
Entrada a la exposición 'Jorge Semprún. El largo viaje', en la Biblioteca Nacional de España. Foto: Julio González/ACE
El intelectual, el agente comunista, el prisionero de los nazis y el ministro: las mil vidas de Semprún, en la BNE
Una exposición recorre la impresionante peripecia vital de Jorge Semprún, que fue "instructor" clandestino del PCE en la España de Franco y acabó ocupando la cartera de Cultura con Felipe González.
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Escritor, intelectual y guionista de cine; descendiente, por ambas vías, de ilustres políticos; exiliado republicano, miembro de la Resistencia francesa y prisionero en el campo de concentración nazi de Buchenwald; miembro destacado del Partido Comunista infiltrado en la España de Franco y expulsado del mismo partido por sus discrepancias; ministro de Cultura con Felipe González…
Todo eso fue Jorge Semprún Maura, el hombre que "tuvo decenas de vidas en una sola vida", como señala Tània Balló, la comisaria de una exposición que recorre su impresionante peripecia vital y que acaba de inaugurarse en la Biblioteca Nacional de España.
Semprún fue también el hombre de las múltiples identidades, debido a su militancia comunista clandestina: Jacques Grador, Federico Artigas, Agustín Larrea, Rafael Bustamante, Camille Salagnac y, sobre todo, Federico Sánchez, su alias dentro del partido.
Titulada Jorge Semprún. El largo viaje, la muestra culmina en la BNE —hasta el 31 de agosto— un periplo que comenzó en el Archivo de la Corona de Aragón en Barcelona y continuó en el Centro Documental de la Memoria Histórica en Salamanca.
La exposición, impulsada por el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática y Acción Cultural Española, se enmarcaba en el centenario del nacimiento de Semprún (1923-2011) cuando se mostró en Barcelona, en 2024. Ahora llega a Madrid encuadrada en el programa España en libertad. 50 años y coincidiendo con el 80.º aniversario de la liberación de los campos de concentración de Auschwitz, Mauthausen y Buchenwald, en el que Semprún estuvo preso.

Vista de la exposición 'Jorge Semprún. El largo viaje'. Foto: Julio González/ACE
La muestra se nutre de documentos procedentes en su mayoría del fondo documental de Semprún depositado en la Bibliothèque Littéraire Jacques Doucet y del archivo del PCE. La exposición toma su título de El largo viaje (1963), la primera novela de Semprún, y a ella dedica su primer bloque. Con este libro, el autor irrumpió en el panorama literario francés y ganó el prestigioso premio Formentor.
En esta novela, Semprún habla por primera vez abiertamente sobre su cautiverio en el campo de concentración. “Había vuelto a ser yo mismo, aquel otro que todavía no había podido ser, gracias a un libro, El largo viaje. el libro que no había podido escribir en 1945”, afirmaría Semprún décadas después en otro libro suyo, Federico Sánchez se despide de ustedes (1993).
Escrita originalmente en francés —como casi toda la obra de Semprún, que vivió en Francia desde que se exilió allí con su familia a los 13 años—, la novela se publicó en doce idiomas. También en español, pero no en España, sino en México. “Cuando el régimen franquista se entera de que le han dado el premio Formentor a un exiliado comunista, entra en cólera e inicia una campaña de descrédito contra él a través de la prensa oficial”, explica Balló. El libro no se publicó en nuestro país hasta 1976, un año después de la muerte de Franco.
La exposición que puede verse en la BNE también recorre su condición de “exiliado, resistente, deportado y superviviente” entre 1936 y 1945. Se exponen su tarjeta de refugiado y la documentación que le acredita como miembro de la Resistencia.

