El neurólogo, psiquiatra y filósofo austríaco Viktor Frankl.

El neurólogo, psiquiatra y filósofo austríaco Viktor Frankl. Víctor Núñez

Letras

Viktor Frankl: en busca del sentido de su éxito en los tiempos de la salud mental

La obra del psiquiatra vienés, que aborda su estancia en Auschwitz, se mantiene en lo alto de las listas de los libros más vendidos 79 años después de su publicación original.

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Ángel Mora
Publicada

Hace unas pocas semanas un amable lector se ponía en contacto con la redacción de El Cultural vía email para, por un lado, subrayar un fenómeno y, por otro, preguntar por las razones de que este sucediera. Resulta que El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl, un libro publicado originalmente en 1946 y que llegó por primera vez a nuestras librerías en 2004, se había enrocado en la lista de los más vendidos de no ficción durante ¡164 semanas seguidas!

¿Cómo podía ser —preguntaba el remitente del mensaje— que esta obra, de pronto, hubiera alcanzado tanto éxito? Parece insólito que un libro, tras más de 20 años en el mercado de nuestro país, despegue de tal forma justo ahora. 

La sorpresa del lector es comprensible. Es El hombre en busca de sentido un libro-testimonio sobre los horrores del Holocausto como, al menos en principio, los hay a cientos —calidad e importancia de cada texto aparte—. Ni el Diario de Ana Frank ni Si esto es un hombre, de Primo Levi. Ninguna otra obra de esta temática ha aparecido durante tanto tiempo en las listas de los últimos años. 

El libro, que desde el año 2015 se publica en nuestro país bajo el sello de la editorial Herder, recoge la historia del autor, Viktor Frankl (Viena, 1905-1997), en su paso por Auschwitz. Psiquiatra de profesión, había desarrollado su carrera en Viena, cuna del psicoanálisis, donde mantuvo contacto con Freud y se erigió como el máximo representante de lo que se dio a llamar tercera escuela vienesa de psicoterapia. Se apoya ésta en la teoría de que el ser humano se mueve por una "voluntad de sentido", de un motivo para su existencia.

Es el conocimiento de esta causalidad vital, de este logos, lo que resolvería múltiples tipos de afecciones emocionales o psicológicas como la depresión o la ansiedad. Durante los años de entreguerras desarrolló una muy fructífera carrera en este campo, publicando decenas de artículos y realizando multitud de ponencias. La Shoá interrumpiría todo esto. Perdió a su mujer y a toda su familia, excepto su hermana en los campos de concentración. Allí mismo permanecería él también hasta la liberación en 1945. 

En la jerga de los campos de concentración, se les llamaba "musulmanes" a aquellos prisioneros que habían claudicado en su esfuerzo por sobrevivir. En Si esto es un hombre Primo Levi contaba que "con el término 'Muselmann', los veteranos del campo designaban a los débiles, los ineptos, los destinados a la selección". La ausencia total no solo de fuerzas, sino también de tejido muscular, les impedía mantenerse en píe, lo que, desfallecidos, les obligaba a adoptar una postura similar a un musulmán en el momento de rezo. Su estado de desesperanza total, según Frankl, era lo que hacía que esos hombres, y no otros, desfallecieran. En el Hombre en busca de sentido, el psicoterapeuta imbrica sus recuerdos en Auschwitz con un sosegado análisis desde la lente de la logoterapia. La aplicación de este método, dice, fue una de las razones que le permitieron no desmoronarse y, en última instancia, sobrevivir. 

Valga decir que la edición que actualmente se distribuye en España de la mano de Herder incluye un epílogo al relato original en el que el autor incluye un resumen con las claves de esta rama de la psicoterapia. Se desarrolla así una manera de comprender mejor la perspectiva que le permitió al psiquiatra mantenerse con voluntad de vivir en las inhumanas circunstancias del campo de concentración. 

"No es un simple libro de autoayuda, es la perspectiva de un profesional que aplicó su método sobre él mismo cuando fue víctima del que quizá sea el episodio más dramático por el que ha tenido que pasar la humanidad"

Raimund Herder, editor de El hombre en busca de sentido

Todo apunta a que los fundamentos de la logoterapia, aplicables a un presente en el que han confluido la normalización de diagnósticos de enfermedades mentales con una sensibilización en lo que se refiere con la salud mental, es una de las razones que explican las cifras de ventas del libro de Frankl.

Raimund Herder, editor de la editorial Herder (fundada por un antepasado suyo hace, según cuenta a El Cultural, 200 años) en un principio ríe y afirma que si supiera a ciencia cierta las claves de este éxito, lo replicaría ad infinitum siguiendo la misma fórmula con otras obras publicadas por el sello. La serendipia es, evidentemente, un factor más que se ha de tener en cuenta. Aunque se pueda señalar alguna causa que ayude a explicar el fenómeno, no deja de haber, como en todo éxito, un cierto azar insalvable.

Aún así, el editor sí que plantea que "dentro de lo explicable, uno de los secretos de esta obra es el momento que estamos viviendo en relación con la concienciación en los temas de salud mental. Sé que se está recomendando mucho en el contexto de terapias. Al fin y al cabo, no es un simple libro de autoayuda, es la perspectiva de un profesional de la psicoterapia que aplicó su método sobre él mismo cuando fue víctima del que quizá sea el episodio más dramático por el que ha tenido que pasar la humanidad. Y vivió para contarlo".

Por esos mismos derroteros va la opinión de Pedro Valeije, a cargo de la librería especializada en historia Marcial Pons. Según el librero, es la perspectiva clínica que realiza desde dentro del campo Frankl lo que lo convierte en una obra especialmente atractiva para el público. "A través de sus ojos podemos ver el lento erosionamiento del alma y la mente de los que están allí. Vemos desde un punto de vista privilegiado cómo el cautivo deja de 'ser', cómo se les destruye desde la psicología y se les deja en un estado de inexistencia", reflexiona. 

"Es un libro breve, creo que eso también hace mucho", añade Marisa Somoza, propietaria de la longeva librería Reno. "Están recibiendo mucha atención los libros que cuentan mucho en muy pocas páginas. Tienen un atractivo especial, con esa intensidad reconcentrada". Es, en efecto, una tendencia que estamos viendo en otro éxito editorial como fue la saga Blackwater, que puso de nuevo encima de la mesa el género del folletín y logró que las seis novelas cortas que la conforman se colocaran en lo más alto de lo más vendido en la categoría de ficción.  

Puntualiza también la propietaria de Reno otro aspecto relacionado con la profesión de Frankl que podría haber ayudado al éxito: "No lo está contando cualquiera. Lo está contando un erudito y un profesional en el campo de la psiquiatría. No se deja llevar por la amargura ni el rencor. Antepone todo ese dolor a su deber como profesional. Se necesita mucha sangre fría para eso". La mirada del padre de la logoterapia atraviesa Auschwitz como con un bisturí, y disecciona las partes que dan sentido al conjunto como médico pero también como paciente, sin que la emoción del segundo se anteponga a la profesionalidad del primero.

El éxito de un libro como El hombre en busca de sentido es producto de una receta compleja en el que diversos ingredientes participan. El contexto en el que nos encontramos es el idóneo para que se escuche una voz como la de Frankl, mente preclara que ponía el foco precisamente en una materia que a muchos quita el sueño hoy día: el sentido de la vida. Y lo hacía poniendo en práctica sus métodos desde el borde del precipicio. Así y todo, no dejó que esos años de terrible dolor hicieran mella en su valor profesional. Lloró, sí, pero se enjugó las lágrimas y siguió escribiendo. Como resultado, la grandeza.