Ensayo

La vuelta a Europa en avión. Un pequeño burgués en la Rusia Roja

Mauel Chaves Nogales

5 abril, 2013 02:00

El Heraldo de Madrid anuncia el viaje en avión de Chaves Nogales

Libros del Asteroide, 2012. 285 páginas, 20 euros

Chaves Nogales (1897-1944) sigue siendo a día de hoy casi un perfecto desconocido para el público español a pesar de ser el autor de varios clásicos indiscutibles (y desiguales, hay que añadir) del periodismo entre los que se encuentran la biografía de Belmonte y el testimonio de la guerra civil titulado A sangre y fuego. Esta vuelta a Europa en avión que llevaba el cómico subtítulo de "Un pequeño burgués en la Rusia Roja" es uno de esos casos en los que Chaves Nogales fascina casi tanto como desconcierta. Quien no conozca su obra y abra este libro estará preguntándose a las veinte páginas cómo es posible que alguien de la calidad de este autor le haya pasado desapercibido hasta el momento, que no se haya reeditado más, o antes, y comenzará de inmediato a echar pestes de este cainita país que prefiere ningunear, por utilizar palabras de Felix de Azúa a "uno de los mejores escritores españoles del siglo XX sólo porque tuvo el capricho de no ser totalitario".

Sólo la idea de este libro ya podría venderse, como decía Fitzgerald, por un millón de dólares. Un libro de viajes que consista en una descripción del paisaje desde el avión. Una perspectiva insólita, la que adquiere el mundo a vista de pájaro, un viaje aéreo; reflexiones humanas desde una perspectiva no-humana. ¿Podría hacerse un viaje sentimental desde el aire? Se puede, Nogales lo ha hecho: "En un viaje aéreo lo primero que salta a la vista es la despoblación. Se ve la tierra intacta, inexplorada, aburriéndose en la espera inútil de gandules a quienes mantener. Somos pocos, cabemos más, muchos más. El hombre no ha tomado posesión de la tierra más que porque se la ha repartido teóricamente". Es fascinante esa idea de que el hombre ha interpretado el paisaje hasta hoy más que de una manera horizontal y de que ahora que podemos verlo desde lo alto cambiará también nuestra dimensión desde el suelo. Por un instante Nogales sueña con un mundo que irá lentamente modificando la estructura de las casas, las ciudades y los campos ahora que vuela masivamente. Un sueño casi futurista, como el que tiene cuando describe la ciudad del Berlín al anochecer, desde el aire. Chaves sueña que la humanidad cambiará cuando el vuelo sea democrático y puedan viajar tanto los tenderos como las amas de cría, el "modo aviador", ese sentido habitual del vuelo, ¿cómo modificará nuestra conciencia? En 2012 la pregunta tal vez pueda parecer un poco naif, no lo es en realidad, mucho menos cuando se enuncia desde 1929 y mucho menos cuando la combinan las impresionantes y casi apocalípticas descripciones aéreas desde un Junker .

Chaves Nogales fue un pionero en el mundo de la aviación y este viaje es en parte (y gracias a su corresponsalía para el Heraldo) un auténtico viaje sentimental aéreo: de Paris a Berlín, Riga, Leningrado, Moscú, Tiflis y hasta Bakú, el autor despliega un verdadero arsenal que supera con creces lo que habría sido una sencilla crónica periodística para hacer auténtica literatura de primerísima fila. La parte "aérea" de estas crónicas es, qué duda cabe, la mejor, pero hay que aterrizar de cuando en cuando, sobre todo si se vuela en un Junkers. La deriva costumbrista y política del autor a la hora de describir las ciudades por las que pasa ya es más cuestionable. Poco interesante en algunos casos, aburrida en otros y en ciertas ocasiones desconcertante (como cuando le da por arremeter contra la supuesta "anormalidad sexual" en el Berlín de los Cabarets) Chaves Nogales literalmente patina en este libro de crónicas un tanto bipolar, tanto por la excelencia de los textos aéreos como por la insulsez o la caducidad de los políticos.

Sea como sea la edición, como ya nos tiene acostumbrados Libros del Asteroide, es tan impecable que uno compraría el libro para regalar con los ojos cerrados, y no se equivocaría en la elección, porque por una vez tiene sentido esa frase tan repetida como falsa: "un rescate necesario". Andrés Barba