Image: Los antisociales

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Ensayo

Los antisociales

Geoffroy Huard

20 febrero, 2015 01:00

Marcial Pons. Madrid, 2014 376 páginas, 28€

El homoerotismo sigue ganando espacios en el siglo XXI. La historiografía de la homosexualidad está generando una vasta bibliografía que responde al interés que despierta tanto en ámbitos académicos como en la vida cotidiana. Aunque el homoerotismo masculino ha sido objeto preferente de estudio, lo cierto es que las investigaciones sobre lesbianas, bisexuales y transgénero no hacen sino aumentar. Posiciones teóricas que van desde el interaccionismo simbólico a los estudios genealógicos de Foucault dan impulso a los supuestos de la teoría queer y del postfeminismo, según los cuales la identidad personal se edifica desde el propio sujeto. Toda esta construcción teórica se desliza junto a los nuevos estilos de vida personales y familiares que están cambiando el orden de los géneros y los valores.

En este marco de creciente presencia intelectual, social e incluso política del homoerotismo, la aparición de un volumen subtitulado Historia de la homosexualidad en Barcelona y París, 1945-1975, merece lectura, reflexión y divulgación. Sobre todo sabiendo que es un título que viene avalado por el consejo editorial de Marcial Pons, compuesto por trece de los mejores historiadores españoles. A esto se añade la calidad de una edición con notas a pié de página, bibliografía e índice de nombres citados.

Tras doctorarse con una tesis de la que procede este libro, Geoffroy Huard es en la actualidad profesor de español en la Universidad de Le Havre. Una vida y unas publicaciones que giran en torno a la homosexualidad pero que no han sido impedimento para trabar una investigación rigurosa y de escritura densa pero amena y rica en matices. Los antisociales es una cuidadosa historia sociocultural de la homosexualidad masculina en la que se analizan y comparan las políticas y los discursos de sociales reflejados en Barcelona y Paris a lo largo de tres décadas. En dicho periodo, como leemos en estas páginas, comienza a producirse un giro en la percepción de la homosexualidad. Desde la época en que era considerada como una "desviación", algo contranatura, hasta una tolerancia que luego permitirá llegar al matrimonio gay o la adopción infantil.

El recorrido de Huard por las subculturas gays -el término se empezó a utilizar en España y Francia a finales de los años setenta- es minucioso. Pasa revista a los lugares de encuentro. Urinarios, puentes, muelles, estaciones, piscinas o baños de vapor quedan vueltos del revés para conocimiento del lector. Los cines merecen especial atención en una época en la que las salas en penumbra cobijaban, con la protección interesada de los acomodadores, tanto a homosexuales como a las célebres pajilleras que ofertaban servicios a los caballeros. En esta revisión del sistema operativo homo- sexual están presentes los peligros que desde la policía hasta la delincuencia acechaban la satisfacción de un deseo censurado por la sociedad de la época. La revisión de la militancia gay como forma de liberación sexual engarzada con los movimientos contestatarios ocupa una buena porción de Los antisociales. En paralelo, se desarrolla el análisis de la legislación destinada a sofocar la homosexualidad tanto en Francia como en España. La sorpresa salta aquí cuando Huard al examinar las leyes de ambos países, muestra una España que aún bajo Franco era más tolerante que Francia: "Según los archivos consultados, parece que las autoridades francesas fueron mucho más represivas que las autoridades del régimen franquista".

Se despide este volumen reclamando para los homófilos de los años 1945-1975 la consideración, a veces minusvalorada, de luchadores sin los cuales la "revolución" que comenzó a finales de los setenta no hubiera sido posible.