Image: Nuestros malvados

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Ensayo

Nuestros malvados

Gabriel Cardona y Juan Carlos Losada recuerdan en un libro a los Malos de la Historia de España

6 marzo, 2013 01:00

Saturno devorando a sus hijos. Francisco de Goya


Cordell Hull fue el secretario de Estado estadounidense del presidente Franklin D. Roosvelt. Cuando un día le fueron a contar las tropelías del corrupto dictador de Nicaragua, Anastasio Somoza, por otro lado ferviente anticomunista, Hull respondió: "Puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta". Con el propósito de localizar a nuestros hijos de puta, a los más Malos de la Historia de España (La Esfera de los libros, 2013), los historiadores y amigos Gabriel Cardona (1938-2011) y Juan Carlos Losada se juramentaron para escribir un libro que levanta, retrato a retrato, una negrísima Quinta del Sordo.

Fallecido Gabriel Cardona en 2011, queda su pupilo y amigo Juan Carlos Losada para dar cuenta de un bien sencillo objetivo: "ajustar cuentas con nuestro pasado, que no es más que el imperativo moral de nuestra profesión". La única condición para figurar en esta tétrica galería de papel era haber cometido "malas acciones perfectamente verificables. Sin duda podían ser muchos más, pero los que están sí que cometieron actos malvados de verdad, de un modo excesivo, gratuito, incluso para contemporáneos suyos que mostraron escándalo y horror por su vesania excesiva. Fueron agentes de una maldad diversa y variada, pues diversos son también los pecados capitales. Conocerlos en sus comportamientos, avergonzarnos de ellos por haber compartido condición humana, de sus maldades, es lo que pretendemos transmitir al lector. Provocar horror por sus acciones y empatía hacia sus víctimas. Esperemos haberlo logrado y, de esta manera, demostraremos lo mucho que sirve la historia". Veamos.

El libro arranca con los desconocidos asesinos patrios de Viriato, el intratable pastor enemigo de Roma asesinado por tres de sus propios hombres supuestamente a sueldo de la metrópoli. Y es que cuando los tres traidores regresaron al campamento romano no sólo no ganaron los sestercios prometidos sino que perdieron la cabeza. Y es que Roma "no paga traidores". Tras Viriato salen a escena probados malvados como el traidor Don Julián, el vesánico demente y expoliador Lope de Aguirre, la ambiciosa Isabel de Farnesio, el rey Fernando VII, cobarde y felón, o los muy sanguinarios Conde de España y los Curas del Trabuco, míticos killers de las guerras carlistas en el nombre de Dios.

¿Y quién ejemplifica la más desnuda insania de nuestra más reciente Historia? A su derecha, el trío de asesinos más notable de nuestra guerra civil: los generales Mola, Queipo de Llano y Yagüe. A su izquierda, los campeones del mal son los homicidas republicanos García Atadell, Dionisio Eroles, Aurelio Fernández y Manuel Escorza. Y un bonus extra para terminar: la tan gélida como cruel Carmen Polo de Franco, quien, según los autores, no sólo respaldó sino que alentó los más crueles y despóticos comportamientos de su marido, el Generalísimo. Y es que, como escribió Manuel Jiménez de Parga, alias Secondat, en el ya extinto Diario 16, y se recoge al final del libro:

"Si Franco hubiese tenido por compañera una persona de alma limpia y corazón generoso.
Si Franco...
".