La escritora Nona Fernández. Foto: Marcelo Leonart

La escritora Nona Fernández. Foto: Marcelo Leonart

Letras

'Space Invaders', de Nona Fernández: retrato adolescente con la dictadura de Pinochet al fondo

La escritora chilena concentra un relato de iniciación y otro sobre la historia de su país en apenas noventa páginas, sin que ni uno ni el otro suenen a ya leídos

29 diciembre, 2022 04:00

“Que” y “Qué”, conjunción o pronombre, es el sonido que domina y arrastra cada frase contenida en uno de los breves capítulos que componen Space Invaders de Nona Fernández (Santiago de Chile, 1971). Son dos páginas, ubicadas en el cuerpo central de la novela, que no se limitan a desplegar un recurso retórico más o menos eficaz, sino que con él sintetizan la melodía de la historia mientras se está haciendo: porque esos “ques” y “qués” dan pie a informaciones confusas que llegan de segunda mano (“que parece que…”), preguntas que no pueden hallar respuesta todavía y órdenes que la autoridad lanza improvisadamente, a ciegas.

Space Invaders

Nona Fernández

Minúscula, 2022. 102 páginas. 16,50 €

Un remolino. Síntesis es aquí una palabra fundamental: mediante esta estrategia y otras muchas, a menudo de una mayor sutileza, Fernández concentra un relato de iniciación adolescente y otro sobre la historia de su país en apenas noventa páginas, sin que ni uno ni el otro suenen a ya leídos (o, al menos, no ya agotados).

Ubicada fundamentalmente entre 1980 y 1994, Space Invaders acompaña a un grupo de personajes en su paso de la infancia a la adolescencia, y a Chile en una escalada de violencia, dictadura, impunidad, desmemoria y memoria. Hay dos instituciones que median entre ellos y el devenir político de la Patria: la escuela y las familias. Dos instituciones tan grises y ambiguas como cualquier otra instancia de poder, cuyo peso recae en los jóvenes de un modo al principio confuso, pero que se irá esclareciendo a medida que ellos tomen conciencia de la realidad adulta y las herencias con que los carga.

Fernández alterna el descubrimiento del deseo o el amor con el de la violencia o la paranoia represiva del estado y el para-estado, dos ejes delicados de combinar que, si armonizan tan bien en Space Invaders, es gracias a la sutileza que mencioné antes. Y ojo: no hablo de “sutileza” para dejar caer un halago más o menos genérico y poco comprometedor, sino para resumir una trama muy elaborada de rasgos estilísticos, elipsis, silencios y cambios de perspectiva. Hablo de un trabajo de escritura minucioso donde el estilo también narra.

Tanto el título como la metáfora a la que alude me han dado mucho que pensar. Space Invaders fue un videojuego primitivo, muy popular en los 80, que consistía en disparar a unos espantajos extraterrestres que caían en cascada desde la parte superior de la pantalla. Fernández lo identifica con algunos objetos perturbadores (no spoilers) hasta convertirlo en analogía de aquello que destruirá la inocencia de sus personajes.

Con una trama muy elaborada, la autora ofrece un trabajo de escritura minucioso donde el estilo también narra

El hallazgo me encanta porque, sin necesidad de hacer explícita la más mínima pedantería, logra aglutinar el destino de sus personajes con el espíritu global de aquella década, que cabalgó entre la guerra galáctica del reaganismo y la fundación de una cultura masiva destinada a mitificar la juventud (con tanto éxito que las generaciones de Fernández y la mía se han mostrado incapaces de salir de ahí).

Además, leyendo desde España, se me ocurre que, para nosotros, Space Invaders no funcionaría como imagen de una amenaza inmediata (Pinochet, etc.), sino como trasunto de la victoria fácil y “moderna” en la que creímos, y que se reveló casi tan virtual como aquellos gráficos. La autora ha dado con una metáfora de potencia universal, pero modulable, en un libro contenido y evocador.