Image: Un hombre enamorado. Mi lucha. Tomo II

Image: Un hombre enamorado. Mi lucha. Tomo II

Novela

Un hombre enamorado. Mi lucha. Tomo II

Karl Ove Knausgard

25 julio, 2014 02:00

Karl Ove Knausgard. Foto: Juan Martín Misis

Traducción de Kirsti Baggethund y Asunción Lorenzo. Anagrama, 629 pp, 24,90 e.

Entre 2009 y 2011 Karl Ove Knausgärd (KOK) publicó en seis volúmenes Mi lucha y consiguió entrar de golpe en el olimpo literario de los Bolaño, Sebald o Marías. Cierta crítica afirmaba y repetía que había nacido un nuevo Proust. Hasta entonces era un escritor noruego nacido en 1968, casado sin hijos con una periodista de relieve bajo también noruega. Debutó como escritor con una novela publicada en 1998, Fuera del mundo, que ganó el prestigioso Premio de los Críticos de Noruega. Por primera vez obtuvo dicho galardón una primera novela. Su segundo texto, Un tiempo para todos, se editó en 2004 y, aunque menos, tuvo una buena acogida pese a que abordaba desde una perspectiva ensayística la naturaleza de los ángeles.

Como relata KOK en las páginas finales de Un hombre enamorado, el segundo de los seis tomos, en un momento dado se produjo en su horizonte vital una epifanía, un punto de inflexión que le hizo abandonar Noruega e instalarse en Estocolmo, una ciudad desconocida en la que apenas tenía un amigo y en la que sabía que residía una chica sueca con la que había coincidido tiempo atrás en un encuentro veraniego de jóvenes escritores.

De pronto se hartó de la literatura. "Leía y pensaba que eso había sido inventado por alguien. Tal vez fuera porque estábamos completamente invadidos por ficción y cuentos. Tanto que había perdido el sentido... Lo único que para mí seguía teniendo valor y todavía tenía sentido eran los diarios y los ensayos, la parte de la literatura que no es narración..." (p. 597).

Bajo esta premisa, el arte como mirada del sujeto que contempla, KOK se puso a escribir entre diez y veinte páginas diarias sobre su vida. Sin saltos, sin retrocesos, sin recurrir a artefactos narrativos, comenzó desde su infancia para llegar hasta el límite marcado por la necesidad de entregar a su editor noruego el último volumen. Los 500.000 ejemplares vendidos reflejan un éxito inmediato y sorprendente. Habría que remontarse a los años del Premio Nobel de Knut Hamsum para entender que uno de cada diez habitantes de Noruega había comprado una copia.

El primer tomo en español lo publicó Anagrama en 2012. Su título, La muerte del padre, traslada al lector a una adolescencia marcada por un padre cruel y despótico al que teme y al que tendrá que enterrar, con la ayuda de su hermano, tras una muerte derivada de un alcoholismo extremo. El retrato que ofrece KOK de la vida familiar es duro y desolador hasta el punto de llevarle alguno de sus familiares a las puertas del juzgado. Aunque Un hombre enamorado no es tan directamente escandaloso y presenta a un KOK casado con la chica sueca que en su encuentro de jóvenes escritores se dedicaba a la poesía, lo cierto es que sigue levantando lo más furioso de la existencia humana. Disecciona la vida sueca y la noruega mejor que un tratado de sociología. El escrutinio de esposa, hijos, amigos y colegas literarios es magistral.

Este mes sale la edición inglesa del tercer volumen, Boyhood Island. Todo parece indicar que su medio millar de páginas -los seis tomos suman 3.600- seguirá la senda del éxito al estilo Harry Potter. Conviene no perder de vista que el todopoderoso agente literario Andrew Wylie le está llevando la promoción y que el marco cognitivo actual premia el autorretrato. En época de selfies el desnudo cobra una potencia inusitada. Recordemos el exitazo de Nada se opone a la noche de Delphine de Vigan, Premio Goncourt, una sobrecogedora crónica familiar en el mejor París del siglo pasado. Anagrama lo editó hace dos años poniendo en la cubierta y en la solapa fotos de la autora, una mujer de notoria belleza. Con Un hombre enamorado se ha vuelto a repetir el viejo truco: dos fotos de KOK. A muchos les chocará el parecido con Iggy Pop y la mayoría coincidirá en la belleza de ambos autores. Conviene dejar bien claro que, con todo, no estamos ante un producto mediático a la moda. KOK es capaz de producir una textura literaria al nivel de los más grandes. Desde su vida cotidiana logra crear arte.