
Elizabeth Taylor. Foto de archivo
Elizabeth Taylor, la novelista que escondía dinamita bajo las tazas de té
Libros del Asteroide recupera 'Prohibido morir aquí', una comedia negra sobre el envejecimiento, la soledad y el derrumbe de una clase social.
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¿Puede una novelista con un tema literario lúgubre despertar la sonrisa constante al manejar una ironía al mismo tiempo inmisericorde e indulgente? La escritora británica Elizabeth Taylor (Reading, 1912 – Buckinghamshire, 1975) resuelve con humor negro esta cuestión en Prohibido morir aquí, una reflexión sobre el envejecimiento, la angustia de quienes se enfrentan a una etapa final solitaria, y sobre cómo las vidas de los jubilados de la clase media van cuesta abajo.

Prohibido morir aquí
Elizabeth Taylor
Traducción de Ernesto Montequin. Libros del Asteroide, 2025. 226 páginas. 19,90€
Estamos a finales de los años 60. Laura Palfrey, viuda de un funcionario colonial, decide abandonar su casa en provincias para alojarse en el económico hotel Claremont de Londres, en Cromwell Road. Elizabeth Taylor huye de todo sentimentalismo retratando con fina ironía y el patetismo exacto a los residentes fijos del hotel: viudas y jubilados llenos de manías, pequeñas envidias y dedicación al cotilleo.
Taylor, autora de la deliciosa Una vista del puerto, Ángel o La señorita Dashwood, sufrió en su tiempo una serie de malentendidos que le impidieron alcanzar el lugar que merecía su talento. Llamarse igual que la célebre actriz americana le perjudicó; también su aspecto sobrio y elegante, y el hecho de escribir, aparentemente, sobre señoras recatadas y tipos corrientes, aunque descritos con un mordaz bisturí.
Anita Brookner, de la misma estirpe de observadoras implacables, dijo que sus libros "se adentran en el género del humor, que es el mejor medio para tratar verdades demasiado duras para ser soportadas"
Doris Lessing había publicado en 1962 El cuaderno dorado, una obra comprometida con la situación de las mujeres modernas, mientras Prohibido morir aquí, más cerca de la ácida observación de la casi olvidada Ivy Compton-Burnett que de las nuevas tendencias de los años 60, presentaba una vetusta sociedad decadente que había vivido tiempos mejores. Aunque fue finalista del Booker Prize en 1971, Saul Bellow, miembro del jurado (todavía no Nobel), descartó la novela de Taylor porque decía que había escuchado de manera insistente "el tintineo de las tazas de té".
Tuvo que llegar una resurrección de las obras de Taylor en los años 80, por la editorial feminista Virago Press, para descubrir que la escritora fue una figura mucho más compleja de lo que se había creído. Comunista en los años 30 y luego colaboradora de los laboristas, bajo las tazas de té y las copas de jerez de los excéntricos clientes del Claremont estaba la caída de un imperio, el hundimiento económico de una clase social y la indefensión de ancianas que no habían trabajado y eran arrumbadas por sus familiares.
Las clientas del Claremont saben que cualquier trastorno de salud es ir de cabeza a los cuidados paliativos o al umbral de la despedida final. Recibir visitas en el hotel es un signo de no estar abandonadas del todo. El nieto londinense de Laura Palfrey no aparece nunca a verla, lo que provoca un callado desprecio en las demás residentes.
Las convenciones inglesas, las diferencias sociales y la hipocresía son puestas en la picota con humor
Una pequeña caída de la señora Palfrey la lleva a conocer al amable Ludovic, un aspirante a escritor que acepta hacerse pasar por su nieto. Será una amistad ambivalente que cambiará la vida de la anciana.
Las convenciones inglesas, las diferencias sociales y la hipocresía son puestas en la picota con una buena dosis de comicidad. Una voz omnisciente que no deja títere con cabeza, un oído absoluto para los diálogos entre los personajes, convierten a Taylor en una de las grandes narradoras británicas.
Esta obra fue considerada una de las 100 mejores novelas inglesas según The Guardian. Una creación que resurge con la problemática actual del edadismo y el destino de los mayores, y que pone humor inteligente a lo sombrío.
Una novelista con carga letal que, entre las borracheras de unos personajes genialmente perfilados, desliza verdades sociales nada complacientes.