Image: Schelling. El sistema de la libertad

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Ensayo

Schelling. El sistema de la libertad

Fernando Pérez-Borbujo

30 septiembre, 2004 02:00

Schelling en 1841, cuando ocupó la cátedra de Hegel

Herder. Barcelona, 2004. 733 páginas, 45 euros

"Una de las más tupidas selvas, casi una selva virgen". Con estas escuetas palabras, con esta poderosa metáfora, apunta Eugenio Trías al corazón de la filosofía de Schelling. Un proceloso mar, podría decirse. Metáfora con metáfora, la del mar me parece adecuada. Y Pérez-Borbujo hace en este libro una brava singladura.

Brillante en la superficie, terrible en la profundidad, inquieto e inquietante por sus marejadas, por sus maremotos. Pocas veces ha sido la filosofía de Schelling explorada en profundidad. Pocas en nuestros lares y en nuestra lengua. Se necesita una osadía rayana en la temeridad para enfrentarse a esa escena del idealismo alemán (o de la filosofía, tout court) que es el pensamiento de Schelling.

En 1809 publica el filósofo alemán sus Investigaciones sobre la esencia de la libertad y los objetos con ella relacionados. No es su punto de partida. Pero sí es el comienzo de la investigación de Pérez-Borbujo, que asume como apropiada y propia la época media de Schelling, la que arranca en esa obra -en muchos sentidos principal- y se detiene en la antesala de la última época berlinesa: interesante y oscura, o interesante por oscura; la de la Filosofía de la Mitología y Filosofía de la revelación.

En el período intermedio de su vida y de su producción, Schelling enhebra no una, sino varias texturas del tapiz del mundo. Con ambición sin límites, con osadía sin parangón, del Sistema de la libertad van arrancando hilos: algunos de vida efímera; otros de indefinida -temo escribir infinita- vigencia. Con rigor y con paciencia, con exigente trabajo, Fernando Pérez-Borbujo va desentrañando los hilos de esa complicada madeja. El Schelling que nos presenta no esconde su dificultad pero revela su importancia, revela su valor. La importancia y el valor de una filosofía que quiso demasiado (como de España decía Nietzsche).

Del valor total del libro destaco, por espacio y por preferencias, una parte. El estudio que el autor dedica a las vicisitudes de Las edades del mundo, que vertebra casi la totalidad del texto, nos enfrenta a un reto excesivo, a un reto sobrecogedor. Pocas veces la filosofía se ha concentrado tanto, pocas veces ha asumido -e intentado someter- al hombre, al mundo y a Dios. Pocas veces se enfrenta el lector a una tarea tan titánica como la que Schelling acomete en ese texto, reescrito obsesivamente, con insistencia pertinaz.

La de Schelling es una de las mayores aventuras filosóficas. Intentar atravesar esa selva, navegar ese mar, requiere orientarse. Este libro es un mapa. Una carta de navegación.