Carlos Pardo. Foto: Mar Sáez

Carlos Pardo. Foto: Mar Sáez

Letras

"Seremos expulsados al club de los listillos de la Historia": el Carlos Pardo más irónico canta al amor turbulento

El escritor desarrolla en 'La comedia de la carne', su nuevo poemario, una autopsia de los altibajos y malentendidos de una relación sentimental.

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Diez años después de Los allanadores, que mereció el Premio Ojo Crítico, Carlos Pardo (Madrid, 1975) vuelve a la poesía con La c de la carne, larga y detallada autopsia de los altibajos y malentendidos de una relación sentimental. Aquí lo autobiográfico es ley y gobierna el discurso de un yo locuaz y prolijo, que analiza el pasado con lucidez y la clarividencia que da el tiempo.

La comedia de la carne

Carlos Pardo

La Bella Varsovia, 2025
171 páginas. 14,90 €

También con un tono que no elude la ironía y cierto distanciamiento burlón de sí mismo, sin duda como estrategia para sobrellevar el dolor que de verdad se padece, por más palabras que interponga entre uno y esa verdad.

Pardo tiene claro que "de la ironía no se sale. / Seremos expulsados / al club de los listillos de la Historia, / donde se muere solo y anticuado", pero el libro no deja de coquetear con ella en su examen obsesivo de las causas y circunstancias del desastre.

De las siete secciones de que consta esta "comedia", cinco remiten sin falta a una historia de amor turbulenta que a su vez ilumina la educación sentimental del autor: el origen del deseo, el fantasma de la madre, el modo en que la vivencia del amor remueve la propia herida…

El tono es discursivo, pautado por periodos métricos que ayudan a encauzarlo y darle concisión, y a menudo se dirige al "tú" de una amada que suele ser vista con indulgencia exasperada… aunque también con necesaria ternura.

El libro se tensiona en los poemas más escuetos de "Nostalgia de la pareja" y las prosas de "Enciclopedia afectiva", donde el eco de los maestros preside el ajuste de cuentas. El tono vuelve a cambiar en "Instrucciones para enterrar a una madre", donde la inteligencia hace palpable la emoción ("decid que fue criada por una loba").

El final, como todo buen final, no puede ser sino definitivamente agridulce: "Es imposible no sentir predilección / por los años vacíos".