Mireya Hernandez. Foto: Laura Martínez Lombardía.

Mireya Hernandez. Foto: Laura Martínez Lombardía.

Letras

De Stravinski a Bob Dylan: Mireya Hernández convierte la cultura del siglo XX en una gran sinfonía

La periodista, filóloga y traductora obtuvo el Premio-Beca Bodegas Olarra & Café Bretón con este conjunto de relatos que es toda una declaración de intenciones literaria y vital.

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Periodista, filóloga, traductora y cronista, Mireya Hernández (Madrid, 1981) lanza desde el mismo título de este libro, galardonado con el Premio-Beca Bodegas Olarra & Café Bretón, una declaración de intenciones literaria y vital: Veo el mundo como una gran sinfonía.

Veo el mundo como una gran sinfonía

Mireya Hernández

Pepitas de Calabaza, 2025. 210 páginas. 20,75 €

De hecho la obra, que combina ficción, ensayo y algo de soterrada poesía, se estructura en cuatro partes o movimientos (“Allegro”, “Adagio”, “Minueto” y Finale”) que arrastran al lector desde el primer relato, dedicado al hundimiento del Titanic y al poder del mar y del azar, mientras evoca a Ulises, Italo Calvino, Ce Santiago, Idea Vilariño o Anne Carson, sin que falle una sola nota-alusión.

Valga un ejemplo del talento y la audacia de la escritora: en el relato “Otra muñeca rusa” la relación entre Igor Stravinski y Juan XXIII le permite recrear además el emocionante encuentro del músico ruso con Charlie Parker en 1951, recordar cómo el compositor conoció a Dylan Thomas en el bar del hotel Algonquin y planearon componer juntos una ópera para terminar el relato con Bob Dylan y su decisión de cambiar su apellido (Zimmerman) por el del poeta galés.

Sí, por las páginas de este libro fascinante se pasean Fernando Pessoa, Nico antes de ser la musa de Warhol, Emily Dickinson, Thomas Bernhardt (impresionante el relato dedicado al austriaco, “Leopoldstadtel”, y su tropezón con la muerte), Julio Camba, Roy Sullivan –un guardabosques que sobrevivió a lo largo de su vida al impacto de siete rayos–, Krasznahorkai de resaca...

Y todo ello, narrado con belleza, ritmo, ingenio y hondura, mientras juega con la literatura y la historia, el arte y la música, con el cine e incluso con ChatGPT.