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Letras

El último vuelo de John Ashbery

Los cincuenta y seis poemas de 'El alboroto de los pájaros' cierran la obra literaria de uno de los poetas estadounidenses más influyentes del siglo XX

13 enero, 2020 02:35

El alboroto de los pájaros. John Ashbery.

Traducción de Eduardo Iriarte. Visor. Madrid, 2019. 206 páginas. 14 €

John Ashbery (Nueva York, 1927-2017), que en 1976 ganó el Premio Pulitzer con Autorretrato en espejo convexo, es uno de los poetas norteamericanos más influyentes del siglo XX. Se le incluye en la categoría de autores clásicos. Además de ensayos, su obra engloba una novela, veintiocho poemarios y tres piezas de teatro.

El alboroto de los pájaros es el último conjunto de versos que publicó Ashbery. El libro ha sido prologado y traducido al español por el escritor Eduardo Iriarte. Al final de las siete páginas de su introducción, Iriarte considera que los lectores deberían sumergirse en un universo poético para el que no sirven las ideas preconcebidas. Esta sugerencia se comprende con el inicio de la lectura del poemario. Entre burlas, pavadas y miriñaques, el poeta describe un barranco íntimo: “El miedo era un leve llamear en el horizonte”. Cita a músicos (Carissimi, Charpentier, Gluck) y literatos (Webster, Corneille, su admirado Shakespeare). Otras compañías humanas reciben un trato irónico. Un fraile enojado, una chica con casulla o un editor presumido forman parte del desfile de seres excéntricos. Las conexiones imprevistas se suceden: un ancla lesbiana, una torre de vainilla, brevas filológicas, alerces favorables.

La fina mordacidad de Ashbery está presente en casi todas las composiciones de El alboroto de los pájaros. La libertad del escritor consigue que el pudin maúlle, que una mujer sosiegue “el limpio barro”, que las hormigas se apoderen del pulso de la tierra, que el reloj rebase el tiempo. Frente a esta libertad, el significado de los versos es a veces escurridizo. Los juegos verbales y una sintaxis peculiar crean cierto hermetismo. Existen varias pistas transparentes: sabemos que el poeta alude a su hermano fallecido en la niñez. En líneas rebosantes de ingenio, expresiones coloquiales y niebla, unos vagabundos perdidos que “despliegan papiros de piedad” se encuentran con el hombre rico “amarrado a un acordeón”. Como en los demás libros del autor, resalta el ritmo singular de su escritura. El ensayista Stephen Koch se ha referido a este ritmo de los poemas de Ashbery. Menciona “una ola entre cimas de claridad viva y sequías acuáticas de oscuridad y languidez”.

Los cincuenta y seis poemas de El alboroto de los pájaros cierran la obra literaria de Ashbery. Lo hacen de manera coherente con la escritura del autor. Opino que la originalidad es su principal característica. Y deben destacarse los méritos de la traducción de Eduardo Iriarte.

@FJIrazoki