Kiko Amat, autor de 'Los enemigos' (Anagrama). Foto: Cèsar Nuñez

Kiko Amat, autor de 'Los enemigos' (Anagrama). Foto: Cèsar Nuñez

Letras

Kiko Amat y las formas del odio

Convencido de haber odiado durante toda su vida, el periodista establece una tipología de inquinas en 'Los enemigos', un libro lúcido, aunque no exento de sentido del humor

8 febrero, 2022 03:35

Los enemigos

Kiko Amat

Anagrama, 2022. 152 páginas. 9,90 €

El periodista Kiko Amat (Barcelona, 1971) no está dispuesto a aceptar que el odio sustituye a la inteligencia. Incluso “la precede”, según argumenta en un pasaje de Los enemigos, un libro que reivindica la inquina sobre el rival o el “antípoda”. En un intento por comprender la enemistad, trata de esclarecer el misterio que hay detrás de una antipatía. Convencido de haber odiado durante toda su vida, hasta el punto de que todas sus creaciones están sometidas a una animadversión, estructura los capítulos del ensayo conforme a una tipología de enemigos.

Se puede odiar por motivos ideológicos, claro. También puede haber un rencor reservado durante años por una antigua jugarreta que alguien nos hizo. Incluso puede odiarse a la persona equivocada, nos dice Amat, o que el odio sea invisible. Lo que parece imperdonable es odiar a alguien por prejuicios y sin justificación alguna.

Ni siquiera un maestro, como él, en el arte de odiar. Es en este momento donde Los enemigos alza el vuelo. La pose de tipo vanidoso en las primeras líneas, no exentas de mordiente y luminoso sentido del humor, languidece en favor de la autocrítica. Lo más grato para el lector es que no parece impostada y, si lo fuera, Kiko Amat lo enmascara de forma magistral. Resulta incluso tierno cuando se muestra despiadado con él mismo.

En un intento por comprender la enemistad, el autor trata de esclarecer el misterio que hay detrás de una antipatía

Más allá del ejercicio de autoflagelación, hay una posición evidente contra la superioridad moral. En algunas escenas, desarrolladas bajo este pretexto, demuestra el narrador una habilidad especial para ensanchar una situación anodina hasta lo caricaturesco. Las anécdotas de su vida profesional o con su pareja y los recuerdos adolescentes se imbrican en este texto divertido y, al mismo tiempo, lúcido, en el que se desmenuza con todo detalle cada sensación y cada comportamiento odioso.