Nicole Krauss. Foto: Goni Riskin

Nicole Krauss. Foto: Goni Riskin

Letras

Nicole Krauss: cómo no escribir sobre el Holocausto

La objetividad de la escritura de la autora estadounidense y la nitidez de su pensamiento enriquecen los audaces relatos de 'Ser un hombre'

12 diciembre, 2022 00:54

Nicole Krauss (Nueva York, 1974), hija de madre británica y padre estadounidense, ambos descendientes de inmigrantes judíos de diversas geografías, no desea escribir sobre el Holocausto judío; más bien construye personajes que no saben cómo vivir con el peso de un legado de dolor y muerte. Aunque Ser un hombre es su primer libro de relatos, cada una de sus novelas ha ido subiendo su cotización. Traducida a cerca de cuarenta idiomas, con La historia del amor ganó el Premio Internacional William Saroyan de Ficción en 2008, y el Premio al mejor libro extranjero en Francia.

Ser un hombre

Nicole Krauss

Traducción de Rita da Costa
Salamandra, 2022
253 páginas. 19 €

Pese a las críticas ditirámbicas que recibió esta novela, algunos detractores la acusaron de ofrecer “una versión ligera del Holocausto”. No se entendió que los individuos particulares de las historias de Krauss, casi todos fronterizos y desarraigados, tratan de buscar en su interior un lugar de silencio donde el pasado y la memoria familiar no les derrote del todo. En la mezcla de humor, ternura y desolación, Krauss nos recuerda al Premio Nobel hebreo Isaac B. Singer.

La narradora del relato “Suiza”, nos hace ver esa complejidad: “Éramos judíos europeos, lo que equivale a decir que nos habían pasado grandes calamidades y que podrían volver a pasar”. De ese fatalismo tratan de escapar los personajes de Krauss en esta compilación de historias complejas, llenas de elipsis, de saltos en el espacio y en el tiempo. Las relaciones familiares y el destino de las generaciones anteriores flotan como una neblina en todo el conjunto.

De los diez relatos que componen el libro, en “Yo duermo, pero mi corazón vela”, confluyen la precisión del lenguaje que Krauss domina admirablemente, con una ambigüedad persuasiva. Aquí, el padre de la narradora ha muerto y ella ha heredado un piso en Tel Aviv. Cuando la hija se traslada desde Nueva York a la casa paterna se encuentra a un desconocido instalado allí. La presencia del extraño tiene un efecto intenso y misterioso en la narración. Estamos ante una escritora cultivada y metaliteraria que introduce elementos de la cultura en sus obras.

“Ver a Ershadi” arranca con una bailarina cinéfila fascinada por el actor iraní Homayoun Ershadi, en el filme El sabor de las cerezas, de Abbas Kiarostami. La obsesión por el rostro de Ershadi, la sutileza de un inexplicable encuentro en Japón, dejará al público lector en un estado de vértigo literario. Misterioso también el relato “Amour” cuya vaguedad temporal hace revivir el desgarro de las prisiones crueles, en cualquier época, en cualquier lugar.

Krauss construye personajes que no saben cómo vivir con el peso de un legado de dolor y muerte

En otros relatos se abre ante nuestros ojos un universo realista de personas de distintas procedencias y edades, en sus ámbitos íntimos. La prolijidad de las descripciones puede a veces caer en excesiva lentitud, pero las reflexiones de Nicole Krauss son siempre incisivas y sabias. A menudo los personajes de estas historias se plantean dilemas éticos que resuelven como pueden, como ocurre en el mundo real. Las relaciones sensuales forman parte de todos los hilos de estas escenas contemporáneas, pero también la conflictividad entre la generación mayor y los descendientes.

Las sombras del ayer sobrevuelan las historias, pero hay en los personajes una voluntad de avanzar, de respirar un aire más limpio y calmado. Esto se advierte en los contrastes entre los interiores de los hogares cargados de pasado, y las escenas en la naturaleza, junto al mar. La objetividad de la escritura de Krauss y su introducción de la ambigüedad en ciertos momentos, la fragmentación de la construcción y la nitidez del pensamiento, enriquecen estos relatos inteligentes y audaces.