Image: Días sin ti

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Novela

Días sin ti

Elvira Sastre

8 marzo, 2019 01:00

Elvira Sastre. Foto: Visor

Premio Biblioteca Breve. Seix Barral. Barcelona, 2019. 264 páginas. 18 €. Ebook: 12,34 €

El premio Biblioteca Breve concedido a Días sin ti, debut narrativo de Elvira Sastre (Segovia, 1992), cuenta dos historias de amor y pérdida en tiempos diferentes, el actual y la Guerra Civil. El lanzamiento sitúa a este crítico en una posición incómoda por varias razones. La principal es que no hay manera de evitar la aburrida confirmación del prejuicio que enseguida corrió por las redes: la posición que la industria ha otorgado al libro es una derrota de la literatura tal y como algunos la entendemos. A continuación transcribo quince citas, y podrían ser trescientas: "Sentir algo muy intenso por ella", "dar rienda suelta a sus sueños", "nunca me dejó entrar por completo en su vida", "nadie necesita que lo salven, sólo uno es capaz de salvarse a sí mismo", "la guerra nos pilló una madrugada de verano haciendo el amor", "él llevaba la literatura por bandera", "tus pasiones, tus idas de olla, esa fragilidad al caminar que te hace ser la tía más fuerte del mundo", "una lágrima redonda y llena de sal le resbaló por la mejilla", "el amor también consiste en coger el pajarito abandonado con las manos aún tibias y abrir la ventana", "un turista se acercó a preguntarme por una dirección y quise mandarlo a mi casa para recoger mis pedazos", "cuando uno está enamorado desea gritarlo a los cuatro vientos, cuando le rompen el corazón sólo le apetece mantenerlo en silencio", "el cruce de sus piernas marcaba una X en mi camino", "un hombre con el corazón por bandera" (referido al mismo personaje que enarbolaba la literatura en la cita anterior), "los sentimientos […] son fruto de algo interno de cada uno", "el destino de ningún modo podía ser tan cabrón conmigo". Etcétera.

La posición que la industria ha otorgado a 'Días sin ti' es una derrota de la literatura tal y como algunos la entendemos

Es antipático saberse condenado a decir lo que todo el mundo prevé que dirás, sobre todo cuando no puedes incidir en la recepción tanto comercial (excelente) como pureta (terrible) del libro, ambas conocidas de antemano. Lo peor de esta reseña es que supone la confesión de una impotencia: mi lectura y mi escritura no encuentran caminos para dialogar con la novela. Días sin ti es impermeable a una argumentación crítica porque las decisiones lingüísticas, estructurales e ideológicas que la animan no tienen ninguna raíz crítica. Para explicarlo, podría servirme de muchos aspectos (los clichés románticos sobre el amor o la supuesta rebeldía), pero prefiero utilizar como ejemplo una expresión ya citada que se repite muchas veces: perseguir los sueños, alcanzar los sueños, no renunciar a los sueños… La trampa que se esconde tras este tópico va más allá de su cursilería: es el cepo de la mentira contemporánea disfrazada de estímulo gozoso. Si uno cree que la literatura sigue existiendo porque se puede escribir de un modo distinto a los discursos de Lady Gaga, entonces es imposible debatir con Días sin ti, un libro que sólo te permite la reverencia empática. Este lector entiende la crítica como un debate con los libros, pero no puedo debatir con Días sin ti, sólo sentirme radicalmente fuera de él, disgustado por su tono consolador. Eso es más bien pelearse, y no con esta novela sino con toda la industria contemporánea del entretenimiento, un escenario francamente injusto para el libro y para mí, un reto excesivo para las posibilidades de esta página y también para las culpas del texto tratado, que tampoco ha inventado el mercado ni ha hecho daño a nadie. Por cierto, su aproximación a la guerra y la posguerra es divulgativa sin más.

Al final, el problema de Días sin ti es contextual: creíamos que un premio era una cosa y tal vez no lo sea. Se achican los espacios para lo que queremos leer; es, básicamente, el problema de unos pocos. Pero ya que hablamos de contexto, señalemos dos cosas más incómodas que este premio: una, que libros así se leen cada trimestre en muchos institutos, y nadie se escandaliza. Dos, que no faltan autores "de prestigio" jugando al mismo juego pero con menos ingenuidad o descaro, y saliendo así indemnes frente al criterio de los más "serios" lectores.

@Nadal_Suau