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Letras

La vida samurái de Julia Sabina

La escritora debuta con 'Vidas samuráis', un relato generacional vital y romántico

8 febrero, 2021 09:18

Vidas samuráis

Julia Sabina

Destino. Barcelona, 2021. 304 páginas. 18,90 €. Ebook: 8,99 €

Lo poco que sabe de los samuráis Maribel, la joven protagonista de esta primera novela, es que son guerreros, carecen de hogar y viajan para instruirse. Suficiente para sentir que estas tres acciones protagonizan ese momento puntual de su vida. No hay nada sorprendente en el boceto de su historia: un año después de acabar Historia del Arte en Madrid, donde vive, dolida y confusa tras una ruptura sentimental y desorientada frente a inexistentes expectativas, decide reiniciarse en una batalla personal por encontrarse más allá del mundo conocido.

Esa es la idea que impulsa el debut narrativo de Julia Sabina (Madrid, 1982), quizá inspirada en la necesidad de compartir lo vivido (estudió Comunicación y Estudios Cinematográficos en París) y lo aprendido desde su actual perspectiva, la de profesora de Comunicación en la Universidad de Alcalá de Henares, ángulo desde el que puede fabular el estado de ánimo de jóvenes obligados a proyectar su horizonte lejos de casa.

Lejos de poner el acento en el drama, la novela emplea los recursos de una comedia francesa vital y romántica

Su novela lanza así un guiño de complicidad hacia quienes miran con desánimo su futuro. Pero lejos de poner el acento en el drama se arriesga a escenificar la situación con los recursos de una comedia francesa, vital, con acción continua e incesantes cambios de plano. Un relato que bebe de situaciones y personajes con los que empatizar de inmediato, ambientado con rigor y tejido con acertada dosis de narración y diálogo. No hay enredo pero sí ingredientes que lo aproximan a las comedias románticas.

Su voz suena fresca y cercana. Nos llega su ingenuidad cuando se confiesa convencida de que una tesis doctoral sobre la “Heurística de la paradoja de capitalismo artístico y la Torre Eiffel” le abriría la puerta al mundo. Y cierto que, sin saber francés, ni conocer París, ni saber dónde va a sostener esa tesis, consiguió una beca que le permitió instalarse en la localidad francesa de Lille, donde empezaron sus verdaderas tribulaciones. Por un lado atender la urgencia de lo inmediato: buscar piso para sentirse integrada en “la verdadera Francia”, adaptarse a quienes se cruzan en su camino, animando la realidad tan dispar del paisaje humano del relato.

Por otro, afrontar temores nuevos, giros inesperados. Su relato lo registra todo, incluso las citas que van saltando de sus lecturas a su vida, como la de Camus, por ejemplo, “no conozco más que un deber y es el de amar”. Citas que trascienden lo anecdótico. O referencias como la película de Godard, Al final de la escapada, que le animó a pedir la beca porque en algún momento se vio como la americana que vendía periódicos por los Campos Elíseos. Por eso el cartel decora los pisos que ocupa, le recuerda que tiene que seguir peleando, como corresponde a una verdadera samurái.