.

Sergio Vila San-Sanjuán. Foto: Ana Jiménez.

Novela

'Misterio en el Barrio Gótico': Sergio Vila San-Sanjuán recorre la memoria oculta de Barcelona

El escritor vuelve a su ciudad natal, parte de su biografía personal y emocional, para sumergirse en sus misterios, transformaciones y recuerdos. 

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Quien persiga lo que sugiere un título como este, Misterio en el Barrio Gótico, debe saber que aquí no solo encontrará una historia de secretos, crímenes enterrados, interioridades de las instituciones culturales y misivas, escritas a mano, cuyos avisos obligan a perseguir enigmas ocultos en los cimientos del Barrio Gótico de Barcelona.

Misterio en el Barrio Gótico

Sergio Vila-Sanjuán 

Planeta, 2025. 231 páginas. 20 €

Sergio Vila San-Sanjuán (Barcelona, 1957), reconocido periodista cultural y escritor conocedor de las claves del género negro, se sirve de este soporte y pone a prueba la destreza investigadora de su alter ego, el también periodista Víctor Balmoral (aparecido en El informe Casabona, 2017), para tender un tablero sobre el que irán asomando diferentes acepciones de la idea de “misterio”, como un señuelo de incógnitas que él deberá esclarecer.

Autor versado en arte y literatura (algunos de sus títulos más recomendables son Pasando página y Código best seller), reputado escritor (Estaba en el aire, Premio Nadal 2013), Premio Nacional Periodismo Cultural en 2020, vuelve también a la ciudad de Barcelona, su ciudad, mucho más que un escenario recurrente en sus libros, parte de su biografía personal y emocional, razón de esta novela urbana. 

A Balmoral lo reencontramos ya próximo a la jubilación, nostálgico de todo lo que ha tenido peso y valor en su vida: del padre ausente; del amigo fallecido quince años atrás, que reaparece como un espectro con quien diserta y discute sobre el pasado común, los años vividos y las pesquisas que le tienen absorbido; del escritor Manuel Vázquez Montalbán (a quien convoca a través de su novela, Los mares del sur).

Nostálgico de lo auténtico, perseguidor de las pervivencias del pasado, sobre todo en el trabajo de historiadores y arquitectos.

El recurso de dejarle merodear por recuerdos y recovecos de su vida, por sus andanzas en las calles del barrio antiguo, permite al autor perfilar diferentes momentos de la historia de la ciudad en el último siglo (agravios, expolios, reformas urbanas, capítulos oscuros), dibujar una época y abrir la puerta a los temas esenciales para la dialéctica de esta obra.

Capítulos también oscuros de la vida personal, el valor de la amistad, la pasión por los objetos culturales...

Todo empieza con un cadáver, como todo clásico de misterio que se precie, y una pista cifrada. Balmoral, por gozar de cierta consideración profesional y por su conocimiento de los secretos del barrio gótico, se encuentra formando parte de una doble trama, aunque en algunos momentos la primera le absorba y le distraiga de la segunda: de un lado, descubrir al autor de las misivas y descifrar su contenido; del otro, investigar el paradero de una mujer vinculada a un viejo conocido, desaparecida treinta años atrás.

Para alcanzar su objetivo puede despistarnos el conglomerado de acciones necesitadas de explicaciones añadidas, como subtramas derivadas de la trama principal, de observaciones eruditas, algunas intencionadamente “punzantes”, que pueden distraer (y a la vez entretener).

No son objeción, en absoluto. Ir saltando de un misterio a otro, de una impostura a otra, parece parte de su propósito. A tal fin ayuda un narrador omnisciente y consciente de su misión en el soporte elegido para este ejercicio de identidades.

Ha de estar avisado quien lo lea, como ha de estarlo sobre el esfuerzo requerido para no cejar hasta atisbar el alcance de la palabra “misterio” sustantivando el título.

Es en esta segunda capa donde se advierte cómo asoma el axioma que articula la arteria principal de este recorrido: ¿cómo es posible que el propósito de ciertas acciones haga perder el sentido a ciertos lugares? He ahí parte del misterio, como viene a contar.