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Letras

El manifiesto del inmigrante de Suketu Mehta

'Esta tierra es nuestra tierra' ofrece un correctivo a la versión oficial de quiénes son los inmigrantes y demuestra que la migración es heredera directa del colonialismo

17 febrero, 2021 07:23

Esta tierra es nuestra tierra

Suketu Mehta

Traducción de Aurora Echevarría. Literatura Random House. Barcelona, 2021. 352 páginas. 21,90 €. Ebook: 9,99 €

En casi cualquier otro país de la tierra, los centroamericanos que intentan alcanzar la frontera sur de Estados Unidos serían considerados refugiados, denominación que les garantizaría protección en virtud de la legislación internacional. Pero allí son simples migrantes obligados a luchar desesperadamente para tener la posibilidad de cruzar la frontera y quedarse en el país. Estos juegos lingüísticos abundan en la actual guerra contra la emigración y contra los emigrantes. ¿Es un muro fronterizo o una valla fronteriza? Los adolescentes que huyen, ¿son víctimas de la violencia de las bandas o delincuentes? La tela metálica que separaba a los hijos de sus padres, ¿era una jaula o una celda? “La etimología es el destino”, afirma Suketu Mehta (Calcuta, 1963) en Esta tierra es nuestra tierra. Manifiesto del inmigrante, un penetrante relato sobre la migración pasada y presente. La categoría que se asigna a una persona en la frontera —solicitante de asilo, refugiado, emigrante forzoso, emigrante económico, expatriado, ciudadano— está determinada por su lugar de procedencia, y a su vez decidirá su suerte e, incluso, su supervivencia o su muerte.

En estos tiempos de brutalidad retórica y política contra la emigración, Esta tierra es nuestra tierra ofrece un correctivo meticulosamente investigado y hondamente sentido a la versión oficial de quiénes son los emigrantes de nuestros días, porqué vienen, y qué fuerzas económicas e históricas los han impulsado a abandonar sus hogares y trasladarse a tierras lejanas. Somos, y siempre hemos sido, un planeta en movimiento, señala Mehta. Sin embargo, entre 1960 y 2017 la emigración se ha triplicado, y con las guerras, el cambio climático y la desigualdad de ingresos, la emigración masiva no hará sino empeorar.

"En el siglo XXI, la humanidad de una persona se define por su nacionalidad", afirma Mehta. Y su probabilidad de morir también. La familia del propio autor emigró de India a Nueva York en 1977, cuando él era niño. En el barrio de Jackson Heights, en Queens, Mehta formaba parte de la llamada "minoría modelo" de ingenieros y médicos indio-estadounidenses, lo cual, sin embargo, no los libró, ni a él ni a su familia, de las humillaciones asociadas al hecho de ser un recién llegado (y de piel oscura) a Estados Unidos. Un profesor lo llamó "pagano", y durante la crisis de los rehenes de Irán, un compañero adolescente le gritó, “P… ayatolá!" cuando él y otro estudiante indio del instituto pasaban a su lado. "Somos indios", replicó Mehta. "¡P... Gandhis!", gritó el chico.

'Esta tierra es nuestra tierra' ofrece un correctivo hondamente sentido a la versión oficial de quiénes son los inmigrantes

Mehta nos presenta a otros emigrantes menos afortunados que él, personas que se juegan la vida en el desierto, en una pequeña embarcación en el Mediterráneo, o incluso en las alturas de la ciudad de Tánger saltando de tejado en tejado para huir de la policía. "Uno de ellos no lo consiguió. Cayó al callejón y murió", cuenta el autor. Emigrar es arriesgarlo todo. También nos lleva al llamado Parque de la Amistad, en la frontera entre California y México, donde los miembros de una familia pueden verse a través de una tela metálica. “Hay un sitio semioculto”, describe Mehta, “donde acaba una sección de la malla lo bastante grande para deslizar por él parte de la palma de la mano, cuatro dedos hasta los nudillos”.

La lectura de Esta tierra es nuestra tierra es como un apasionado curso sobre emigración que pone al descubierto con punzante claridad los orígenes de la emigración masiva. A la pregunta de por qué un emigrante abandonó su hogar, alguien podría responder: por la violencia de las bandas, la sequía, las inundaciones, la guerra, la falta de ingresos. Mehta se remonta más atrás, hasta unas causas más profundas. El libro argumenta convincentemente que la emigración contemporánea es descendiente directa del colonialismo. Los occidentales robaron el oro, los cultivos industriales y los seres humanos de los lugares de los que ahora huye la gente en masa. Las personas emigran, afirma Mehta, “porque la carga acumulada de la historia ha vuelto su tierra natal cada vez menos habitable”

¿Cómo cuantificar lo que se debe? El autor ofrece algunas cifras para empezar. La cantidad de plata embarcada entre 1503 y principios de la década de 1800 "equivaldría a una deuda de 165 billones de dólares que Europa tendría actualmente con Latinoamérica". Este modelo extractivo no se ha reducido con el tiempo, como tampoco la violencia a gran escala que propicia. Mehta informa de que, cada día, 700 armas cruzan la frontera de Estados Unidos en dirección a México, donde se venden al triple del precio en su país de origen. Eso por no hablar del cambio climático: el enriquecimiento de los países más acaudalados está destruyendo el planeta, mientras los más pobres sufren las peores consecuencias.

Este libro argumenta convincentemente que la emigración contemporánea es descendiente directa del colonialismo occidental

En gran parte, Esta tierra es nuestra tierra es un alegato a favor de las reparaciones. Mehta señala que "el 40% de las fronteras nacionales del mundo actual fueron trazadas tan solo por dos países: Gran Bretaña y Francia". ¿Qué impide que exista una fórmula, como el impuesto sobre el carbono, por la cual se exija a los países ricos que acojan a un número de emigrantes proporcional a la riqueza robada por esos mismos países y a su contribución al cambio climático? "Si los países ricos no quieren que los pobres emigren, hay otra solución", propone el escritor: "Pagarles lo que se les debe".

Mehta empezó su libro a raíz de las elecciones estadounidenses de 2016. El autor confiesa que fue “escrito con dolor y rabia, pero también con esperanza”. El libro se puede interpretar como una diatriba bien argumentada, catártica y abundantemente documentada en respuesta a la grandilocuencia y la crueldad del gobierno de Trump.

La retórica contra los emigrantes es tan descarada que resulta difícil no dejarse arrastrar a una pelea en el barro. La mayoría de las veces, sin embargo, Mehta está por encima de esto, y hace una sólida defensa económica a favor de más inmigración. Lejos de ser un lastre, los emigrantes aportan tanto a los lugares que abandonan (en forma de remesas) como a los que van. Representan el 3 % de la población del mundo, pero generan el 9 % de su PIB. De hecho, insiste el autor, “para muchos países, los emigrantes son el futuro de la nación. El ejército de emigrantes que está llegando a sus costas en realidad es una flota de salvamento”.