Image: Ravel

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Novela

Ravel

Jean Echenoz

12 julio, 2007 02:00

Foto: Magazine Litteraire

Traducción de J. Albiñana. Anagrama. Barcelona, 2007. 124 páginas. 15 euros

¿Novela histórica? Ravel narra los diez últimos años del compositor francés Maurice Ravel, desde el 28 de diciembre de 1927 hasta el 28 de diciembre de 1937, día en el que el artista sucumbe a una terrible enfermedad degenerativa. ¿Biográfica? Todo lo que cuenta Jean Echenoz (Orange, 1947) en Ravel es cierto. La casa de Montfort-l’Armaury, la señora Révelot, el viaje por Estados Unidos, el encuentro con el músico de jazz Gershwin, el equipaje compuesto por 60 camisas y 25 pijamas, la composición del Bolero, el dandismo de Ravel, sus manías, su fobia al aburrimiento, su encuentro con el manco Paul Wittgenstein para quien escribe el concierto para la mano izquierda, el accidente de circulación, su enfermedad, su operación final... Hasta las conversaciones de la novela han sido tomadas de la correspondencia del compositor y de sus conferencias. Todo cierto, todo comprobable, todo meticulosamente estudiado por Jean Echenoz que ha investigado hasta el último detalle. ¡Hoy en día abundan las biografías en los escaparates de las librerías! ¡Pues aquí tenéis otra para vuestra colección!, nos dice Jean Echenoz, con ese toque de humor que le caracteriza.

Pero la verdad es que Ravel, no es ninguna novela histórica. Mucho menos una biografía. Y ahí radica el interés de este espléndido libro que consigue dar a los géneros literarios un nuevo alcance. En ningún momento Echenoz se sitúa de forma exterior al relato. Desde el comienzo, anuncia acontecimientos futuros, como la muerte de Ravel, en la segunda página. Se permite comentarios, opinar sobre sus personajes como si él mismo los hubiera inventado cuando todos los nombres de la novela se reconocen con facilidad. Elimina momentos sin importancia, como los días que Ravel pasa en el trasatlántico e interviene para cortar con una narración que podría prolongarse demasiado: "Pero, en fin, con eso ya es suficiente, y como todos esos días se asemejan, para qué eternizarse, saltémonos los tres siguientes" (p. 43).

El estilo sobrio, rápido, del autor, le permite en 120 páginas mostrarnos la personalidad cambiante del artista, y muestra con un gran humor las aventuras del músico, sus geniales comentarios y sus desconciertos: "Aleluya, Zogheg sí está. Se alegran de hablarse, de oírse y por supuesto que van a verse y por qué no ya." (p. 66). La vida de Ravel se construye al instante de la escritura al ser expuesta de forma inmediata. La imagen del artista es tan precisa que, a veces, roza la obsesión. ¿Autobiografía entre líneas? Quizás.