Image: Misión olvido

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Novela

Misión olvido

María Dueñas

7 septiembre, 2012 02:00

María Dueñas. Foto: Antonio Heredia

Temas de Hoy. Madrid, 2012. 511 páginas, 20 euros. Ebook: 13'99 e.

En nuestras letras -y en nuestro tiempo- son contados los casos en los que una primera novela ofrece un recorrido como el de El tiempo entre costuras (2009) de María Dueñas: un millón de ejemplares publicados y una legión de lectores movilizados. Eso sin computar el esfuerzo de procurar un mundo legible, como el erigido en sus páginas, y la fascinación suscitada en quienes han quedado cautivados por el trenzado escenográfico y argumental.

Por ese motivo, y porque no es fácil mantener tan altas expectativas, es conveniente acercarse a esta segunda novela con la idea de que se trata de otra obra, distante y distinta a la historia de Sira Quiroga, aunque tejida, también, entre las costuras de lugares y experiencias conocidos por la autora. De hecho repite la fórmula del esquema narrativo útil para exponer temas (de interés garantizado) al servicio de lo que demanda el presente: en esta ocasión junto a la tríada amor, intriga y misterio, asoman asuntos como la fragilidad de las cosas (la vida, las relaciones humanas), la memoria, el tiempo, las deudas afectivas, y la escritura como vehículo para ahondar en la realidad.

Si a esto le sumamos un tono narrativo envolvente (incuestionable) y un estilo dúctil, que permite dejarse conducir con facilidad por sus páginas, de nuevo serán legión los lectores que se encontrarán confortados entre ellas. Porque es verdad que sin llegar a ser una gran historia la que ofrece Misión Olvido, y que muchas páginas se detienen en recodos que reafirman a una escritora entusiasta, pulcra y cuidadosa con la ambientación de su relato, pero menos afortunada en el desarrollo dramático de la acción y en la profundidad de las personalidades sobre las que éste se sostiene, su trama contiene una amalgama de vidas cuyas circunstancias hacen del conjunto un relato que muchos se complacerán en leer.

Su título acoge varios significados, incluido el que invita a trascender la acción, que no es otro que la idea de que, puesto que el olvido está lleno de memoria (en palabras de Benedetti), rescatar su contenido es la "misión" que ocupa, de un modo u otro, a los tres nombres cuyas experiencias sirven para ampliar el sentido literal de Misión Olvido.

Por un lado quien respalda la trama protagonizada por ella, Blanca Perea, voz que otorga identidad a lo que cuenta y sirve de vehículo a la narración de la peripecia sustentadora del conjunto: profesora universitaria, casada en Madrid, con dos hijos que empiezan a ser independientes, necesita alejarse de su geografía física y emocional tras la ruptura inesperada de su matrimonio, poner distancia de por medio y lanzar, entre desconocidos, en una ciudad extranjera, su rabia y su frustración. Tal distanciamiento le lleva a aprovechar una beca en el Departamento de Lenguas Modernas de la Universidad de Santa Cecilia (California), durante el último trimestre de 1999. Su "misión" allí poco tiene que ver con su área: organizar el legado del español Andrés Fontana, un antiguo profesor, fallecido tres décadas atrás. Escarbar en la memoria de "un hombre olvidado" es, así, el eje sostenedor de la intriga. Como es excusa para perderse por su vida en España, durante las primeras décadas del siglo XX, por la historia social y política del país que dejó (al que no llegó a regresar nunca porque estalló "la guerra" y lo cambió "para siempre") y la del país al que llegó.

La evolución de su trabajo permite incorporar al relato a un tercer personaje encadenado al anterior, que sirve de puente para dar continuidad al trasfondo de lo que sucede en España desde la versión de un americano que la visita en los 50. Se trata del profesor Carter, tercera presencia imprescindible, porque será quien otorgue a la trama lo más logrado: la tensión emocional, la más útil, necesitada del reverso del tiempo para alcanzar el sentido que sirve de vía a otras tensiones abiertas en las tres historias.

No es, desde luego, un relato histórico que prosiga más allá de lo contado, pero sí sabe discurrir con fluidez, desplegarse y dosificar su tensión hasta alcanzar el final que necesita. ¡Y no es poco disponer de estos avales!, para mantener el crédito de una escritora que ya es parte de la realidad narrativa contemporánea.