Bruno-Latour

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Letras

Bruno Latour y el fin del pensamiento clásico

Escrito como una elegante metáfora, el pensador francés nos invita en este ensayo a “desconfinarnos” de ciertas ideas hegemónicas

25 octubre, 2021 10:15

¿Dónde estoy?

Bruno Latour

Traducción de Juan Vivanco. Taurus. Barcelona, 2021. 176 páginas. 17,90 €. Ebook: 7,99 €

Más allá de los consabidos “diarios de la pandemia”, que han ido anegando con perseverancia las librerías en los últimos meses, el coronavirus también ha encontrado reflejo literario en ensayos de muchos de los pensadores más influyentes de la actualidad, como Michel Onfray, Byung-Chul Han o Slavoj Zizek. A esta corriente se une el filósofo, sociólogo y antropólogo Bruno Latour (Beaune, 1947), de quien el polémico esloveno ha asegurado: “el camino lo ha iluminado Latour, que acierta al recalcar que la crisis del coronavirus es un ‘ensayo general’ para el inminente cambio climático, que va a ser la próxima crisis”. Algo que el francés ya apuntaba en su anterior obra, Dónde aterrizar (Taurus, 2019), en la que centraba su atención en la actual era del Antropoceno y en la crisis ecológica que estima el mayor desafío de nuestro futuro.

Explorando esta vía continúa el influyente pensador en ¿Dónde estoy?, un accesible y pertinente ensayo, cuajado de estimulantes reflexiones, que funciona como una invitación a “desconfinarnos” de ciertas ideas que han conformado el pensamiento occidental de los últimos siglos, tales como el mito del progreso o el dominio de la naturaleza.

Estableciendo un fecundo paralelismo con el relato La metamorfosis de Kafka, el pensador construye capítulos breves pero certeros en los que asume el coronavirus como una consecuencia, un aviso más, del peso que la Tierra y su sostenibilidad tendrán en todos los aspectos, de la geopolítica a la vida cotidiana, de las próximas décadas.

Hemos sentido una sospecha generalizada sobre la conveniencia de volver a las cosas como eran”, escribe. Una intuición que juzga preclara ya que un regreso al mundo de 2019 es imposible… e indeseable. En resumen, y como reza una de sus más famosas frases: “No defendemos la naturaleza, somos la naturaleza defendiéndose”.