Image: Honrarás a tu padre

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Novela

Honrarás a tu padre

Gay Talese

15 julio, 2011 02:00

Gay Talese

Traducción de Patricia Torres. Alfaguara. Madrid, 2011. 640 páginas. 21'50 euros


Poco antes de ingresar en prisión, el protagonista de este libro, Bill Bonanno, lee la novela de Mario Puzo El Padrino, que se acababa de publicar en 1969. Y pasados los años, pagadas ya sus últimas deudas con la justicia, trabajará como asesor para los estudios que convirtieron a Los Soprano, creada por David Chase -cuyo apellido es en realidad De Cesare-, en la serie televisiva de mayor éxito.

Bill consideraba a Vito Corleone "un personaje verosímil" inspirado en don Vito Genovese y, sobre todo, se identificaba con su hijo universitario Michael. No descartaba tampoco que Puzo hubiese tomado rasgos significativos de otros capos de la Mafia, como Thomas Lucchese y su propio padre Joseph Bonnano, pero, pasados los años, los hijos de Bill protestarán que a diferencia del patriarca de la familia, Tony Soprano era un "matón vulgar", carente por completo "de la elegante sagacidad y la actitud digna" del abuelo. Tony viene de otro mafioso real que Talese incluye como personaje significativo en el presente libro: Samuel de Cavalcante.

Junto a sesudos tratados sociológicos sobre la Cosa Nostra, como el que publicó Donald R. Cressey -o la autobiografía escrita por el propio Bill Bonnano, Comprometido por el honor: historia de un mafioso- Honrarás a tu padre contribuyó en 1971, inmediatamente después de la novela El padrino y un año antes de la primera de las tres películas de Francis Ford Coppola, a la conversión de la Mafia en uno de los mitos sociológicos, literarios y fílmicos más poderosamente inserto en el imaginario colectivo de los norteamericanos, luego globalizado.

Talese es también, como Puzo, Coppola y De Cesare, un italoamericano, nacido en la pequeña isla de Ocean City, en la costa de New Jersey. Se sigue considerando un extraño en su patria, y confiesa que el éxito literario que consiguió con Honrarás a tu padre tiene mucho que ver con el bochorno que su padre, un honrado sastre emigrado en 1920, sentía por la identificación automática de los apellidos italianos con el crimen organizado. Pero también vincula su notable aporte al "New Journalism", así bautizado por Tom Wolfe, con la lección de escuchar callado que de niño aprendió en la tienda familiar sobre todo de su madre, que a sus amigas les preguntaba: "¿en qué estabas pensando cuando hiciste tal y tal cosa?", incitándolas en cierto modo al ejercicio de una especie de monólogo interior lleno de confidencias.

Quien leyese Honrarás a tu padre en el año de su primera edición bien podría considerar que tenía entre manos una novela que en nada desmerecía ante la muy reciente de Puzo. Otra cosa ocurre con el lector español que ahora conoce el epílogo que el escritor fechó en 2009, en donde Talese reivindica que, a diferencia de El Padrino o Los Soprano, en su obra "no había nada imaginado ni inventado", incluidos los nombres reales de unos personajes que protagonizaban escenas y situaciones "que habían ocurrido de verdad".

Para ello, amén de la prolija documentación que obtuvo como periodista, contó con un factor decisivo. En su ensayo Orígenes de un escritor de no ficción, donde se define como practicante de "la literatura de la realidad", considera que las dos claves de su éxito radican en su "acceso a la mafia a través de un miembro italoamericano cuya confianza y amistad me dediqué a cultivar" y en que Honrarás a tu padre "versaba menos sobre tiroteos que sobre la insularidad que distingue las vidas privadas de los gángsteres y sus familias". El propio Bill Bonnano desacreditaría ante la prensa el mito de una vida apasionante, cuando el mafioso gasta su tiempo en esperar, en ocultarse, en quitarse de en medio, para luego, acaso, en un breve momento de clímax perder la vida o la libertad.

Hay un interesante punto de coincidencia entre Talese y el neorrealismo italiano: la atención preeminente a lo cotidiano, lo antiheróico, lo vulgar; a los personajes secundarios, a los perdedores. El auténtico capo fue el patriarca Joseph "Bananas". El título del libro -sugerido por una espléndida deuteragonista, Rosalie- apunta a su tema principal, porque el Bill ya fuera de juego reconocerá paladinamente que nunca había ingresado en la Mafia, sino que había llegado a pertenecer a ella por "venir de una tradición y una filosofía de la vida" (página 596). Y que, en consecuencia, había vivido en una paradoja fatal: "la única época en que puedo escapar -nos dijo- es cuando estoy en prisión" (página 578).