Image: Norte

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Novela

Norte

Edmundo Paz Soldán

8 abril, 2011 02:00

Edmundo Paz Soldán. Por Erik Mólgora

Mondadori. Barcelona, 2011. 280 páginas. 21'90 euros.


El escritor boliviano Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, 1967) ha unido en esta novela tres historias que podrían haberse desarrollado de manera independiente. De hecho, ninguna de ellas se mezcla con las otras, salvo en levísimos detalles, y cada una tiene su particular relato en los capítulos que se le asignan y que van alternándose en la narración.

El propio autor confiesa la procedencia noticiera y periodística de dos de esas historias: la de Jesús, el enloquecido y compulsivo asesino mexicano, tiene su origen en las crónicas acerca del inmigrante conocido como The Railroad Killer, que acumuló una larga serie de crímenes y robos hasta que fue detenido por la policía y condenado a la pena capital; la historia de Martín, otro inmigrante mexicano que acaba recluido en un centro psiquiátrico y pintando cuadros que llegan a despertar el interés de algunos críticos y estudiosos, se basa también en el personaje real de Martín Ramírez, sobre el cual existen varios trabajos. Incluso un tipo secundario como Cameron -que apenas ocupa tres páginas de la novela-, ejecutado en la misma cárcel que Jesús, procede igualmente de una crónica sobre un condenado a muerte llamado Cameron Willingham. Hay que suponer que la tercera historia -la de la joven Michelle, que se debate entre sus estudios, su vocación como escritora de historietas gráficas y sus turbulentas relaciones con dos profesores- se sustente igualmente en una base real, dado el ámbito universitario en que se sitúa y que el autor conoce por experiencia propia. Basta recordar el pasaje (p. 66) en que Michelle reprocha a Fabián que muchos académicos maten la literatura porque "usan la teoría como un fin en sí mismo. Y escriben esos libros que sólo leen otros académicos".

Pero esta cuestión carece de importancia, porque lo decisivo no es la posible fidelidad de los hechos relatados a una realidad, sino su transformación en materia narrativa. Lo que ha interesado al autor -y lo que da más consistencia a su novela- es el examen de unos personajes desplazados, en los que la emigración parece haber producido efectos devastadores y una soledad irreparable, aunque en algunos casos haya resuelto materialmente sus vidas, como es el caso del ranger Rafael Fernández. Esta búsqueda del norte, que es también el del rico y poderoso país vecino, por parte de unos personajes desnortados, desemboca con frecuencia en la miseria y la marginación. Y este horizonte de infelicidad es el que une a Jesús, a su hermana, a Martín, a profesores como Fabián, a Fernández y a otros personajes episódicos que tienen la impresión de haber perdido sus raíces y se aferran desesperadamente a los recuerdos para sobrevivir.

Las tres historias son de intensidad diferente. La del criminal Jesús, narrada con escueta desnudez, es sin duda la más lograda, aunque las descripciones descarnadas de asesinatos y actos brutales, destinadas a impresionar al lector, en la línea de Bret Easton Ellis y sus imitadores, -así como de cierto cine gore- constituyan un recurso demasiado fácil. Pero el resultado final proporciona un perfil convincente y complejo del tipo, y también del marco de sus andanzas: campos desolados, vagones de mercancías, casas aisladas y solitarias… Más sutileza ha requerido el diseño de la mente perturbada de Martín Ramírez , donde hay observaciones y matices -sobre todo en los últimos tramos de vida del personaje- en que el autor alcanza su mayor hondura. Y un tanto deshilvanados son los capítulos dedicados a Michelle y sus meandros sentimentales, donde el lector tiene la impresión de que a veces se habla con sobreentendidos que no afloran al texto.

Conviene destacar el lenguaje, basado esencialmente en el registro coloquial mexicano, pero dosificando con habilidad esos anglicismos adaptados que se integran con naturalidad en el lenguaje de los inmigrantes radicados en el sur de los Estados Unidos, lo que ayuda a proporcionar una imagen certera del habla viva.

PALABRA DE AUTOR

- Los protagonistas de Norte están perdidos, quizá siempre lo estuvieron, ¿qué les da y qué les quita Estados Unidos?

-Les da la posibilidad de reinventarse. Les quita el ancla, el sentimiento de pertenencia a una comunidad.

- ¿Que le quitan ellos, cómo cambia la inmigración a EE.UU.?

-La inmigración refleja el pánico del norteamericano medio a perder ese supuesta homogeneidad que en realidad nunca estuvo ahí. No es una inmigración bienvenida. Y de ella pueden salir monstruos como Jesús o espíritus libres capaces de dibujar el país de otra manera, como Martín y Michelle.

- ¿Y en literatura?

-Hay un impulso vitalista, una energía, que se siente en obras como las de Junot Diaz, en las que el inglés gana fuerza en su contacto con el español. El gran desafío es hacer que la litera- tura USA también pueda escribirse en español. Por lo pronto, el imperio está con un ataque de ansiedad y no lo acepta.