17-Manuel-Julia

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Letras

Manuel Juliá, perderse en la memoria

En los versos de 'Madre', el autor entrega su escritura a la memoria a la vez que explora su propio yo, hacia quien fue y quien es

15 marzo, 2021 09:40

MadreManuel Juliá

Hiperión. Madrid, 2021. 152 páginas. 15 €. Ebook: 12,99 €

Cuenta el autor en un epílogo que cuando se puso a escribir este libro no sabía “si sería un libro de poemas o una novela”. Tras leerlo es tanto una cosa como la otra. En Madre Manuel Juliá (Puertollano, Ciudad Real, 1954), de amplia trayectoria periodística y al que se deben libros de poesía, narrativa y ensayo, entrega aquí su escritura a la memoria, al recuerdo evidentemente de su madre, pero también a los propios, para darle salida en una colección de textos, unos en prosa, otros en verso, en los que se reconstruye una vida, la suya, la de otros, la de las cosas y sucesos del pasado.

Una memoria de la que al final se dice, dirigiéndose a su madre “Mañana será fiesta en nuestra memoria. / Nos veremos en ella”. Esa fiesta, que es de resurrección, no puede tener lugar en ningún otro sitio más que en la palabra vertida en las páginas de este libro. Una palabra dictada por la emoción que los recuerdos producen al revivirlos en aquella.

Los textos se ordenan cronológicamente, desde la madre despertando al niño para ir al colegio a la escena final en la que se da cuenta de los últimos instantes de vida de ella, si bien la muerte está presente desde casi el inicio del libro. El yo que habla se encuentra con la muerte, quien le dice “que le siga”. Viaje a un más allá que le permite escribir “Mi muerte que me habla cuando aún estoy vivo”. Una muerte a la que le pide no que lo lleve al lado de la madre, sino que le deje hablar “al vacío con la memoria”; así, la muerte ejerce de musa moderna.

Las figuras familiares, el tiempo de la niñez, la vida cotidiana de la época —la máquina de coser Singer, el brasero, el Dauphine Gordini, etc.— y años posteriores…, todo va quedando registrado en un decir lejos de lo retórico, como si la emoción dejase fluir a la palabra llana como forma que le dará valor de verdad.

Este viaje al pasado no es solo un trayecto a recuperar lo ya ido y perdido para siempre salvo en la forma fantasmal de la memoria, sino que es además una exploración hacia el propio yo, hacia quien se fue y quien se es: “llamo a una puerta y me recibe mi infancia / y ya no sé quién soy”. Es más, la reflexión adquiere tono metafísico: “viajo […] hacia lo que fue antes de ser”, lo que otorga un nuevo plano de profundidad a esta palabra, juego de lo perdido y lo hallado.