Vista de la vitrina dedicada a las falsificaciones de Domingo Malagón. Foto: F. D. Quijano
Un alto en el recorrido de la exposición rinde homenaje a Domingo Malagón, el falsificador que hacía los documentos para los militantes que el PCE infiltraba en España. Como escribió Semprún, Malagón era “ese camarada al que tantos debemos la libertad, y algunos la vida, porque eran los papeles que fabricaba o amañaba tan prodigiosamente parecidos a los auténticos, que nadie podría sospechar de ellos”. En una vitrina se expone el equipo técnico empleado por Malagón y sus ayudantes, así como algunos documentos falsificados. En otra vitrina se exponen dos carpetas con los nombres y las fotografías de los militantes que el partido enviaba clandestinamente a España.
Poco después del éxito literario cosechado con El largo viaje, Semprún cayó en desgracia en el PCE por sus discrepancias políticas en el seno del partido, una corriente iniciada por Fernando Claudín. Ambos fueron expulsados de la dirección del partido en una reunión del comité ejecutivo que quedó registrada y de cuya grabación se puede escuchar un fragmento.
Hacia el final de la exposición se continúa desgranando su faceta literaria. En 1994 publica su libro más aclamado, La escritura o la vida, un ensayo autobiográfico en el que teoriza sobre los límites de la ficción narrativa y la verdad literaria.
También se narra su regreso a la política en 1988, cuando fue llamado por Javier Solana para ser ministro de Cultura en el Gobierno de Felipe González. En aquellos años se erigió además en uno de los grandes defensores del europeísmo.

Las obras literarias de Jorge Semprún, expuestas en la exposición de la BNE. Foto: F. D. Quijano
La película perdida de Semprún
Semprún tuvo una destacada faceta cinematográfica como guionista, labor que desarrolló como herramienta de denuncia política y en defensa de la memoria histórica, y por la que fue nominado en dos ocasiones al Oscar. Una sección de la exposición está dedicada a las películas que escribió para destacados directores como Alain Resnais y Costa-Gavras.
Pero, además, Semprún dirigió una película: Las dos memorias (1974), un documental sobre la guerra civil española y sus consecuencias. En uno de los monitores de la exposición se muestra un fragmento.
Las imágenes en color de bikinis y melenas doradas contrastan con los planos en blanco y negro de exiliados exhaustos. Están tomadas en el mismo lugar con 35 años de diferencia. "Barcarès, Saint-Cyprien, Argelès-sur-Mer, son nombres de lugares de vacaciones. En la memoria española, nombres de campos de concentración", dice una voz en off.
"En febrero de 1939, los supervivientes del ejército republicano español y miles de refugiados civiles llegaron aquí, a esta arena desnuda, donde ahora hay campings. Campo de Barcarès, 70.000 españoles internados. Campo de Saint-Cyprien, 30.000. Campo de Argelès, 43.000. Y también en Agde, Vernet, Septfonds, Gurs, y el castillo de Collioure", se informa al espectador, mientras el montaje paralelo combina de nuevo imágenes en color y en blanco y negro, aparentemente muy similares: aquellas, de los veraneantes lavando sus bañadores en los fregaderos comunitarios del camping; estas, metraje de archivo de refugiados aseándose, cocinando y durmiendo, todo al raso.
En otro momento de la película, vemos y oímos el testimonio de Federica Montseny, ministra de Sanidad durante la Segunda República, narrando su tortuosa travesía hasta el exilio junto a otros miles de refugiados españoles que trataron de llegar a Francia por el paso de Le Perthus. Caminaba detrás de la camilla donde iba tendida su madre, enferma de cáncer. La acompañaban su hija de siete años y otra más pequeña a la que amamantaba.
Cuando llegaron a Francia, a su madre la dejaron pasar, pero a ella y a sus hijas, no. Montseny cuenta cómo los rechazados trataron de buscar cobijo en medio de la noche, expuestos al frío y la lluvia. Nadie les abrió la puerta, y "muchos niños murieron de neumonía".
La película, rodada entre 1973 y 1974, obviamente no se estrenó en España. El documental estuvo perdido mucho tiempo, pero antes de morir, Semprún logró localizar una copia en la Cinémathèque Française, que junto a la Filmoteca Española y Filmoteca de Catalunya decidieron restaurar el filme para su conservación y difusión.
Además del guion original de la película, se muestra un informe con el sello "confidencial" en rojo, fechado el 7 de julio de 1972, que avisaba al Ministerio de Información y Turismo de la intención de Semprún de realizar la película.
También se muestra otro informe sobre Semprún de la Comisaría General de Investigación Social, con declaraciones tomadas en 1958 a varios detenidos que describieron al misterioso “instructor” clandestino del PCE que operaba bajo distintos nombres.
Sobre aquella etapa, escribiría en Autobiografía de Federico Sánchez (1977): “Tenía tantas ganas de hacer ese viaje, de volver a España, que hubiera aceptado incluso pasar la frontera sin pasaporte, por el monte, de rodillas, a rastras, a nado, como fuera”.