Marta Sanz

Marta Sanz Daniel Hidalgo

Letras Esto es lo último

Marta Sanz, escritora: "No me gustan la literatura edificante ni la siniestra alegría obligatoria"

Novelista, crítica literaria, ensayista y poeta, la autora vuelve a la poesía con 'Amarilla', un libro comprometido con su cuerpo y con su tiempo y cargado de ira y esperanza, de memoria y deseo.

Más información: El nuevo Capitán Alatriste de Pérez-Reverte y la novela de Woody Allen lideran una suculenta 'rentrée' literaria

El Cultural
Publicada

¿Qué libro está leyendo?

El hielo de los suyos (Tránsito), una extraordinaria novela de Montse Sánchez Alonso.

¿Cuál es el libro que más le ha ‘autoayudado’?

No me gustan la literatura edificante ni la siniestra alegría obligatoria. No me voy a convertir en mi propia monitora de mindfulness.

Si no hubiera podido dedicarse a la escritura, ¿qué hubiera querido ser?

Actriz. Mis libros están llenos de actrices. Las admiro. Los íntimos se abre con una reflexión de Lola Herrera. Cuando escribes y cuando actúas, te metes en un cuerpo ajeno mostrando el tuyo. Y viceversa.

Un acontecimiento histórico que le habría gustado vivir in situ. ¿Por qué?

Me gustaría asistir al fin del genocidio del pueblo palestino. A su reparación.

Con Amarilla (La Bella Varsovia) recupera a la poeta que siempre ha sido. ¿Qué le presta la novelista a la poeta y la poeta a la escritora y ensayista?

Busco palabras que conmocionen no solo por lo que construyen o evocan, sino por cómo lo hacen. Me muevo en el umbral de los géneros.

¿Cuánto tiene el libro de poesía social (la violencia, los desahucios) y cuánto de confesión?

Trabajo con la idea de que lo personal es político. La alegría o la tristeza íntimas son inseparables de lo que sucede en el mundo.

¿Qué pueden unos versos contra una tragedia como la de Palestina, a la que dedica “Poema de Gaza” o “Mientras tanto”?

Constatar que no somos indiferentes. Acompañar. Hacer visible el dolor para que no se convierta en hilo musical. Devolver la confianza en el lenguaje como parte de la condición humana. En eso consiste mi optimismo.

Varios poemas tratan de la vejez. ¿Le preocupa, le angustia? ¿Más que la muerte?

La muerte no me preocupa. El dolor, la enfermedad y ciertas indignidades de las que somos víctimas en la vejez, sí. Los protocolos de la vergüenza. Me enfrento a estos miedos, biológicos y políticos, con nervioso sentido del humor.

¿Sabe ya “De qué hablamos cuando hablamos de luz”?

Pues no. Por eso, escribí estos versos: para pensar el asunto con quienes los lean. Aunque sospecho que siempre acabamos hablando de facturas.

Un disco/canción que se ponga en bucle estos días.

Simulacro de Rafael Berrio.

¿Cuál es la serie que ha devorado más rápido? ¿Es la mejor que ha visto?

La mejor es Endeavour. No se deja ver deprisa.

¿En qué película se quedaría a vivir y en cuál no aguantaría ni un minuto?

Me quedaría en Una noche en la ópera. No aguantaría en ninguna película bélica.

¿Ha experimentado alguna vez el síndrome de Stendhal?

Sí. Sobre todo, en el cine.

No se muerda la lengua, díganos algo que ya no soporte del mundillo cultural.

Listados de todo, estrellitas para calificar “experiencias” entendiendo que leer un libro o comerse un cacahuete son experiencias equiparables.

Una obra sobrevalorada.

Todas las obras tienen algún valor.

Un placer cultural culpable.

Azorín.

¿La inteligencia artificial matará la creación artística?

Espero que no, aunque la recepción artística, lo que se considera artístico, empieza a modificarse a un ritmo vertiginoso a consecuencia de la IA.

España es un país…

Que retrataron muy bien Goya, Pérez Galdós, Luis García Berlanga, Juan Antonio Bardem, Carlos Saura, Rafael Chirbes y Mercedes Soriano.