Novela

El místico Juan de la Cruz

Pedro Miguel Lamet

23 octubre, 2009 02:00

La Esfera. Madrid, 2009. 525 pp., 24 e.


No es difícil concluir, tras la lectura de este inmenso fresco de la España del siglo XVI compuesto para abrigar la vida y obra del poeta Juan de la Cruz, que su autor, Pedro Miguel Lamet (Cádiz, 1941), ducho en esta materia como en la de otros proyectos de esta índole en los que se embarcó con anterioridad, acabó por ser víctima de la fascinación que el personaje ejerció y sigue ejerciendo sobre quienes se acercan a los diferentes perfiles de su retrato. Tampoco es apresurado afirmar que lo que ofrece el sobrio título es el resultado de un ímprobo esfuerzo sostenido en el tesón y el rigor de quien ha rastreado la personalidad y la creación literaria del personaje "más complejo y misterioso" de los visitados por él a través de sus novelas (Arrupe, entre otros).

El argumento ideado para pertrechar estas intenciones nos sitúa ante la carta que un joven poeta y comerciante segoviano, Pedro de Valmores, dirige a su amada doña Ana de Peñalosa, viuda que tras perder también a su única hija, decide "vivir a la sombra" del proyecto de un fraile. Dolido y desamparado le va dando noticia de cómo, movido por los celos, decidió interesarse por ese hombre. Así comienza el relato de un viaje tras los pasos de "Juan Yepes", desde su infancia hasta que su vocación se consolida, y decide colaborar con la "reforma" de los "carmelitas descalzos", (iniciada por Teresa de Jesús) hasta convertirse en el controvertido líder espiritual "Fray Juan de la Cruz". Viaje que sirve para desplegar la escenografía peninsular (de Toledo a Salamanca, ávila, Segovia, Andalucía…) recreándose en las ciudades que enmarcaron la vida del poeta, y para trazar los detalles de la trama que se forja en su entorno y en el del protagonista de sus pesquisas. La época, fascinante para quien desee entrar en el siglo más complejo y rico de nuestra tradición cultural, le sirve ingredientes que animan la intriga: la Inquisición, reforzada por el Concilio de Trento. El viaje sirve también de ruta interior por las zozobras del hombre enamorado que encuentra la serenidad en los versos que tejen "la historia de otro enamorado. ¡Imposible explicarse -piensa tras la lectura del Cántico espiritual- cómo puede darse esa conjunción entre "mística", y "sensualidad poética"!

Novela, por todo ello, amorosa, con visos de relato sentimental, que a lo largo de veintiséis capítulos, busca encadenar episodios novelescos, al modo cervantino, con digresiones cultas en un discurso sostenido en la erudición y el rigor.